SEMBLANZAS V. BOB DYLAN (SEGUNDA PARTE)
SEMBLANZAS V.
BOB DYLAN
SEGUNDA PARTE
Entonces
salió Slow Train Coming (agosto de
1979). Compré el vinilo inmediatamente, ansioso de seguir la carrera en vivo y
en directo de Bob Dylan. Esto era algo que no te podía suceder con Erik Satie ni con Shostakovich, ni siquiera con Miles Davis (Miles Davis todavía estaba vivo pero era tan
mayor y tan legendario que era como si estuviese muerto). Tal vez Dylan fuera
una suerte de Beethoven del siglo XX.
Examiné el
disco como me había enseñado Javi Marcos: Sin apartar los ojos de la aguja del
tocadiscos y escuchando cada una de las sílabas y cada una de las notas. Por
suerte, las letras aparecían en el sobre del disco y resultaban fáciles de
entender. El que no aparecía era el mismo Dylan aunque me hubiese gustado ver qué
aspecto tenía a sus 34 años. - Les cedía la carátula, la imagen a los
constructores del ferrocarril norteamericano y era fácil imaginarse que el
obrero con sombrero que en primer término levanta su zapapico o su pico para ir
poniendo traviesas, era el mismo Bob Dylan.
El zapapico tenía forma evidente de cruz y se sabía que Dylan -de origen judío- se había convertido recientemente a una
secta evangelista y había tenido un encuentro en un hotel con el Espíritu de
Cristo, que le había salvado de la muerte y de la degradación.
El disco
no me gustó: Menudas tonterías decía Dylan: "El
hombre puso nombre a los animales/. In
the beginning/. In the beginning..." Pues muy bien. Menuda
chorrada de letra. Partía de la idea evidentemente estúpida de que Adán hablaba
en inglés in the beginning. La tonadilla
mántrica de mr. Dylan era bastante pegadiza y sonaba en todas las radios y en
todo local público con hilo musical:
He saw an animal leavin’ a muddy trail
Real dirty face and a curly tail
He wasn’t too small and he wasn’t too big
“Ah, think I’ll call it a pig”
Real dirty face and a curly tail
He wasn’t too small and he wasn’t too big
“Ah, think I’ll call it a pig”
¿Qué quería decir? ¿Por qué a la
gente le gustaba tanto una canción que contenía ripios evidentes como "he wasn´t too
small and he wasn´t too big/ ´Ah, think I´ll call it a pig' ".-
Como si el hecho de que no fuera ni muy pequeño ni muy big, constituyera una razón de peso para llamarlo pig. -Qué bien- . Dylan maduro ofrecía
un chisporroteo interminable de rimas tontas con bear, sheep, cow, bull y pig
en una letanía larguísima que parecía destinada al parvulario que aprende con
dibujos los nombres de los animales.
Man Gave Names
to All the Animals |
El
hombre puso nombre
a todos los animales |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
|
He saw an animal that liked to growl,
Big furry paws and he liked to howl, Great big furry back and furry hair. "Ah, think I'll call it a bear." |
Vio
un animal que le gustaba gruñir
Grandes garras peludas y le gustaba rugir Con un gran lomo y abundante pelo. “Ah, creo que le llamaré oso”. |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
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He saw an animal up on a hill
Chewing up so much grass until she was filled. He saw milk comin' out but he didn't know how. "Ah, think I'll call it a cow." |
Vio
un animal en lo alto de la colina
Masticando hierba hasta hartarse Vio que salía leche pero no supo cómo. “Ah, creo que le llamaré vaca”. |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
|
He saw an animal that liked to snort,
Horns on his head and they weren't too short. It looked like there wasn't nothin' that he couldn't pull. "Ah, think I'll call it a bull." |
Vio
un animal que le gustaba resoplar
Cuernos en la cabeza y no eran cortos No parecía haber nada que no pudiera derribar “Ah, creo que le llamaré toro”. |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
|
He saw an animal leavin' a muddy trail,
Real dirty face and a curly tail. He wasn't too small and he wasn't too big. "Ah, think I'll call it a pig." |
Vio
a un animal salir de una senda fangosa
Cara muy sucia y cola rizada No era muy grande no era muy pequeño. “Ah, creo que le llamaré cerdo”. |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
|
Next animal that he did meet
Had wool on his back and hooves on his feet, Eating grass on a mountainside so steep. "Ah, think I'll call it a sheep." |
El
siguiente animal que encontró
Tenía lana en el lomo y pezuñas en los pies Comía en una ladera muy escarpada “Ah, creo que le llamaré oveja”. |
|
Man gave names to all the animals
In the beginning, in the beginning. Man gave names to all the animals In the beginning, long time ago. |
El
hombre dio nombre a todos los animales
En el principio, en el principio El hombre dio nombre a todos los animales En el principio, hace mucho tiempo. |
|
He saw an animal as smooth as glass
Slithering his way through the grass. Saw him disappear by a tree near a lake . . . |
El
vio un animal tan alisado como el cristal
Deslizándose por la hierba Lo vio desaparecer tras un árbol, cerca de un lago... |
http://www.goddylan.com/Letra_ManGaveNamestoAlltheAnimals.htm
Qué
decepción. Eso me pasaba por abandonar mis bellos proyectos de estudio sobre Mozart y
comprar esta carísima actualidad de Bob Dylan
en vez de seguir escuchando todas las óperas de Mozart y aprendiéndomelas de
memoria. Como Dylan es una estrella del pop, del rock, del jazz-rock, del christian-reborn-rock o del blues-rock o
de cualquier cosa que rime en -ock, sus discos recién editados y vendidísimos
son bastante caros. -Me ha costado una pasta. - En cambio, en la tienda de
discos de Cuatro Caminos, tan pequeña como un cuarto de baño pero con millares
de vinilos y de cassettes a buen
precio, he encontrado una selección de Las Bodas de Fígaro por 200 pesetas. - He hecho mal en
descolgarme de la cultura y tirarme al barro, al pop, al rock, o como quieran
llamarlo.
-
Por pura inercia seguí analizando el disco tema a tema y oyéndolo
sistemáticamente. ¿Qué le encontraba Tomás a Dylan? ¿Por qué le gustaba tanto?
Cantaba como si estuviese constipado o tuviese el hocico de un oso hormiguero.
Era normal que con semejante nariz tuviese la voz nasal. Su grupo incluyendo a Mark Knoffler
sonaba horriblemente mal, como una panda de colgados que han ensayado dos o
tres veces en un garaje y han hecho el disco de cualquier manera. Se comentaba
que lo habían grabado en cinco días, en un par de horas. Y desde luego que se
notaba. Vaya churro el nuevo disco de Dylan.-
Ni siquiera a Tomás Marcos -que ya era un
dylanita incipiente- le gustaba. - Javi Marcos
sencillamente se reía si le preguntabas qué le había parecido lo de Dylan, y seguía entonando las cantatas de Bach en la interpretación de Gustav Leonhardt mientras sostenía la
funda del disco Die
Kunst der Fuge.- Por su parte, Carlos ni siquiera sabía muy bien quién era Dylan, en cambio conocía las canciones
de Jacques Brel
y podía detallarte en qué año grabó Carlitos Gardel el tango Malevaje o cualquier otro.
Las
únicas cosas modernas que nos gustaban en música eran los antiguos o los retros
como el grupo español que tomaba el nombre de ese tango.
El
disco Slow
Train Coming no me gustó a mí ni a mis amigos ni a mi hermano Juan. Pero como había costado más de mil
pesetas de las de entonces, procedí a escucharlo y a digerirlo con todas sus
letras y mensajes. Se suponía que Dylan era un cantautor y que lo importante
era el mensaje.
Los mensajes eran de una
intolerancia descomunal. A Dylan se le había ido la olla hacía mucho tiempo y
cada vez estaba peor. Si es que alguna vez en su más lejana juventud de
vagabundo, estuvo bien, cosa que dudo. Dylan tenía la lengua viperina, y una
acrimonia con muy muy mala sombra cuando
te entretenías en traducirlo y desentrañar sus cantinelas de 7 o de 17 minutos;
a sus historias no se les veía el fin; una vez había cubierto toda una cara de un LP
con una sola canción-mamtram
orientada a recuperar a la Sad-Eyed-Lady-of-the-Low-Lands.
Las canciones de Dylan eran más largas que el Mahabharata.
No se entendía qué querían decir pero estaban atravesadas en sus cacofonías por
corrientes de pasiones delirantes y tremendamente negativas. Tenían razón los
de Massachusetts y los del Smithsonian: debían ponerle una camisa de fuerza e
internarle por la fuerza en un manicomio de lujo donde no moleste más ni haga
más daño.
Sin
embargo las tonadillas pegadizas se te pegaban al recuerdo y te pasabas todo el
día sin darte cuenta canturreando en tu cabeza la tontería del "In the
beginning, in the beginning". Con fría antipatía y cierto
aturdimiento memoricé sin querer las cuatro o cinco largas estrofas del
Bautismo de Animales. Era un chiste. O quizás un acertijo ese final:
"Él vio un animal
tan liso como el cristal
Deslizándose por la
hierba.Lo vio desparecer detrás de un árbol
cerca de un lago..."
Era una canción muy desagradable y su final o moraleja no
aclaraba nada y dejaba malas sensaciones. Tal vez el señor Dylan no había sabido cómo terminar su lección de
Zoología en el Génesis y se había inclinado por dejarla sin terminar, por
dejarla coleando en un finale de
adivinanza para escolares básicos:
Sí, el
Animal sin Nombre es la Antigua Serpiente: ¿Qué otra cosa podría ser esa lisura
que se desliza a través de la hierba? Algo bello y malvado como el cristal. Y
que desaparece detrás del árbol.
-
¿Qué tipo de árbol, Bob?
-Pues el Árbol del Bien y del Mal,
el llamado Árbol de la Ciencia, naturalmente.
- Y el lago, Bob? ¡No me jodas que viste un lago en el Paraíso, Bob!
-Sí, tío, sí, lo vi. Pero no estoy seguro de que se tratase del verdadero paraíso...
- ¿No estás seguro, Bob?
-No, de veras no lo estoy.
- Estás un poco confuso, verdad? Porque no sabes qué has querido decir.
-... Sí, eso es.
El animal al que el hombre todavía no dio
nombre es la Muerte y el Pecado, el Espíritu en el Agua, la Chica de la Piscina,
la Cocina del Infierno, el Genio de la Lámpara, el Monstruo del Lago Ness, una
emisión de esperma, cualquier cosa que se te pueda ocurrir y que te aterrorice
si lo ves serpenteando por ahí, entre la hierba, buscándote los tobillos,
mordiéndote el calcañar.
El Señor Dylan
se había puesto muy pero que muy religioso. Se había aprendido la Biblia
del Rey Jaime de pe a pa y podía recitártela versículo a versículo y en
el orden que quisiera. Aparte de esta versión evangelista de las Sagradas
Escrituras, Dylan
había estudiado por su cuenta otras mil cosas y podía contar con
detalles cómo fue la batalla de Gettysburg
y por qué la perdieron los del Sur. Estaba aferrado como una lapa a su
nueva secta y debíamos aguantarle este ríspido disco porque no había forma de
aplacarle y ahora con humor de perros y una agresividad nada cristiana decían
que en los conciertos no cantaba sino que se dedicaba a soltar sermones más
largos que el discurso de Fidel Castro en la ONU. A los incautos que habían
pagado por oírle cantar, les endosaba unos sermones morales que duraban 4 ó 5
horas. Les insultaba y les llamaba cobardes por no seguir el Espíritu de Cristo. La gente, sus
fans se sentían fatal y abandonaban el
local llorando.
Durante
algunos años, y después de este irritante encontronazo con su primer disco de
"renacido" ( a los que seguirían Shot of Love y Saved,
tal vez las peores producciones de Dylan; el rigorismo religioso
parecía haberle embrutecido), estuve bastantes años sin querer saber nada de
aquel poeta infernal y diabólico que encima se hacía el cordero diciendo que
ahora era cristiano. Pues menudo cristiano:- Su música y sus actitudes me ponían la carne
de gallina. El sentimiento principal que Dylan
me inspiraba era de pánico. Si me lo hubiese encontrado en una calleja
desierta, creo que me habría cagado de miedo. No entendía qué es lo que quería
ni lo que pensaba ni lo que nos demandaba. Durante 15 años no quise saber nada
del señor Zimmermann y su extraño mundo.
Sí, hasta
que reapareció en 1995.- Quiero decir que reapareció
en mi vida; de los escenarios y de los altavoces del planeta no se había
ido nunca. Lo recuerdo perfectamente.
Sin
embargo, de vez en cuando el viejo Bob seguía apareciendo en la tele haciendo
alguna payasada ininteligible, cantando algo desconcertante y absurdo como
siempre, la banda sonora de una película como Cold Irond Bounds, que empezaba
con la directa y llana confesión de la enfermedad mental irreversible de Bob Dylan:
"I begin
to hear voices and there´s no one aorund..." El resto de la
canción no te permitía tranquilizarte ni sacar una conclusión. "I’m beginning to hear voices and there’s no one
around
Well, I’m all used up and the fields have turned brown
I went to church on Sunday and she passed by
My love for her is taking such a long time to die..." En todo caso desearle a Bob un pronto internamiento en un frenopático donde le cuiden y le dejen cantar hasta que se muera.
Well, I’m all used up and the fields have turned brown
I went to church on Sunday and she passed by
My love for her is taking such a long time to die..." En todo caso desearle a Bob un pronto internamiento en un frenopático donde le cuiden y le dejen cantar hasta que se muera.
No quería
seguir su carrera ni sus progresos en los años 80 pero era inevitable
encontrarse a Dylan hasta en la sopa mientras yo trataba de encerrarme en mi
cuarto para escuchar todas las óperas de Wagner empezando por Los Maestros Cantores de Nuremberg, pasando por el
coñazo de El
oro del Rin para desembocar en Tristán e Isolda
y de nuevo en el coñazo de Parsifal.
-Ya había escuchado sin moverme ni hacer otra cosa todas estas obras en las
tardes sin fin de mi adolescencia. También oía a Gustav
Mahler, probablemente el más vulgar de todos los músicos de su
tiempo.
Mientras
yo me hacía mayor de edad y me iba a Madrid a estudiar, Dylan seguía sacando discos.
Como un loco. A un ritmo de uno al año por lo menos. Y yo seguía comprándolos
todos para asegurarme que Dylan estaba instalado en un proceso
degenerativo irreversible tanto a nivel artístico como humano, era un verdadero
milagro que no se lo hubiesen encontrado reventado en la cuneta de alguna carretera de Arizona,
eso demostraba en cierta manera que Dylan era un Profeta, un Elegido de Dios. La
suya con Dios era una relación tensa y rozando lo histérico. Dylan
estaba muy mal y cada vez estaba peor.
Sin
embargo era un cantante famosísimo. Se ha dicho que era más famoso que Jesucristo porque había lugares y gentes
que no conocían a Nuestro Señor Jesucristo
y sin embargo sí conocían a Bob Dylan. Al parecer la anécdota sucedió en
un hotel de Tucson cuando Dylan bajó la
escalera principal del lobby del hotel acompañado de Jesús Nuestro Señor (con quien había tenido un encuentro real en su habitación)
y unos clientes de etnia Comanche preguntaron al recepcionista quién era ese
ser luminoso y triste de pelo rubio que caminaba al lado de Bob Dylan.
Pues aquellos Comanches culturalmente primitivos pero ricos gracias al
narcotráfico del peyote, habían visto por televisión a Dylan pero no habían sido nunca
evangelizados por los sacerdotes y predicadores católicos ni sabían siquiera el
nombre de Jesús el Cristo.- Y también se cuenta que en aquel momento y lugar Bob
perdió los nervios y dio una paliza tremenda a los Comanches siendo secundado
por sus 72 escoltas (ex-miembros del Mossad) que casi los dejaron medio
muertos.
No, a Bob no
le gusta que comparen su fama con la del Hijo de Dios. Bob
es solo su vocero. Y nada menos que eso.
A lo tonto
yo llevaba merodeando en los jardines cerebrales del genio de Duluth, del
Gigante del País de los Gigantes, del minnesinger
de Minnesotta desde hacía una década. Formaba parte de mi memoria. Sus jingle y sus jangles como las de Mr. Tambourine se te quedaban adheridos al
hipotálamo como una substancia pegajosa y perdurable.
Desde 1980
a 1995 lo oí pero no quise detenerme a escucharlo de verdad; es decir, mirando la aguja del tocadiscos y sin hacer
ninguna otra cosa. Solo compraba el material que Dylan iba sacando, por
mantenerle vigilado en su larga decrepitud, admitida hasta por los más
extremistas dylanitas.
- Pero
entonces, en la primavera de 1995, mi vida de repente cambió y lo hizo bajo la
música soñolienta y crépusculaire de Desire.
Igual que había empezado.
Lo que había ocurrido es que había perdido al Amor de mi
Vida, a la Duende después de cuatro o cinco años de tempestuosas relaciones que
nos habían llevado de aquí para allá.
Ahora, en
la primavera del 95 hice mi equipaje y abandoné la bella casa de campo que
compartía con mi pareja en Huerta Nueva para -aterrado al principio- irme a vivir solo. Pero según pasaron los
meses en mi apartamento de soltero de Punta Doncella mi nueva soledad me empezó
a parecer menos trágica... - La bahía de Algeciras lucía como una caja de joyas
desde la altura de Estepona. - Manadas de chicas bonitas, bien vestidas y bien
perfumadas acudían todos los fines de semana y hasta todos los días lunes al
Puerto en busca de una aventura sexual completa. - En mi aparato de música con
altavoces de madera de roble sonaba una y otra vez Desire
de Bob
Dylan despepitándose en raras rimas
sin sentido sobre Mozambique o llorándole a Sara. - (Desde luego
el señor Dylan
conocía mejor a su ex-mujer que las circunstancias socio-políticas de
aquella lejana isla del Sur de África; Mozambique a Dylan y a su amigo, les
importaba una mierda).
Sin
embargo me llevaría años enterarme de la gestación real de aquel disco que
siempre ponía Juan Alcázar en su casa 15 años
atrás. En principio me creí que Dylan era tal y como se presentaba en la
portada: Una especie de trampero de Wisconsin. - Por supuesto montaba a caballo
igual que Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui, Víctor
Jara, Carlos Gardel o Chavela Vargas.
Era un "hombre de a caballo" como aquellos cantantes folk. -Y, por
supuesto, llevaba revólver. Dylan era a
sus 30 años un extraño pistolero-músico, un millonario revolucionario: andaba por las calles en un Buick del 57
recogiendo a todas las chicas guapas a las que veía con un violín o con
cualquier otro instrumento musical y se las llevaba al estudio de grabación. -Juntó
así, según dicen, a más de 300
instrumentistas y los emborrachó para hacer la toma de Rainy Day Women, el comienzo
enloquecedor de aquel laberinto de temas, engendros de una mente enferma.
Y estaba
también la canción más zíngara del zíngaro zíniko y burlesque Dylan. Una canción que llevaba un título prosaico o
cotidiano: Una
taza más de café antes de que me vaya.- Aquí Bob -si es que era Bob el
protagonista y no un personaje de ficción- se encontraba atrapado en el
laberinto de la bohemia y de la lujuria: - La madre de la gitana de la que se
ha encaprichado, echa las cartas y lee el futuro. La gitana con la que anda
liado Dylan, -como Ulises en la isla de Calipso- , tiene el
vientre de bronce y sabe lanzar los
cuchillos. -El padre es un energúmeno que siempre vocifera por un nuevo
plato de comida.- Dylan comprende que por
muy atractiva que le resulte la gitanilla, -atracción
puesto que no siente por ella ni amor ni
afecto- debe largarse cuanto antes. -
El clima de la canción es de hechizo y de mal rollo. Pero a Dylan le gusta adentrarse en las cavernas donde
depositan sus excrementos los murciélagos: con gran humildad pide quedarse un ratito más y
lo hace pidiendo otra taza de café.
-One more cup of coffee era sin duda la
mejor letra de Bob Dylan pero...también la más estúpida. Al final , se
convertía en un acertijo, en un puzzle si te parabas a escucharla. Y te acababa
doliendo el estómago.
Menos mal
que con los CDs era más fácil saltarse ciertas canciones como el asperísimo Hurricane: Un vociferante y ya no nasal sino
gangoso Dylan, un Bob
muy pero que muy cabreado les leía la cartilla a todas las instituciones
públicas y privadas de América que tenían la culpa de lo que le había pasado al
pobre Hurricane Carter. - ¿Y esta era
una de las cancioncillas más célebres y celebradas del excéntrico cantante
americano? Pues vaya... - Yo no soportaba ya ni el primer verso desquiciado y desquiciante
aunque la habría podido repetir de memoria de tanto haberla oído por aquí y por
allá. "I was only robbing de
register..." y todo eso. Sonaba hasta en los calabozos de las
comisarías.
En aquella
primavera de 1995 yo no solo escuchaba durante horas las canciones
crepusculares del Desire de Dylan sino que vivía
dentro de ellas, mi vida estaba sintonizada con el Romance
en Durango que sonaba todo el día con sus lánguidos violines en el aparato de música o en el interior de mi
cabeza. - Andaba con los ojos entrecerrados como mi ídolo en su bosque de
Wisconsin o "bebiendo ron blanco en
un bar portugués de Savana-la-Mar". - Adoptaba su trastorno de
personalidad que no sé cómo llamar pero que es una locura. Dylan me había contagiado su psicosis maniaca a
través de aquel disco que yo creí comprar pero que en realidad se había
precipitado él sobre mí, como dotado de intenciones y de voluntad. Sí, me
estaba trastornando el juicio; ya empezaba a razonar desde la para-noia como
hacía Mr. Dylan sin que eso le afectase.
Entonces
decidí que era tiempo de dejar esa obsesión, que ya tenía más que
sobre-aprendidos todos los contenidos, metáforas e historias de la época de John Wesley
Harling a Nashville Sky Line, la Rolling Thunder Revue y todos los demás. Que ya tenía bastante de Bob Dylan.-
No me extraña su declaración de que el ácido (el LSD) estaba dando a la gente
la actitud correcta.- Lo que quería decir Dylan
es que él estaba flipado y que deseaba que su público también lo flipase.
Como ya no
veía a Marcos Mosquera, ya nunca oía las Suites Escocesas de Bach. Como ya no veía a Javi Marcos
ya no me interesaba la Misa Glagolítica
ni rarezas así. Ya solo oía a Dylan. Me
estaba empobreciendo y debía volver a mis viejas y sanas costumbres.
Durante
unos meses, conseguí mantenerme alejado relativamente de la música de Dylan
y alimentarme de la de otros (mis amigos y mi novia principalmente). Pero a
largo plazo no pude mantenerlo.- Mientras yo me mudaba a una casa en la playa
en la Bahía del Cristo de Estepona, Dylan ya había sacado otro disco: Time out of mind.-
Naturalmente, lo primero que hice fue ir a Málaga y comprarlo en el Corte
Inglés. Ese disco me deslumbró. Sin darme cuenta, me había convertido con los
años en un fanático de Bob Dylan. Es decir, en un imitador.

¿Qué merecía la pena imitar de aquel hombre excepcional, en qué consistía ser un imitador de Dylan? No por
supuesto en disfrazarse de Bob Dylan, llevar sombrero, el pelo largo en
guedejas ovejunas, collares, crucifijos, ajorcas, anillos mágicos, talismanes egipcios
diversos, plumas de pavo real y de marabú. Disfrazarse de Dylan era en cierta forma más fácil que adquirir
el aspecto de la Pantera Rosa. En Ibiza y en los conciertos yo había visto
muchos norteamericanos mejor o peor ataviados de Dylan:
con sombrerito, pañuelo vaquero y, por supuesto, caballo. Era el look más habitual entre los neo-hippies o indios del Indiana.- Como ya
he dicho que yo detesto a los hippies,
al rock y a los 60, tampoco podía adoptar esa forma vulgar de parecerme a mi
Ídolo, Buddha in european clothes, el
Portavoz de una Generación, el Príncipe de la Canción Protesta, el Chaplin de
la Música Ligera.
No, lo mío
sería más sutil:
- Para
empezar me compré Blonde on Blonde (1966) y escuché impávido y sin
parpadear los 11 minutos 43 segundos de Sad Eyed Lady of the Lowlands. Una oleada
de dulzura avanzaba con aquella canción,
la más larga del mundo. Pero luego me paraba a leer la letra y, como siempre,
no entendía muy bien qué quería decir: ¿Me debo marchar o debo esperarte? -Por
intuición o por cotilleos, me imaginaba que la Sad-Eyed-Lady era Sara Lownds, la misma mujer de Desire. -Sara o Sarah, el Único Amor de Dylan era
una mujer bellísima, eso seguro.- Se habrían divorciado, tal vez no se hablasen
o se encontrasen nunca, pero él ya la había convertido en uno de sus
personajes. En el panteón dylanesco, Sarah, la Madre Judía, emparentaba con Isis
en Egipto y con otras metamorfosis.
Bob
y Sara
- A la
semana de haber comprado Blonde on Blonde, me sabía de memoria todas y
cada una de las canciones y podía repetirlas como quien repite una fórmula en
chino o en sánskrito: ¿Qué quería decir con eso de "everybody must be stoned" ("todo el mundo debe estar colocado")? ¿De verdad creía el poeta
visionario Dylan que todo funcionaría mejor
si todo el mundo fuese a su trabajo colocado?, ¿el ácido estaba dando a la
gente la actitud correcta?, ¿y cuál era la actitud correcta?, ¿la de Dylan?
La melodía
y la orquestación Nueva Orleans eran mucho menos ambiguas que el texto: Rainy Day Women
con su macizo sonido de fanfarria que avanza, tenía un mensaje muy claro:
Desmádrate.
A
continuación compré Bringing it all back Home (1965) y Highway 61
revisited (1965) que contenía mucho rock and roll, es decir, música
acelerada, rítmicamente monótona para
mover el culo y rotar sobre la punta de un pie como si apagases una colilla. -Pero
al final aunque fuese rock, era de Dylan.
- Menos mal que en otros discos como John Wesley Harding (1967), Nashville
Skyline (1969), New Morning (1970), Pat Garrett and Billy the Kid
(1973), Planet
Waves (1974) y sobre todo Blood on the Tracks (1975) volvía el gentil
trovador con sus historietas sobrenaturales y terroríficas de siempre como ese
cuento de Chejov sobre Frankie Lee y Judas
Priest.- (Se cuenta que si resuelves el acertijo de esa canción, la palmas
inmediatamente: ¿Qué demonios querrá decir? Aunque en la última estrofa el
propio autor aclare el mensaje o moraleja:
"The moral of this song
Is simply that one should never be
Where one does not belong.
So when you see your neighbor carryin’ somethin’
Help him with his load
And don’t go mistaking Paradise
For that home across the road"
Is simply that one should never be
Where one does not belong.
So when you see your neighbor carryin’ somethin’
Help him with his load
And don’t go mistaking Paradise
For that home across the road"
Lo que no
hacía sino poner peor las cosas. -Uno se sentía aleccionado, tras escucharla,
pero no sabías exactamente qué habías aprendido.
Era un Dylan
más country, más folky, más camp, más soft, más smooth jazzie,
más adult-oriented, más johnnie... - No como en el ciclo de Blonde on Blonde
que parecía siempre tomado de anfetas y pilotando borracho por alguna autopista.-
Sin haber incurrido todavía en la investigación de su vida personal ni en la
aventurada lectura de biografías, no podía evitar haber oído algo sobre el
accidente de moto de los años 60 o sobre la separación de Dylan y de Sara Lownds.
-Por un lado solo me interesaba la obra de Dylan, su poesía; no su vida privada, su prosa.- Por otro lado, era difícil ser un estudiante
de su obra sin plantearse alguna conjetura sobre sus circunstancias
biográficas: -Daba la impresión de que
en su época rockera Dylan (finales de los
60) se había pasado al lado salvaje, parecía un yonqui: siempre fumando,
siempre con gafas negras, flaquísimo como un espárrago o un alambre de melena
rizada y soltando despropósitos entre carcajadas y aspavientos de drogota; en
fin, el tipo de comportamiento que se
espera de una estrella del rock. - Pudiera ser que a raíz del accidente y de su matrimonio con
Sara, Dylan se hubiese calmado un poco.
Ahora cantaba más despacio. A veces -como en Wedding Song- era tan romántico
que hasta podía sonar empalagoso. Era entonces cuando nos dábamos cuenta de
hasta qué punto estábamos enamorados de Dylan. Después
de casi 20 años oyendo su desasosegante discurso.
Casi me
daba igual qué tipo de formato musical estuviese escogiendo para expresarse; yo
le amaba a él. Aunque Dylan cantase tosiendo en un aserradero de un bosque o en un garaje con
el solo acompañamiento de un perro que ladra o aúlla, aunque Dylan cantase con la aspereza gutural de un
fumador compulsivo viejos mainstreams
de la canción folkórica norteamericana como Tommorrow Night, aunque desafinase a veces
como un anciano, de 40 años, aunque se pusiera a berrear y a hacer la
percusión con un balón desinflado o con dos piedras, me interesaba muchísimo.
También
había oído que en ese final de los 60 Dylan
había sufrido un pico maniaco y en el curso de tan solo 6 meses había sacado 60
vinilos. Y todos eran no solo buenos sino geniales.- Qué locura.- Viviendo a
esa velocidad no me extraña que Bob casi
perdiese la vida en la carretera.- Sin haber cumplido los 30, Dylan parecía el Abuelo de su Generación: tenía
cuatro hijos, era millonario, había vendido 6000 millones de discos (repito:
seis mil millones de copias), de modo que había más discos y reproducciones de
las canciones de Dylan que terrícolas y la NASA estaba barajando la posibilidad de
exportar sus discos a otros planetas y galaxias ya que el nuestro se había
quedado pequeño para este inusitado fenómeno de superventas. Además Bob Dylan era mucho más famoso que nuestro Señor Jesucristo como probaron aquellos
dos comanches que se llevaron la paliza.
Ser un
imitador, haber contraído la enfermedad del fan-atismo o de pertenecer a los dylanitas (eruditos en Dylan a la vez que adoradores; por ejemplo, el escritor
Benjamín Prado) se traducía en una constante
presencia mental de sus canturreos y raros versos en mi cabeza. Había sido
devorado por el universo emocional de Dylan. En
aquella época -hacia el 2000- me enteré del acoso al que había sido sometido el
señor Dylan por un colgado que se obsesionó
con sus canciones y anduvo merodeando por su casa y su cubo de basura. El señor
Dylan , harto de aguantarle, un día
le había dado una paliza, como hizo con los comanches.
- Yo no
quería llegar a un estado tan lamentable como el de aquel fan que encima presumía
de haber tenido al señor Dylan, durante la
pelea, más cerca que nadie a excepción quizás de su propia esposa.- ¿Y si yo
terminaba como el asesino-fan de John
Lennon? -A mí la música de Lennon no me gusta. Pero eso no es motivo para
descargarle un revólver en la cabeza al pobre marido de Yoko Ono. No señor.
- ¿Y si
dejase de pensar tanto en ese simple ser humano, más bien bajito y narizón, y que
lleva toda la vida con nosotros? - Era más difícil que dejar de fumar...- Volví
a mis viejas y sanas costumbres y me dediqué a escuchar músicas de la Edad Media
y otras cosas en mi casa de la bahía de El Cristo en Estepona. Volvía otra vez
a Johann Sebastian Bach. Lo más
popular o comercial que me permitía era el Carmina Burana de Carl Orff. A hurtadillas oía un
poco de flamenco (Radio Tarifa) o
música hindú con la Maha-Vishnu Orchestra o de Ravi
Shankar.-
Entonces volvía a sentir que me había alejado de la vida
buena por culpa del excéntrico bohemio de nariz semítica:- El rock y la música juvenil eran de nuevo una
patochada con letras para descerebrados y escritas por descerebrados: "Labios de fresa, sabor de amor, pulpa
de la fruta de la pasión... ". Aahggg... qué asco.
¿Cómo había podido vivir fascinado durante tantos años
por la luz tamizada de los bosques de Wisconsin, por los atardeceres
anaranjados y las melancholica de Dylan? -Era mucho más digno pasarse la tarde
llorando mientras escucho el Pequeño Cuaderno de Anna Magdalena Bach ("Bist du bei mir") y pienso en mis
amores perdidos.
-Pero al final, en algún momento, como el drogado que
vuelve a su vicio, volvía a poner alguno de los requeteconocidos discos de Dylan, rock
and roll o no... - Oía al músico argentino contemporáneo Mauricio Kechel en Radio2, intentaba escapar. Pero
su música -la de Dylan, claro- sonaba
siempre en mi cabeza, sonaba en mi corazón.
Hacia el
año 2000 yo no era más que un imitador del Gran Bob. Me consideraba
infinitamente inferior a Él no solo como artista sino como ser humano. Yo tenía
que aprenderlo todo de él y él en cambio no creo que tuviera nada que aprender
de mí. - No, no era Dios pero sí una especie de semidiós. -Ya había caído ya en
la abominación de coleccionar biografías y de llevar un dossier con recortes de
periódico o impresiones de material de internet. Quería saberlo todo sobre él.
Como el psicópata sobre su víctima. Mis archivos se volvían cada vez más
voluminosos puesto que un artista que ha vendido más de 6000 millones de
discos, genera un verdadero océano de noticias. Pero yo tenía confianza en que
alguna vez lo habría oído todo de él y de que finalmente podría entender qué
quería decirnos. Y así liberarme de su obsesión.
En eso
estaba cuando el 11 de septiembre de 2001 me sorprendió en Málaga. Ese mismo
día, -calamitoso pero a la vez histórico para América y para todos- , publicó Love and Theft. Yo lo tuve en mis manos en Málaga al día siguiente. Casi era como tocar a Dylan a sus 55.
Pasmado procedí a escuchar de un tirón todo el disco sin
moverme del sofá frente a los altavoces ni permitirme más distracción que leer,
traducir e interpretar las intrincadas letras: desde la jocosa pero enigmática
historia de Gemelos de América (Tweedle Dee and
Tweedle Dum) hasta la muy romántica y dulce balada Sugar Baby
, pasando por aquel tema enorme y que parecía haber nacido desde el principio
como una obra maestra del cancionero norteamericano: Un tema que parecía existir desde siempre y
recogía el Espíritu de América: Mississippi.
-
Era el mejor disco que Dylan había publicado en su vida.
...Y eso que
llevaba por lo menos una treintena de LPs oficiales y había vendido 14.000
millones de sencillos (dos por cada habitante del planeta). Caramba con el worn-out star, caramba con el old business-man. -Dylan me había engañado como un Jokerman en su Empire Burlesque : yo que le creía en un
proceso irreversible de decadencia desde 1975 y ahora resulta, un cuarto de siglo más tarde, que
renace de sus cenizas.
- Durante aquel otoño no hice sino escuchar aquel disco a
todas horas. Lo escuchaba de una manera tan obsesiva que al final me entraban
ganas de vomitar. Me asaltaban las náuseas en cuanto escuchaba los primeros
acordes acelerados de rockabilly del
primer tema, como si irrumpiera un tren que no se sabe a dónde te lleva: Could it be Heaven or could it be Hell.-
Si
volverse loco es perder el sentido de la realidad o el de la propia identidad,
yo me estaba volviendo loco. Tenía la cabeza como una jaula de grillos
aficionados a las tonadas de Bob Dylan. La
impresión que me estaba haciendo Love and Theft -y,
ay, el dolor de no entenderlo aunque su inglés ya fuese transparente como mi
lengua materna- me estaba volviendo un poco majara: la Ciudad de Costa contaba con un numeroso
ejército de esquizofrénicos, transtornados, disociados, alcohólicos y
drogadictos callejeros. En la jerga de Málaga, se les llama
"majaretas" (y otros sinónimos).- ¿Acabaría siendo un homeless loco más que no puede pensar en
otra cosa más que en Dylan? ¿Existirán curas
de desintoxicación de Dylan y talleres ocupacionales para desengancharse de Mr. Tambourine? -Dejar de oírle, era más difícil
que cortar con la heroína.- Además, las circunstancias de mi vida -que no
vienen al caso- también se volvieron extremas aquel curso aciago y violento de
2000-2001.
- Y ¿cómo estaba el Rey de la Canción Protesta, el
Portavoz de una Generación, el Icono Adolescente de la Lucha por los Derechos
Civiles, cómo estaba y qué pensaba del mundo el Gran Bob
Dylan?
Aunque
hubiese escuchado 18.000 veces sus canciones, seguía sin entender ni papa: Dos
gemelos agoreros que al final se separan,... "sólo una cosa hice mal:/ quedarme en
Misisipí un día de más..."
Resignado finalmente
tras analizar sus canciones una a una, traducirlas e interpretarlas como si
concentrasen el Último Misterio del Universo, resignado a no entender la voz
sagrada del que ya era mi ídolo, podía enumerar una serie de razones por las
que me sentía inferior a God Dylan:
- 1º) Él
parecía feliz y realizado mientras que yo me sentía infeliz y desdichado.
- 2º) Él
ya había hecho una obra ciclópea que hablaría a través de los siglos -lyrics que removieron los nervios de
varias generaciones, melodías que ya formaban parte del viento respirable de la
Tierra,- mientras que yo no había terminado ninguna.
En estos dos hechos incontrovertibles, -o
al menos eso me parecía a mí- , se basaba mi devoción. Amar a un Ídolo humano
no queda tan lejos de adorar a Cristo o a Krishna. Creo que los que creen en el
Dios Personal con Hari Nama son más sexuales o necesitan mayor intensidad
inter-comunicativa que los impersonalistas o los ateos clásicos. - El Ateísmo
es una religión de autistas.
En todo
caso muchas veces me tenía que repetir a mí mismo que Dylan
no era Dios y contenerme para no
dibujarlo como Krishna. Su disco Love & Theft
me estaba dejando tarumba y mi vida avanzaba por senderos intrincados hacia la
profundidad de las cavernas que guarda la ciudad de Málaga solo para sus
visitantes más exquisitos.
Y de nuevo
quise separarme de Dylan tras noches lúgubres
oyendo hasta la extenuación, repitiendo hasta la locura sus canciones antiguas
e infidels más raros... Al final en
medio del desorden de mi vida de entonces -noches casi todas en blanco e
incidentes criminales- di en pensar que en realidad Dylan
era el Demonio, el mismo Demonio hecho carne.
-Ya sé que
el demonio hecho hombre (tal vez) no existe; parecerá una especie de paranoia
más que evidente que lo fuera Dylan. Pero no lo
veía yo así en el invierno y la primavera de 2001 ni en la aún más aciaga de
2002: Dylan y su música formaban parte de un
plan infernal y por eso tenía tanto éxito durante tanto tiempo. Nadie había
aguantado lo que él. Elvis Presley, John Lennon, Kurt Cobain, Camarón, Michael
Jackson, Cassius Clay, Prince, Paco de Lucía y muchos otros habían caído antes
que él. Nadie había vendido a la larga tantos discos como él.
A veces lo
mejor de Dylan era una simple cassette pirata o infidel que te vendía un hippy
inglés que vivía en la montaña, en el mercado de Sabinillas. Era una grabación
sumamente rústica cuya carátula reproducía un retrato de Dylan en blanco y negro,
una simple fotocopia recortada. No figuraba ninguna productora ni compañía
discográfica. Pero en aquel tosco soporte sonaba un Dylan
rarísimo grabado no sé dónde. Dylan en
aquella grabación parecía a ratos enloquecido por el ácido y gritando en un
ataque de violencia que ya no era de este mundo..., y en otros momentos colgado
de un relax igual de extremo con sinfonías y melismas a lo Pink Floyd. -De los innumerables discos de Dylan que en mi vida he oído, este es sin duda mi
preferido. Aunque no sé ni qué nombre tiene ni cuándo se grabó. Es más, lo he
perdido hace mucho tiempo, tal vez en una mudanza o se extravió en la guantera
de algún coche. Ni siquiera me acuerdo de qué canciones componían aquella cassette sin etiquetas. Dylan en aquella grabación pirata
parecía totalmente adormecido, tal vez bajo los efectos del opio. A ratos
babeaba, a ratos se reía, hacía lo que le daba la gana porque no estaba grabando
un disco ni tampoco actuando en directo. Más bien estaba experimentando y cantando
porque sí, sin ningún objetivo en particular. En cierta forma era como si Dylan estuviese viviendo su romance con
la música, su descomunal romance con la música, y alguien lo registrase. El resultado era un Dylan sonámbulo, medio zombi
versioneando sus propios temas hasta hacerlos irreconocibles con un grupo de guitarras y teclados de rock sinfónico
que gemían lentos o ladraban iracundos como él.
De esta
manera el Espíritu de Dylan se había apoderado de mí a lo largo de los años,
desde aquel lejano dia en casa de los Marcos en que me llamó la atención la
carátula de Street
Legal con ese hippy flaco, de melena rizada y nariz judía esperando
algo al pie de una escalera de suburbio. -Parecía como si lo hubiese decidido
él, Dylan, y no yo...
Cinco años
después de Love and Theft apareció Modern Times
(2006) que no desmerecía la calidad del anterior. Era evidente que no estaba
senil: La productividad que desplegó en los años siguientes no hacía más que
confirmarlo: No se conformó a sus 60 solo con las giras y los discos, sino que
creó un programa de radio -Radio Theme Hour- que se convirtió en uno de
los más populares en los países de habla inglesa. Además expuso sus extraños
cuadros que me recordaban a Matisse o a Cézanne
y que me parecen fascinantes solo porque los ha pintado él. - Puso banda sonora
a varias películas con las que siguió ganando galardones (Things have changed) y publicó Together through
Life (2008) y Christmas in Heart (2008).
Con este
último alarde, el Viejo Maestro nos dejó sin palabras pero nos tocó el corazón
a todos: Bob Dylan cantando villancicos: Casi era imposible no llorar en la
Navidad del 2008 escuchando a Dylan cantando el
Tamborilero (Little
Drummer).- Me pareció que ya no pretendía ser original ni hacer
letras tan complejamente poéticas como Hard Rain. - Ahora solo quería conmovernos.
Pero lo
mejor fue cuando sacó su autobiografía, es decir, Chronicles I. Mi
admiración por el mayor artista musical del siglo XX se duplicó tras leer sus
memorias: No estaba tan loco; lo que pasa es que era superior e incomprensible.
Sepultado
por un exceso de adoración al ídolo, yo no podía ser yo mismo. Yo era un triste
imitador de Dylan al que consideraba por muchas razones superior a mí en
cualquier sentido.- Mis viejos y nobles hábitos musicales los había abandonado
tiempo atrás por él y ahora ya ni siquiera estaba seguro de que una sola página
de la Tempestuosa de Beethoven contuviese el mismo número de
transiciones que veinte canciones de Dylan. Es
decir, que ya no estaba seguro de que la llamada "música clásica" o
"música seria" fuese superior a la de Dylan.
Me estaba quedando pillado con Dylan o tal
vez llevaba 20 años colgado... Hasta me gustaba pronunciar el nombre de Dylan como pronunciar el santo nombre de Dios, el Hari Nama. Le adoraba. Y siempre que
pensaba en él y en sus canciones, me invadía la alegría. Me sentía feliz de que
un hombre así viviera en mi misma época
y sobre el suelo del mismo planeta. Me sentía privilegiado por ello. -De hecho era posible que mi oído durante un
concierto se pusiera en contacto con la onda sonora que despedían sus labios;
es decir, podía oírle en directo.- Y así lo hice en tres ocasiones.
UN CLÁSICO NADA CONVENCIONAL
por Luis Miguel Albarracín
Mientras en Berja se celebraba una corrida de toros, en Motril comenzaba a impregnarse el ambiente emocional de una velada exquisita. No existía en los alrededores del Campo Municipal de Fútbol Escribano Castilla el movimiento de otros grandes conciertos (como el caso de los Stones en Benidorm, por ejemplo), ni la estética primaba con patillas, tatuajes o peinados varios. Las personas que acudieron a la cita civilizaron siempre y lo querían pasar bien sin realizar grandes aspavientos. Mejor que mejor. Cuando a las ocho se abrieron las puertas, el escenario aparecía a la izquierda, y el césped invitaba a echar un partidillo antes de la hora de Robert Allen. A la derecha se situaron las barras. Menudos precios por una mierda de refresco saturado de cubitos, qué hijos de puta. ¿Se creen que somos idiotas o que tenemos propiedades en Miami y nos podemos permitir ciertos lujos? Una cosa es que nos gastemos la pasta en una entrada y otra que seamos gilipollas y pasemos por todos los aros.
Tour 2004
BOB DYLAN + Amaral
07/07/04, Barcelona, Poble Espanyol-22:00h-40€ + Agnes
09/07/04, Benidorm, P. de Toros Benidorm-22:30h-TBC
10/07/04, Motril, Recinto Ferial-22:00h-33€ anticip/36€ taquilla
11/07/04, Córdoba, P. toros Córdoba-22:00h-33€ anticip/36€ taqu.
14/07/04, Alcalá de Henares, Huerta P. Arzobispal -22:30h-TBC
RADIOGRAFÍA DE
JOKERMAN (BOB DYLAN)
«Arriba y abajo»




Es difícil explicar a alguien que no sea fan, que no
tenga un ídolo lo que significa escuchar a nuestro músico en directo, aunque
sea desde un rincón obscuro en la masa del público ir a tener un encuentro
personal con él, ir a verle en carne y hueso, como si no fuese una leyenda y un
mito, una cierta aureola de jugador de cartas en un barco a vapor del Misisipí,
tal como se había retratado a sus 55 años en Amor y Robo (2001). Como si Dylan no fuese Dios sino hombre con dos
piernas delgadas pero activas que cruzaba a menudo como si quisieran escapar
corriendo:
Es difícil describir ese momento con el alma en suspenso,
cuando hay un silencio o un rumor de inminencias entre el público, los
teloneros hace tiempo que se retiraron -la telonera era Amaral sin su habitual pareja
guitarrista y cantante, por tener una lesión en una mano- , todas las luces se
apagan, la voz estruendosa del locutor que no dirá ni una sola sílaba en
español, anuncia al Columbia Artist,
como si Dylan pudiese tener propietario.
Pronuncia Su Nombre con acento triunfal y la gente aplaude desconcertada. -Pronto
se advierte movimiento en el escenario a oscuras todavía. -Salen primero con
sus sombreros los músicos de la banda de Dylan y de
pronto, sin estridencias, por una esquina aparece una figura flaca y canija con
sombrero, el clamor que persigue su aparición hace evidente que no estoy
soñando: Estoy viendo a Dylan con mis
propios ojos y doy muchas veces las gracias a Dios por este milagro que no
creería que nunca se produciría.- El alma todavía duda un momento de si ese
que viene aclamado desde bastidores será o no el Hombre-Dios, el Zar del Blues,
el Jesucristo Ruso-Americano, el Judío Errante , el Gipsy King, el Gigante de la Tierra de Gigantes: Pero aun antes de
que empiece a cantar "Everybody must
get stoned", ya está fuera de toda duda por los gritos y el vendaval
emocional que flota en el recinto del estadio de fútbol de Motril (julio de
2004), que es él: Dios mío, ¡estoy
oyendo a Bob Dylan con mis propios oídos, su voz no grabada sino en vivo!
Dylan, el ocultismo del mito
Editorial Por Juan Enrique Gómez - director de IndyRock
Gira 2004 y 2006
Editorial Por Juan Enrique Gómez - director de IndyRock
Gira 2004 y 2006
Nadie duda que Bob Dylan se puede
permitir lo que desee, pero con lo años parece que el mito se ha vuelto
reservado. Su música sigue siendo un lección de creatividad, buen hacer y una
constante victoria contra el paso del tiempo, modas, esnobismos y nuevas tendencias,
porque Dylan ha sabido poner en mayúsculas la palabra evolución. Donde sí ha
sufrido una regresión es en su tratamiento a quienes tienen como objetivo
divulgar sus trabajos, informar de sus giras y conciertos. En su presencia en
España la imagen de Dylan ha sido un secreto celosamente guardado para quienes
no han pagado el precio de la entrada de sus conciertos, incluso para los que
acudieron resultaba difícil distinguir a Robert Zimmerman bajo un sombrero
negro, semiagachado sobre un teclado de piano electrónico a la derecha de un
escenario cuyo "front line" permancía vacío casi la totalidad del
espectáculo. Una profunda decepción para miles de seguidores que deseaban
contemplar al Dylan de siempre, aunque su imagen física esté, lógicamente,
gastada por los años. No importa la imagen, sólo se analizan, disfruta y corean
las canciones. Dylan ha olvidado otros tiempos y se apunta al carro de los
"divos" que malinterpretan los deseos de su público y de los que, no
pudiendo ir a sus conciertos, quieren verlo, aunque sea en fotos de periódicos
e imágenes de televisión. Desde su llegada a España (ya lo hizo en anteriores
giras) la presencia de fotógrados de prensa y cámaras de televisión ha estado
expresamente prohibida, a pesar de las protestas de los promotores de los
conciertos. Dylan se suma a la cada vez más larga lista de los artistas que
atentan contra la libertd de información. Se olvidan de que son personajes
públicos y que lo que ocurre en sus conciertos es de interés general. No quiero
que me pirarteen. Solución, cortar las alas a la profesionales de la
información. Para preservar la imagen su mánager no duda en provocar colas
interminables de acceso al concierto mientras los "vigilantes"
registran bolsos y bolsillos a la búsqueda de cámaras fotográficas. No sirve
para nada, el público entra con cámaras y los flashes se multiplican por
doquier. Sólo los profesionales se ven coartados para hacer su trabajo en
beneficio del artista, los promotores y la cultura de conciertos. Nadie pudo
conseguir publicar una buena imagen. Todos teníamos la foto, e incluso la
imagen de televisión. Todas han sido conseguidas con cámaras ocultas, y por
tanto, de calidad mínima. Resultado: Dylan aparece en la oscuridad, más viejo y
cansado que nunca. ¿Qué ha evitado? La respuesta es sencilla: que los
profesionales de la prensa pudiesen conseguir una imagen con la que transmitir
a ese Dylan que todos queremos ver. Se habría conseguido la imagen de un Dylan
que aún hace preguntas al viento.
BOB
DYLAN+AMARAL
Estadio Municipal de Motril.
10-7-04
Por Jesús S. - IndyRock
Eva Amaral salió al escenario en
un puro acto de valentía que deberíamos reconocerle, armada únicamente con una
guitarra acústica debido a una inoportuna lesión de Juan Aguirre. Aun así dejo
patente la calidad de su voz en una corta actuación con versión de
"Universal" de Lagartija Nick incluida. El público reconoció su
esfuerzo y aplaudió el intenso "Sin ti no soy nada" con el que cerró
su breve actuación.
Dylan y su banda aparecieron
pasadas las diez de la noche, recibidos por una fuerte ovación que pronto se
apaciguó cuando "Maggie´s farm" comenzó a sonar. Tal vez no sea este
el Dylan del 66 ni el del 74, pero sigue siendo Dylan, y ahí le teníamos en
cuerpo y alma, con una actitud intencionadamente tímida, apartado a un lado del
escenario detrás de un pequeño teclado que no abandonaría en toda la noche.
Desde ese inesperado para muchos parapeto, el genio de Minnesota y su fabulosa
banda ejercitaron un intenso ejercicio de rock en el que las raices folkies del
maestro dejaron paso a devaneos más que experimentales. Blues ácido en unas
fases, un poquito de jammin´ en otras, la banda de Dylan atacó
poderosamente un set list bastante aleatorio donde Dylan mezclaba sus
composiciones más recientes con un puñado de temas que en sí mismos son todo un
regalo del cielo, como "Highway 61" y "A hard rain´s a gonna
fall". Aun así el bueno de Bob no quiso, como siempre, ponérselo fácil a
un público que en buena parte quería corear estribillos conocidos. No, el señor
Dylan sigue siendo el mismo tipo ácido de siempre, y su carisma es tal que le
lleva a incluso poner cara de importarle un pimiento que tengamos que esperar
un buen rato para ver si esos riffs iniciales corresponden finalmente a una
hipercalórica versión de "It´s allright mama" o si ese teclado que da
paso a una mandolina no es si no una alocada toma de "Girl from North
Country".
Temas que tras cuarenta años han
ido siendo re-arreglados infinidad de veces hasta convertirlos en otra
cosa.
Sin embargo, el tratamiento que
Dylan da a sus temas más recientes (sonaron "Not dark yet",
"Tweedle Dee and Tweedle Dum", "Summer days") es claramente
cercano al original, con poderosas bases rythm n blues, y toques country que
los conviertieron en lo mejor de la noche, hasta los bises, claro. Porque en
los bises Dylan sí que lo tuvo claro enlazando brillantemente una caótica
"Mr. Tamourine Man" con "Like a rolling stone". El punto
álgido, el sorprendente final con una dura "All along the watchtower"
que sí que dejó un buen sabor de boca a todos los que adoramos a este tipo. Tal
vez sea cierto lo que mucha gente comentó al concluir la actuación, en concreto
se echó en falta a un Dylan más en primera línea de fuego armado con una Fender
o una acústica, pero bueno, el detalle carece de importancia si uno repasa
mentalmente lo vivido y lo oído, y más aun cuando queda claro que Bob Dylan
sigue estando en buena forma. Siempre ha ido a contra corriente, y el nuevo
milenio no va a suponer un reblandecimiento de sus conceptos ni nada parecido.
Acidez, personalidad, un cancionero inmejorable y una banda cojonuda para un
maestro entre maestros.
Crónica
UN CLÁSICO NADA CONVENCIONAL
por Luis Miguel Albarracín
Mientras en Berja se celebraba una corrida de toros, en Motril comenzaba a impregnarse el ambiente emocional de una velada exquisita. No existía en los alrededores del Campo Municipal de Fútbol Escribano Castilla el movimiento de otros grandes conciertos (como el caso de los Stones en Benidorm, por ejemplo), ni la estética primaba con patillas, tatuajes o peinados varios. Las personas que acudieron a la cita civilizaron siempre y lo querían pasar bien sin realizar grandes aspavientos. Mejor que mejor. Cuando a las ocho se abrieron las puertas, el escenario aparecía a la izquierda, y el césped invitaba a echar un partidillo antes de la hora de Robert Allen. A la derecha se situaron las barras. Menudos precios por una mierda de refresco saturado de cubitos, qué hijos de puta. ¿Se creen que somos idiotas o que tenemos propiedades en Miami y nos podemos permitir ciertos lujos? Una cosa es que nos gastemos la pasta en una entrada y otra que seamos gilipollas y pasemos por todos los aros.
Los seguidores del
viejo Bob fueron tomando posiciones, y poco a poco el aforo fue completándose
de manera paulatina y sin grandes aglomeraciones. Sobre las nueve, aun con luz
solar, saltó al escenario Eva Amaral, con su guitarra acústica y su voz. Tocó
una canción de Lagartija Nick y dejó un buen sabor de boca en la escasa
media hora que estuvo en el escenario. Juan Aguirre tocó la armónica en algunas
canciones e hizo público el poco estilo que tiene sobre un escenario, algo así
como un pato mareado a punto de hacerle un control de alcoholemia.
Poco antes de las
diez los ánimos ya estaban por todo lo alto. Ver a Bob Dylan en Motril no podía
pasar desapercibido para los amantes de la música, y a estas alturas de su
carrera no se puede perder de vista al guitarrista de Minesota. Se rumoreaba
que se situaría a un lado del escenario, acariciando las teclas del órgano y
silbando sonidos ancestrales en su armónica. Los malos augurios se cumplieron,
y ahí empezó la caída en picado. Muchos de sus fans le pedían que tocara la
guitarra, pero fue imposible, menudo tostón tuvieron que tragarse los que fueron
a verle. Porque una cosa es ser comercial y un títere en manos de los demás, y
otra es no hacer ninguna concesión a todos sus fans. Su voz parece que la ha
comprado en una tienda de todo a un euro, y los arreglos de sus canciones
resultan infumables. Queda muy bonito escribir que un artista se reinventa,
pero se puede caer en el riesgo de reventar una obra. Bingo. Bob lo ha
conseguido. La banda que lo acompaña es de lujo: Tony Garnier en el bajo (ha
acompañado a Dylan en las últimas cuatro giras por España); Larry Campbell en
la guitarra, slide guitar y pedal steel; George Receli en la batería; y
Stu Kimball musicando al frente de otra guitarra, pero yo no fui para ver
a la banda, para esos menesteres ya conozco a los Stones. Yo fui a ver a Bob Dylan,
con su guitarra, su armónica, centrado en el escenario y escupiendo por esa
boquita todo lo que él ha convertido en poesía. Tampoco creo que sea una
cuestión de edad. Entiendo que seguramente estará harto de ser un songwriter y
quiera hacer giras diferentes, pero yo no quería verlo así.
Focalizó la
actuación en su último disco, "Love and theft" e incluyó
temazos de toda la vida, como Mr. Tambourine Man o Like a Rolling Stone. Pero
aquello no era lo que había ido a buscar. ¿Decepción? Bastante. Ahora pienso
que posiblemente la carrera de Dylan ha sido siempre así: cuando tocaba y
triunfaba en un formato acústico rompió con todo y decidió usar un formato
eléctrico para sus actuaciones. Y cuando todo el mundo lo quería ver en su
versión de songwriter en Motril, él ha creído conveniente que su público
conozca mejor su perfil que su rostro. Un tira y afloja constante que todavía
perdura. Pero entonces, ¿dónde está el secreto para que Dylan continúe llenando
estadios allá por donde va? Se podrían escribir cientos de libros sobre el
tema. Siempre he pensado que Zimmerman ha impregnado su música de una filosofía
de vida, de una forma de ser. Alejado de las ventas galácticas de los Beatles,
ha sabido hacerse un hueco dentro de la industria, y ha ido saboreando
cada momento a cucharaditas pequeñas, sin pensar en la siguiente. Y eso es lo
que también transmite su música. Un folk que hace agradable la vida. La
filosofía de saber qué lugar ocupa en cada momento, la de persona que quiere
ser músico y no le preocupa nada más. Una carrera que dura toda la vida,
alejada de todo tipo de presiones. No queda ninguna duda: se ha ganado el
respeto de todos, seguidores y detractores. Respeto. No hay nada más
importante. Y él lo ha logrado y mantenido desde...uff, mucho tiempo. Arrieros
somos.
Tour 2004
BOB DYLAN + Amaral
07/07/04, Barcelona, Poble Espanyol-22:00h-40€ + Agnes
09/07/04, Benidorm, P. de Toros Benidorm-22:30h-TBC
10/07/04, Motril, Recinto Ferial-22:00h-33€ anticip/36€ taquilla
11/07/04, Córdoba, P. toros Córdoba-22:00h-33€ anticip/36€ taqu.
14/07/04, Alcalá de Henares, Huerta P. Arzobispal -22:30h-TBC
15/07/04, León, P. Toros Léon Arena-22:00h-TBC
- Antes de Motril yo ya
había presenciado algunos directos de Dylan: Primavera
de 1999 en la plaza de Toros de Málaga y precedido de un excelente Calamaro ,
que en realidad fue mejor en aquella actuación que el Genio de Minesota:El recital
sin sombrero de Dylan
en Málaga fue más que soso.- Yo ni siquiera miraba al escenario pues estuve
todo el concierto concentrado en otros centros de interés y charlando hasta por
los codos con una antiguos aristócrata
malagueña que se llamaba Curri y Guille.
En una tercera ocasión viajé
con Conchi hasta Lorca (Granada) para ver a Dylan
en la primavera de 2006. - (Me doy cuenta al hacer la crónica de mis conciertos
dylanescos o dylanytas, de que Dylan suele
venir a Europa por primavera y verano, con el buen tiempo).
- El concierto de Lorca fue
excelente, fue casi íntimo porque la plaza no era muy grande ni el público
multitudinario: A ratos bajábamos a la arena y nos acercábamos todo lo posible
a la gran energía emanada por el Maestro de la Protesta, Dylan el Mito; tal vez en un exceso de idolatría
podríamos acercar la cabeza por encima del escenario y llegar a tocar con ella
aunque no sea más que un instante la
punta de la bota de Dylan ... Idea loca que
descarto aunque sé que a Dylan le encanta el
imprevisto, las provocaciones y las cosas inesperadas. Pero a sus guardias de
seguridad esas cosas no les gustan tanto. Se rumorea que acompaña a Dylan un equipo armado hasta los dientes de hasta
70 guardias de seguridad.- Sí, Dylan es un gitano millonario que viaja en un
autobús blindado con un pelotón de 70 seguratas armados de pistolas y con conocimientos de kárate.
- Por fin, en una cuarta y
última ocasión, -y también acompañado y
espoleado por mi siempre activa y resuelta Conxi- , volvimos a coger el coche
en el verano de 2009 para ver de nuevo en directo al gran Dylan en el Festival de Rock Arteka de Vitoria
(Álava). Por el precio de nuestra entrada no solo pudimos ver a esa leyenda del
rock apodada Dylan sino a otras como Michael
Bolton con su hermosa voz de grave y varios grupos más que ahora mismo no
recuerdo aunque eran muy famosos. Todo palidece al lado del resplandor de un
concierto en directo del Astro Dylan: Es más
que rock, es más que el número 1, es más que los años 60, es más que el Rey; es
Dylan.- Ya sale tambaleándose enclenque con
su sombrero negro de alas plegadas. Parece que viniera borracho o que ya se
hubiera quedado así para siempre; anda rarísimo, como un muñeco articulado; tal
vez no es el mismo Dylan, el Dylan real, sino un muñeco que canta... Pero
no desde la primera palabra que pronuncia ("They stoned when you´re trying to be so good..."), algo en su
carraspeo o en su gangosidad vuelve evidente el hecho de que allí está él, Bob
Dylan alive & in person... -Fue el mejor concierto que
he vivido en mi vida y si lo contara no terminaría nunca. Bastará decir que
pudimos ver a Dylan a sus 63 años .... bailando como un brujo mientras tocaba
un solo de armónica que nos puso el corazón en un puño. Caramba con el
sexagenario.
RADIOGRAFÍA DE
JOKERMAN (BOB DYLAN)
PUBLICADO EL 1
- SEP - 2011
Lo malo
de escribir sobre Bob Dylan es la sobredosis de textos previos. Todo dios ha
largado, mejor o peor, sobre nuestro hombre. El propio Bob, luciendo mueca
canalla, anima a que le dediques tu propio libro. Otro más. Quién sabe, sonríe
taimado. A lo mejor hasta entregas una obra maestra. Liado con otros proyectos,
también yo considero la posibilidad de elaborar uno. Dudo, entre otros asuntos,
respecto al periodo. ¿Los últimos quince años? Mmm, los editores aplaudirían:
desde “Time Out Of Mind“ entrega discos a ratos soberbios, a veces desiguales,
nunca marrulleros. Hoy, más que nunca, Dylan mola. Luce fetén. Concita babeante
unanimidad. Acumula premios (Polar, Oscar, Grammy, Pulizter), desbordados
elogios críticos en Mojo, Uncut o el Village Voice. Ventas sorprendentes por
nutridas.
No
olvido que hubo un tiempo, entre 1978 y finales de los noventa (descontado “Oh
Mercy“, 1989), que sólo concitaba burlas. Recuerden el sonido cutrísimo de
“Street Legal” (redimido siglos más tarde al ser remasterizado), la traición
perpetrada al pasarse al cristianismo (“SlowTtrain Coming“, “Saved“, “Shot Of
Love“). Ah, su claudicación a la fétida fiebre ochentera (“Empire Burlesque“,
coproducido por el nefasto Arthur Baker), donde machaca joyas de munición
pesada, como la inolvidable “When The Night Comes Falling From The Sky“; menos
mal que seis años después Jeff Rosen, mánager, archivero mayor, fiel y sagaz
escudero, recuperó la impactante toma junto a Steve Van Zandt y Roy Bittan). O
sus pésimas elecciones a la hora de elegir canciones, abandonando en demasiadas
ocasiones las mejores guiado por un instinto que flaqueaba (las dudas
comenzaron mucho antes. En 1973 a punto estuvo de suprimir “Forever Young” de
“Planet Waves“: todo porque la noche en la que fue grabada la novia de Lou Kemp
la escuchó en el estudio y, perspicaz ella, largó, « ¡Venga Bob! No me digas
que a tu edad te estás volviendo sensiblero»). O las decepciones: “Under The
Red Sky“, 1990, la esperada continuación de “Oh Mercy“, grabada con demasiadas
estrellas, a caballo de los conciertos, con una producción estreñida. Qué me dicen de las
indefendibles chapuzas, tipo “Knocked Out Loaded” o “Down In The Groove“. ¿Y los conciertos lamentables? Cualquier motivo valía
para crucificarlo. A veces con razón. Otras, sólo explicable por la ignorancia
de algunos, el esnobismo de otros (premio para Siouxsie Sioux, de Siouxsie and
the Banshees) y el evidente horror que provocaba en las jóvenes generaciones de
intérpretes gravitar en torno de una estrella tan masiva. Tan capaz de
achicharrarte si acercas el morro. Dylan, mago de las mil voces, hacedor de
turbulentas letras y melodías, regaló noches, bolos, sesiones, en las que
parecía empeñado en practicarse un baño de gasolina y fuego. Hastiado de la adoración,
del mito, encadenado a una fama paralizante, aburrido de sí mismo, arramplando
de paso con varias cosechas de malta escocés, cartografiaba su penúltima
hazaña: un suicidio artístico en cámara lenta.
Sin
embargo Clynton Heylin no exagera cuando explica que el periodo 1978-1983
merece aislarse de la debacle. Equiparable, por la abrumadora cantidad de
grabaciones apoteósicas, por la furia de sus directos, a cualquiera de las
épocas, digamos, santificadas. A la del trovador acústico y concienciado. A la
de la trilogía eléctrica. A la del retiro en Woodstock, con “John Wesley
Harding“, las “Cintas Del Sótano” y el bellísimo country de “Nashville
Skyline“. Similar, en logros, a la que comprende “Blood On The Tracks“,
“Desire” y la Rolling Thunder Revue… O a la actual, donde a mi juicio brilla
imbatible “Love And Theft” (2001). Detrás caminan “Modern Times” (2006) y, algo
más lejos, “Together Through Life“, (2009), donde la única obra maestra
indisputable sería “Forgetful Heart“. Pero como me explicó Heylin, «Julio, una
obra maestra es una más de lo que yo, tan crítico a veces con Dylan, he hecho
jamás». Mención aparte merece el misterioso y poético “Tell Tale Signs“,
imprescindible para armar el puzle desde 1997.
En una
cervecería de Williamsburg, sorbiendo un café con hielo mientras servidor
apuraba una cerveza, en un mediodía solar, naranja, con puestos de libros a la
puerta y parejas hipsters más allá de los ventanales, asentimos. Si existe un
lapso mal comprendido y peor estudiado, eclipsado por la suma de errores, por
la catarata de baratijas que vino luego, arranca con “Slow Train Coming” y
culmina en “Infidels“.
Hagan
la prueba, doblando la apuesta.
Quiero
decir, sin tomar el soberbio tren que produjera Jerry Wexler en los Muscle
Shoals de Alabama. ¿Por qué? Bueno, sobre “Slow Train Coming” existe una cierta
unanimidad en cuanto a su maestría. El impacto de comprender hasta que punto el
periodo es deslumbrante se multiplica si en el reproductor MP3 introduces,
sólo, los mejores zarpazos de “Shot Of Love” e “Infidels“. Combinándolos con
los que aparecieron en recopilatorios de descartes, oficiales y piratas
(búsquenlos en www.expectingrain.com; acudiendo a discussions; dándose de alta
y, albricias, accediendo a los foros ocultos, caladeros donde bullen miles de
grabaciones).
Paso a
centrarme en una gema, “Jokerman“. Su análisis ilumina en buena medida lo
ocurrido durante esos años.
Hija de
“Caribbean Wind“, arranca donde acabó ésta. Fue escrita durante alguna de sus
escapadas al Caribe. Mantiene el pulso entre la introspección y el gesto
apocalíptico. Aguarda expectante el fin del mundo. Acodado en una trinchera de
flores cortadas, charcos de sangre y caballos sin cabeza, el bardo escucha
acordeones en las olas. Se equivocan quienes creyeron que “Infidels” marcaba la
transición entre sus discos proféticos, de cristiano renacido, y la vuelta a un
discurso mundano. Cierto que en directo abandonó la práctica de disparar
sermones, recuperaba viejos temas y ya no salía al escenario como plumaje de
cruzado. Verdadero que en sus nuevas canciones aparecían vetas ajenas al
Antiguo y Nuevo Testamentos. ¿Y? Todos sus discos, desde “Slow Train Coming“,
han sido paridos por un poeta místico. Un creyente, yes. Anarcoide.
Desesperanzado. Mitad católico y mitad judío. El Dylan laico, si es que alguna
vez existió, termina con “Street Legal“, en realidad drapeado de imágenes
esotéricas (“Changing Of The Guards“) o si me apuran con “Desire“. El Bob
profético sigue ahí. Agazapado, en “Red River Shore“, “Ain´t Talkin´” y otras. ¿Por
qué habría Bob Dylan de ajustarse al metro patrón cocinado por sus fieles?
Desde una fe que el hombre riega a su bola, comprendemos asimilamos mejor su
actuación ante el Papa. En absoluto una traición; al menos no contra sí mismo.
Como escribió el añorado Javier Ortiz, «Dylan ha sido siempre un inconformista.
Siempre. Ahora también. El error está en confundir inconformismo y progresismo,
o dar por hecho que el inconformismo va inevitablemente unido a la oposición al
sistema capitalista, o a la identificación con las masas oprimidas. Ni el Dylan
joven fue un excelso revolucionario socialista ni el Dylan adulto es el
meapilas reaccionario que muchos creen. Su inconformismo –el de entonces y el
de ahora– le ha llevado siempre a rebelarse, primera y principalmente, contra
los intentos de etiquetarlo, de encasillarlo, de hacerlo predecible».
Heylin
explica su devoción de forma inequívoca. Una vez que Dylan perdió la fe en la
MUJER como diana de sus mejores versos, tras “Blood On The Tracks“, encuentra
una nueva causa, la religión, que abraza con la ferocidad antes destinada a
esposas, novias, amantes y ligues. Si apenas durante dos años mostró el nuevo
rostro a las claras fue por motivos de supervivencia comercial. Se convenció de
que de seguir predicando acabaría en las catacumbas de la industria, sección
dinosaurios. El sustrato bíblico viene del principio, de sus balbuceos como
escritor. Se prolonga hasta la actualidad.
“Jokerman“.
Estos
versos: «Eres un hombre de las montañas, caminas sobre las aguas/ Embaucador de
multitudes, mezclador de sueños/ Vas a Sodoma y Gomorra/ Pero ¿qué te importa?
Nadie querrá allí casarse con tu hermana/ Amigo del mártir, amigo de la mujer
deshonrada/ Exploras el horno candente y ves al rico sin nombre». «El Levítico
y el Deuteronomio/ La ley de la jungla y el mar son tus únicos maestros». «El
fusilero acecha a enfermos y lisiados/ El predicador busca lo mismo: nadie sabe
quien llegará primero/ Porras y cañones de agua, gas lacrimógeno, candados/
Cócteles molotov y piedras tras cada cortina/ Jueces sin corazón mueren todas
las noches». O estos: «Una mujer ha parido a un príncipe y lo ha vestido de
escarlata/ Él se meterá al cura en el bolsillo, pondrá la espada en el fuego/
Sacará de la calle a los huérfanos y los pondrá a los pies de una ramera».
El gran
embaucador, payaso supremo, bufón, denuncia tanto a Cristo como al Diablo. Las
alusiones bíblicas se multiplican: Mateo, Daniel, Marcos, Lucas o el
Apocalipsis, conviven, que para eso hablamos de un literato ilustrado, de un
genio que ha leído y asimilado mucho y bien, con alusiones a Keats o la
mitología. Pueden encontrar un detallado informe en las notas correspondientes
de Letras, el tomazo de Global Rhythm.
Como
gran poesía, admite interpretaciones múltiples. El ataque a los falsos
maestros. A los políticos con máster en demagogia. A quienes tiran del
populismo para besar la entrepierna de la masa y así chupar mejor. Al fondo
persiste su afán por rebuscar entre los hallazgos líricos del canon religioso,
su erudición no tan exótica y su funesta visión de un mundo que considera
condenado sin remisión. Lo que le diferencia de, pongamos, Terrence Malik, de
El árbol de la vida, sería la potencia metafórica, la maligna niebla que
envenena el conjunto, su fondo oscuro, maldito. Así separamos al alucinado,
atormentado burlón, del artista contemplativo y amable, esteticista.
La
música, entre tanto, mantiene un tono musculado. Digno de sus mejores poemas
épicos. Subiendo y subiendo. En una fórmula patentada que luego otros tomaron y
sólo los escogidos supieron aprovechar. Sly & Robbie, ases del reggae,
contribuyen con un tejido rítmico jugoso, potente, tropical, flexible. Alan
Clark, de Dire Straits, añade capas a los teclados. Las guitarras de Mark
Knopfler y Mick Taylor se superponen. Knopfler, de paso, produce. Desesperado.
Él, puro british. Incapaz de amoldarse a los perversos e indisciplinados
métodos del jefe. A Knopfler le debemos que centrara las sesiones. Que peleara,
sin éxito, porque algunas de las mejores canciones no fueran descartadas.
También debemos de señalarle como responsable de ese sonido pulcro. Demasiado
pulcro. Que chupa el aíre y estropea un poco el resultado, ablandándolo. Bob,
claro, trajo las canciones. Escritas durante un periodo de dieciocho meses.
“Jokerman“,
una de las principales, ya apuntaba como fija en el disco desde el minuto 1.
Lástima que tras convencerse de que la tecnología no siempre es mala comenzara
y retocara una y otra vez las partes vocales. El método: Bob grababa y acto
seguido, en cualquier rincón del estudio, mientras los músicos descansaban, la
reescribía. Hasta entonces hubiera tenido que regrabarla entera. Ahora, gracias
a las mesas multipistas, podía grabar y grabar los nuevos versos, cambiar los
que no le convencían, etc., sin molestarse en llamar al grupo. Como resultado
en “Jokerman” ofrece un texto soberbio pero la interpretación vocal, siendo
estupenda, desmerece de la capturada a la primera, el 13 de abril de 1983.
Típico de los primeros ochenta: elige versiones inferiores, desecha grandes temas,
manosea lo sublime, duda, y acaba liándola.
En este
caso, menos.
Aunque
suficiente si atendemos a la monumental, salvaje versión que ofreció en el
programa de David Letterman. Bob goes punk. Haylin en Still on the road (the
songs of Bob Dylan, 1974-2006), texto fundamental a la hora de escribir mi
artículo, como decisivas han sido las conversaciones que hemos mantenido: «la
canción a veces ha regresado para alcanzar antiguas cimas: notablemente la
truncada interpretación que ofreció en show de Letterman, cuando encontró el
alma y corazón del tema en una forma que estaba más cerca a “London Calling”
que a su encarnación en estudio. Y en Woodstock, en 1994, cuando abrió el
concierto más multitudinario del Never Ending Tour, delante de un embarrado mar
de cabezas de fans de Green Day, con una canción cuyo significado descansa
enteramente en las palabras, que aquella noche enunció con rara precisión,
quizá aún tratando de “mantenerse siempre por delante del perseguidor que
llevas dentro“».
«Esto
ya lo hice mañana», musitaba Charlie Parker en el cuento de Cortázar. Como el
mejor Bob Dylan. Con su estudiada desgana, su incapacidad para dar bien en la
foto, incluso cuando le conviene, con su hambre de cazador insatisfecho y su
pasmosa capacidad para sobrevivir, para continuar vigente, vivo, fresco, a
veces oteando el futuro, otras buceando en las tumbas del blues añejo o el
country gran reserva. Capaz, como en “Jokerman“, de entregar un temazo, perder
fuelle y, sin señal previa, catapultarlo a alturas inimaginables, vertiginosas,
incandescentes, en sucesivas indagaciones.
Julio Valdeón, articulista, novelista, escritor de fuste y Sobresaliente Cum Laude por la Columbia University en el II Master de Grado "Dylanologies, Dylanologists and Dylanites as Dyl-Addicted"
JULIO VALDEÓN "LAS MIL Y
UNA MÁSCARAS DE DYLAN"
- LA RAZÓN 4 de
junio de 2016
PROFETA.
Del folk militante pasó al rock and roll cruzado con Rimbaud
Bob Dylan cumplió 75 años el 24 de mayo con la insolencia
del dios que, aburrido del Olimpo, juega a ser mortal. Un esparcimiento difícil
de creer. Entre otras cosas porque nadie como él maneja los mecanos del arte,
el supremo artificio de la impostura. Hubo una época en la que el rey de las
máscaras probó otra fórmula para acercarse a nuestra condición perecedera: en
los años ochenta, sobrepasado por la exuberancia de hombreras, cardados y
sintetizadores, lució su improbable falibilidad mediante la publicación de un
reguero de discos indefendibles. Con precisión quirúrgica eligió las peores de
entre las canciones que había escrito y guardó joyas incandescentes, del
calibre de «Blind Willie McTell», «Caribbean wind» y «Angelina», en el
archivador de ocasiones perdidas. Para qué publicarlos, y arriesgarse a subir
el nivel. Sería osado decir que Dylan ha celebrado el cumpleaños colocando su
nuevo trabajo, «Fallen angels», el número 37 de su carrera, sin contar
directos, entre los diez vendidos en EE UU. Los hitos mundanos, los honores,
diplomas y premios le importan una higa. El dinero, imagino que no tanto.
Tal y como prueba la inteligente diversificación de una fortuna cuyos royalties
millonarios crecen sin pausa. Cada vez que alguien viene con la matraca de que
fue la voz de la canción protesta él va y graba un anuncio para IBM o Chrysler.
Lo explicó de forma memorable en su «Crónicas», su fascinante autobiografía:
«Me ponía enfermo el modo en que subvertían mis letras y extrapolaban su
significado a conflictos interesados, así como el hecho de que me hubieran
proclamado el Gran Buda de la Revuelta, El Sumo Sacerdote de la Protesta, Zar
de la Disidencia, Duque de la Desobediencia, Líder de los Gorrones, Káiser de
la Apostasía, Arzobispo de la Anarquía, el Pez Gordo. ¿De qué demonios
hablaban? (...) Tiempo después me endilgaron títulos anacrónicos diversos,
menos comprometedores, aunque aparentemente más solemnes: leyenda, icono (...)
cosas, así, pero no me molestaba. Eran calificativos anodinos e inocuos,
fáciles de manejar. Profeta, mesías, salvador... ésos son más duros».
«Arriba y abajo»
Su vocación de perro verde, siempre a contracorriente,
viene de lejos. En 1964, al
poco de actuar como telonero de Martin Luther King durante la legendaria Marcha
sobre Washington, recibió el premio Tom Paine del Comité de Emergencia de los
Derechos Civiles. Delante de una asamblea de profesores liberales, activistas,
poetas de izquierdas y señoras concienciadas el autor de «Blowin’n the wind» y
«The times they are a changin» explicó que «para mí ya no hay blanco y negro,
izquierda o derecha; sólo hay arriba y abajo, y abajo está muy cerca del
suelo». Cuando quisieron alzarlo a hombros, transformado en santo laico,
enchufó la guitarra a un gazpacho de anfetaminas y compuso «Like a Rolling
Stone». Cuando abandonó el folk militante por el rock and roll cruzado con
Rimbaud cometió una herejía; multiplicada posteriormente con dos discos de
country, «John Wesley Harding» (1967) y «Nashville skyline», (1969) considerado
entonces el arquetipo de la música reaccionaria por la vanguardia rock.
Mientras el resto de la contracultura peregrinaba a Woodstock, él criaba allí a
sus hijos y, acampado a años luz de la psicodelia, registró en un sótano viejas
tonadas, entre el blues y un imaginario acervo popular tan antiguo como la
tierra. Tampoco olvidó la fase de cristiano evangélico, del fabuloso «Slow
train coming» al irregular «Shot of love» (1981). Creer que Dylan cultiva un
programa político homologable a la izquierda, el centro o la derecha supone no
entender nada. Lo imparable es su creatividad sin tregua. Un derroche de arte
que, si bien ya no brota incontenible, todavía sabe cómo convocar al duende.
Mientras la mayoría de sus pares circula amodorrado, incapaz de romperle los
dientes al formato canción y entregar algo refrescante, o sea, con Paul
McCartney, The Rolling Stones, Who, etc., refugiados en el plumón de la
nostalgia, Dylan ha publicado este siglo no menos de cuatro discos esenciales.
Una enciclopedia del cancionero americano que ahora expande con el homenaje a
Sinatra y el swing de «Fallen angels» y su predecesor, «Shadows in the night»
(2015). El tipo de música, facturada por compositores anónimos que él mismo
enterró hace 50 años mediante la invocación de la primera persona, el látigo de
la autoría, la herencia del blues y el folk y el cataclismo generacional del
rock. Pasarán los siglos y no nacerá otro igual.
Iba a eliminar
alguno de los dos artículos de Julio
VALDEÓN pero al final creo que voy a dejar los dos. El último -previo a la
concesión del Premio Nobel- resume las intenciones estéticas o tal vez
políticas del último Dylan, el del siglo XXI.- Creo que Valdeón es
un escritor extraordinario cuya labor como articulista en LA RAZÓN sigo
siempre. Todo lo que escribe Valdeón tiene garra y presenta interés.- Espero
que no le moleste que incluya sus semblanzas de Dylan
en mi retrato de Dylan. Estoy convencido de que su semblanza es mucho mejor que la mía; e
innegablemente más breve.
Julio Valdeón no solo me
gusta por lo que escribe sino por su foto de perfil en el periódico: Parece un
joven atrevido de pelo rizado, gafas negras y "chupa" de cuero de
motorista o de rockero.- ¿Os recuerda a alguien?
- Porque Valdeón no es solo un dylanita
sino que pertenece a la estirpe de los dylanólogos
(= investigadores de los orígenes de la
Música a partir de la investigación del sentido y de los orígenes de la Música
de Dylan).
- Pero no tengo motivos para considerar que Valdeón haya contraído el Síndrome o Trastorno de Imitación Compulsiva
de Bob Dylan (TICBD, o más popularmente: "El Tic BD").- Según los
parámetros de la American Psychiatrist
Association (APA) en su Manual Diagnóstico-Estadístico (DSM-V) de
Trastornos Mentales -que ya recoge en su edición de este año el "Tic
BD" como una categoría- hay millares de personas en todo el mundo que lo
padecen y su número no hace más que incrementarse (se ha calculado que la cifra se eleva actualmente a un 10% de la población
mundial y aumenta de forma alarmante sobre todo en la zona del Sudeste de
Asia).
- Sin embargo, tal vez el excelente estilo literario de Valdeón, acusa la influencia del autor de Blowin' in the Wind Desenfadado, coloquial, directo y a la vez sutil.- Las largas
horas pasadas en el mundo folkie-surreal
de Zimmerman no pasan en vano: Te dejan el
cerebro triturado como por un pasa-puré; y el daño es permanente e
irreversible.
De los 7 criterios
diagnósticos necesarios para que el facultativo empiece a pensar que tienes el
Trastorno del Tic BD, yo cumplía 8.- Me
convertí en un imitador. Me creía Dylan.
Como si él pudiese vivir por mí, como
si él pudiera ser por mí.
Mi locura progresaba con la
velocidad imparable de un cáncer: Cada año estaba más loco con las letrillas y
cancioncejas del Señor Pandereta. En cierta forma me había transformado en un
personaje secundario de sus canciones, que empecé a imprimir y a cantar de
manera sistemática acompañándome con la guitarra. Sobre todo volví a tocar por Dylan,
cuando me aparté de nuevo de la académica clásica guitarra española de Fortea, Czernie o Satie... Pero esa es otra historia.
-Sepultado por una
admiración excesiva, yo no podía crecer ni evolucionar ni ser yo mismo mientras
siguiera idolatrando a Dylan de una manera tan exorbitada. Leer toda clase
de biografías y de noticias donde contasen cosas que ensuciaran su imagen, no
era el mejor remedio: Si le tachaban de avaricioso, de hipócrita, de colaborar con
el Mossad , de tener inversiones en el negocio de armas, de ser heroinómano o
de lo que fuera, yo siempre encontraba razones para comprender su
comportamiento o sus declaraciones y no solo justificarlos sino sentir aún
mayor admiración. - Jamás he oído nada de Dylan
que no me gustase. Aunque haya noches delirantes en que le vea como un Emisario
del Diablo y de la Destrucción.
De
hecho, el anecdotario de Dylan era una de las
cosas que más me gustaban en esta vida. Noticias como enterarme de que le
habían detenido bajo la lluvia una noche en no sé qué ciudad de Estados Unidos
solo porque deambulaba por las calles buscando la casa donde Bruce Springsteen había compuesto cierta canción.-
Una vecina llamó a la policía al ver desde su ventana que alguien bajito y con
chubasquero de mendigo andaba husmeando en su calle como si buscara algo.- La
policía vino y pidió a Dylan que se
identificase.- Los policías no le creyeron cuando les dijo quién era.- Dylan fue detenido provisionalmente en el coche
policial.- "Ese no es Dylan",
exclamó el superior de los policías tras echarle un rápido vistazo.- Finalmente
Dylan consiguió convencer a los agentes de que
se acercaran a su hotel donde al fin pudieron comprobar que era Dylan, el verdadero y no un impostor.- Le pidieron
disculpas y más tarde declararon a la prensa que el señor Dylan había sido correcto y amable con ellos.
- Por anécdotas como esta los que amamos a Dylan
de una forma desordenada, le admiramos
hasta anularnos y despreciarnos a nosotros mismos, y le veneramos. - A veces le
confundimos con Jesucristo, o con Dios.
- En otra ocasión, durante
la entrega de los premios Grammy de 1991, había subido al escenario
tambaleándose como un borracho y con signos de desaseo. Era como si de repente
en la tarima hubiesen soltado a un animal salvaje, todo él continuo movimiento,
balanceo e instinto. Tal vez una hiena de ojos azules. No parecía de este
mundo. A su lado, el actor Jack Nicholson contrastaba con su aire rutilante y
su traje de gala con el sucio gitano con sombrero. - Jack Nicholson había
soltado antes un largo discurso ponderando las virtudes y méritos del Príncipe
de la Canción Protesta, la Voz de una Generación, el San Pablo Punkie. Nicholson con su lacito y la voz
emocionada del dylanita que está haciendo el discurso de su vida (o la carta de
amor que siempre quiso escribir) se había tirado casi una hora elogiando a Dylan. Pero Dylan
destrozó la ceremonia en cosa de dos minutos no sin antes agarrar el premio,
protagonizar algunas payasadas que indicaban su desprecio hacia la placa que le
acababan de regalar y finalmente, tras amagar con dárselo a las azafatas, acercarse de costado al micrófono como una
serpiente borracha para dar las gracias, tambalearse, desconcertar y arrancar
carcajadas de todo el mundo cuando mantiene un largo silencio y demuestra su
capacidad de concentrarse y de olvidarse del público incluso en una ceremonia
como esta donde le están observando millones de personas. - Parece darle igual.

-Pero en el último momento
de su rápida y legendaria aparición no se olvida, por muy borracho que esté,
por muy heroinómano que sea, aunque se tambalee y vacile de un lado al otro todo el tiempo en un extraño y
peculiar baile de San Vito, no se olvida de tocarnos el corazón, de hablarnos
una vez más de su pasión, de pronunciar el Santo Nombre:
-"... God will believe
in your ability to make your own ways" .
Lo pronuncia como lo pronunciaría un payaso, un drogado o un loco, sin dejar de reírse y de burlarse todo el
tiempo. Pero los que le escuchamos sabemos que está rezando por nosotros, que
en esa frase está condensando una vez más la enormidad de su logro, de su vida:
- "Dios creerá en tu capacidad para crear tus
propios caminos".
- Y así se despide levantando su trofeo con una
mano, riendo y haciendo un raro pase de baile
que viene a significar "ahí queda eso".
- No era Dios pero era el Poeta eterno de Dios, el Trovador que canta la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
- En la playa de Copacabana
fue visto montando en una bicicleta y disfrazado de mujer.
Todas
estas noticias y rumores me hacían pensar que era el mejor de los hombres y que a mí solo me quedaba preguntarme de
qué manera se habría comportado él, mi ídolo, mi referencia moral, el Hombre
Perfecto, el Pez Gordo, en tal o en cual
circunstancia.
-Y
luego hacer como él.
- Por suerte, si estabas
obsesionado por el cancionero mastodóntico de Dylan (con falsas tomas,
directos, boot-legged, recopilatorios
y demás - aparte de la discografía oficial) sabías que Dylan
había dejado instrucciones detalladas sobre cómo se comportaba él -el Poeta-
ante determinadas situaciones:
Se
comportaba siempre de la forma más descabellada y absurda posible: Si le
proponían excavar una pirámide, no se lo pensaba dos veces; si se trataba de
enrolarse en el Mayflower allí estaba él el primero; si le daban las gracias
"por iluminar la condición humana", se tocaba ostensiblemente los
huevos y se ponía el sombrero.- Llamando a las puertas del Cielo se daba
cuenta de que la respuesta está en el
viento, que los tiempos están cambiando y que las
cosas han cambiado:- La esquizofrenia contagiosa de Dylan es muy evidente cuando se pegan a manera de un collage sus declaraciones menos
obscuras:

Por
ejemplo:
1ª Pregunta: "-¿Cuántos
caminos tiene que recorrer un hombre/ antes de que le podáis llamar un hombre?"
; Respuesta: "Nosotros (tus oponentes), la verdad, no evaluamos a los
hombres por la cantidad de kilómetros o de experiencias recorridas; Bob, ¿estás
insinuando que no te consideramos un hombre? Cuando grabaste por primera vez
esta canción en 1962 solo tenías 20 años: ¿No te parece demasiado pronto para
que te tratemos ya como un hombre hecho y derecho?"
- 2ª Pregunta: "¿Cuántos mares tiene que recorrer una paloma
blanca/ antes de que pueda dormir en la arena?";
-Respuesta: "Entiendo Bob, -empatizando con tu lenguaje
metafórico-esquizofrénico- que la paloma blanca es la paz y que los mares son las dificultades -igual que
antes los caminos- para que esa paz halle reposo; la verdad es que no sabemos cuántas dificultades tendrá que atravesar la paz antes de
hacerse permanente; lo más probable es que las dificultades o "mares"
que haya de cruzar la paloma no se acaben nunca; la verdad es que seguramente
no descanse jamás en la arena. Créeme
que lo siento, Bob."
- 3ª Pregunta: "Sí, y ¿cuántas veces deben volar las balas de los
cañones/ antes de que sean prohibidas para siempre".- Respuesta: "Pues mira, joven, con
tantas cuestioncitas tenemos la impresión de que no estás haciendo verdaderas
preguntas sino preguntas retóricas o capciosas: Además se detecta un tono de
acusación muy marcado en tu insidiosa cancioncilla de las 9 preguntas-clave.
¿Quién tiene la culpa?- Nosotros, claro:
Esto, más que choque generacional
es una bronca a la generación de tus
mayores, chico. - Qué mala sangre te has hecho con ellos, con nosotros, los
que no somos de tu farándula del Greenwich Village. ¿Qué te habrán hecho Bob, quién te hizo eso, Bobbie?-
Pues no, no sabemos cuántos cañonazos ni cuántas guerras habrá antes de que la
humanidad los proscriba; y lo más seguro es que continúen por siempre, sí, por
siempre, como ya te he dicho antes. - Sí, sería muy sencillo prohibir las
armas, chico. Pero tu ingenuidad es admirable".
- Estribillo: "La
respuesta, amigo mío, está soplando en el viento/, la respuesta está soplando
en el viento".- Comentario: "Si tú lo dices será así... Pero ¿cuál es la respuesta? Y
¿por qué no nos la dices de una puta vez? En una entrevista aclaraste que la
respuesta no estaba en un grupo de estudio ni en un comité de empresa sino más
bien en el aire... - Pues muy bien, la olerás tú. Pero nosotros no entendemos
una mierda. -También nos desconcierta bastante que ahora nos llames amigos después de todo lo que nos acabas
de soltar. Parece que nos pedías cuentas, que estabas indignado y ahora te pones
afectuoso, dejas de lanzarnos esas preguntas-invectivas y te pones solidario
con nosotros, hasta en el tono de tu canto... ¿En qué quedamos? ¿Nos quieres o
nos detestas o las dos cosas al mismo tiempo?) -Amigo mío, no hay quien te
entienda con estos cambios de humor. "
4ª Pregunta: "¿Cuántos años puede existir una
montaña/ antes de que sea arrastrada hacia el mar? - Comentario:
El joven cantautor BD, el paladín de la protest-song
no está planteando una cuestión de erosión ni de orogénesis sino de nuevo usando
símbolos: "¡¿Cuánto tiempo va a
pasar hasta que el escollo, la dificultad (=montaña) se disuelva!?",
acaso pueda traducir la metáforas a concepto. Parece que el joven Dylan soporta mal la espera.
5ª Pregunta: "Sí, y ¿cuántos años puede alguna
gente existir/ antes de que le sea permitido ser libre?- Comentario: Aquí el lenguaje simbólico desaparece para adoptar los
formulismos vacíos de la oratoria revolucionaria. Cursi, cursi, cursi.
6ª Pregunta: "Sí y ¿cuántas
veces puede un hombre volver la cara/ pretendiendo que simplemente no ve?"-
Comentario: Prosigue la arenga o regañina moral de Dylan, que en realidad
no está diciendo absolutamente nada. Y lo que está diciendo, lo dice mal, con
sílabas y términos torpes y pobres solo encubiertos por el hechizo de la rima,
estrella de naufragio. - De ser más directo podría haber escrito: " Pero ¡¡cómo es posible que sigáis
haciendo como que ignoráis el mal!! ¿Hasta cuándo vais a seguir siendo unos
hipócritas?"
Estribillo:"La respuesta, amigo mío..."
7ª Pregunta:
"¿Cuántas veces debe un hombre alzar la
vista/ antes de que pueda ver el cielo?"- Traducción en prosa: "¿Cuándo empezaréis a creer en
Dios?"
8ª Pregunta: "Sí, y ¿cuántos
oídos debe tener un hombre/ antes de que pueda oír llorar a la gente?- Traducción: "¿Cuándo empezaréis a escuchar el sufrimiento de los
demás?"
9ª Pregunta: "Sí, y
¿cuántas muertes pasarán hasta que sepa/ que demasiada gente ha muerto?- (No necesita traducción).
Estribillo: "La respuesta,
amigo mío, está soplando en el viento. La respuesta está soplando en el viento."- Comentario: Tras analizar y
traducir la letra ahora parece que el viento adquiere un significado inequívoco:
Es un viento amenazante y deletéreo, el
que destruye las cosas y agiganta los incendios. -Así que la respuesta a
tantas preguntas es: La Destrucción, aunque la cante llamándote "my friend" y hasta se ponga un poco
dulce o mohíno al decirlo. -La respuesta, amigo mío, a lo mal que lo estáis
haciendo con el mundo, es que va a venir un viento que os va a barrer y tal vez
un fuego que os va a abrasar el culo.
Así
pensaba el gentil ruyseñor de los lagos, el mirlo blanco BD a sus 20 y también a sus 70 años: Con fogaradas de
odio histéricas contra la inercia del statu quo , y estribillos de calma paranoica en que se
consuela y hasta se pone sentimental, depre, soñando en que la solución está en el viento
del apocalipsis que se lo llevará todo, resultado final que le pone un poco
masniaco y así una y otra vez "my
brains keep recycling the same old thought"s-
- Y
si no quería decir eso, ¿qué quería decir aquella inocente baladita escocesa
del joven Dylan?
- Cuando te parabas a traducir y a entender las
letras, era cuando te dabas cuenta de lo loco que estaba Dylan y de la maldad de sus intenciones: Blowin ´in the
Wind, canción ya casi de capilla católica en realidad no es más que
una salvaje demostración de 9 preguntas llenas de odio salpicadas por
estribillos dulces donde aquel judío que casi había babeado de despecho, se
consolaba pensando que la solución era el Harmageddón, un ciclón difundiendo la
muerte de todas las cosas a sangre y fuego.
-(A Dylan
le fascinan tanto los Últimos Días, la Trompeta de Gabriel, el Fuego
descendiendo del Cielo, la Bomba Atómica, la Lluvia Ácida que se pone casi
nostálgico pensando en ello.- Igual que otros se enternecen pensando en sus
hijos o en el color del atardecer, Dylan se
pone ñoño fantaseando en la explosión final de nuestro planeta. Le atrae la
Catástrofe Final igual que a Dios los tsunamis, los terremotos, las grandes
epidemias, las plagas, los diluvios y
las matanzas).-
- ¿Cómo
una canción tan perversa y plagada de resentimiento y de ganas de hacer daño ha
pasado a convertirse en una sintonía habitual de la Iglesia que entonan núbiles
monaguillos y chicos conmovedoramente papistas con sus guitarras? - Podría
vérseles como a corderos sin silencio que suben al matadero berreando esa canción
hipnótica de auto-inmolación.
Una canción que tal vez dice que todo es una
mierda y que tenéis la culpa vosotros, "my friends", pero que "la respuesta está soplando en el viento", está zumbando ya
como los misiles y los aviones bombarderos cuando se van acercando. O como la
tormenta rodando maléfica montaña abajo, haciendo crujir los árboles
desgajados. La respuesta está en el viento y es una sentencia y una amenaza.- -Dylan lo sabe desde los 20 años, parece que lo sabe
desde siempre: estamos condenados y
él se lo toma bien; se conforta pensando que va a venir un gran viento que nos
va a achicharrar a todos por todos nuestros largos pecados capitales.
-Nos lo tiene dicho en muchísimas canciones: "Aguas altas alzándose seis pulgadas por
encima de mi cabeza./ Ataúdes flotando por la calle/ como balones de plomo/.
Las aguas inundando Vicksburg/, todo parece triste./ No puedo ser feliz, amor, a
menos que lo seas tú".- Sí, por inundación, por
radiactividad o por cosas peores esto va a ir de mal en peor y Dylan sabe de lo que habla porque es el Profeta y
ha visto lo que el hombre solo se ha atrevido a soñar.
Que
el genio Dylan, el Sabio, tal vez el Santo -"Buddha in european clothes"
y todo eso- esté más que seguro de que se va a producir el Fin del Mundo en
breve, no es un motivo de tranquilidad.- Porque Dylan
ve más allá que nosotros, sabe más que nosotros y pareciera que ya estaba cantando nuestra muerte cuando
aún no habíamos nacido:
"
(1)How many roads must a man walk down
Before you call him a man?
(2) How many seas must a white dove sail
Before she sleeps in the sand?
(3) Yes, and how many times must the cannon balls fly
Before they're forever banned?
- The answer, my friend, is blowin' in the wind.
The answer is blowin' in the wind.
Before you call him a man?
(2) How many seas must a white dove sail
Before she sleeps in the sand?
(3) Yes, and how many times must the cannon balls fly
Before they're forever banned?
- The answer, my friend, is blowin' in the wind.
The answer is blowin' in the wind.
"(4) How many years can a mountain exist
Before it’s washed to the sea?
(5) Yes, ’n’ how many years can some people exist
Before they’re allowed to be free?
(6) Yes, ’n’ how many times can a man turn his head
Pretending he just doesn’t see?
Before it’s washed to the sea?
(5) Yes, ’n’ how many years can some people exist
Before they’re allowed to be free?
(6) Yes, ’n’ how many times can a man turn his head
Pretending he just doesn’t see?
- (The answer, my friend, is blowin’ in the wind.
The answer is blowin’ in the wind.
"(7) How many times must a man look up
Before he can see the sky?
(8) Yes, ’n’ how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
(9) Yes, ’n’ how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?
´- The answer, my friend, is blowin’ in the wind.
The answer is blowin’ in the wind."
The answer is blowin’ in the wind.
"(7) How many times must a man look up
Before he can see the sky?
(8) Yes, ’n’ how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
(9) Yes, ’n’ how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?
´- The answer, my friend, is blowin’ in the wind.
The answer is blowin’ in the wind."
Copyright
© 1962 by Warner Bros. Inc.; renewed 1990 by Special
Rider Music
Yo por mi parte abandonaría de buena gana ya este inventario de impresiones
subjetivas sobre un cantante que me obsesiona.
Que
me obsesiona hoy igual que el primer día.
Alguien
que sin duda me hace daño. Porque su grandeza, su excesiva estatura me impide
ser yo mismo.
Es
casi seguro que no tendré tiempo de ganar el Nobel, el Pulitzer, los Grammy,
los Óscar, el Polar Prize, el Príncipe de Asturias, etcétera.- Tampoco es
necesario para la satisfacción completa de mis necesidades. Es evidente que el shamán de Minnessota no difruta ni mucho
ni poco desos galardones. ¿Por qué habría yo de desearlos?- Si dentro de 20
años me conceden el Nobel creo que haría lo mismo que mi ídolo: Quedarme sin
palabras.- Mi mamá comprendió mejor al autor de The Times there are a-changing que todos los periodistas del mundo
pasmados ante el silencio del premiado.
-"Debe
ser un hombre muy timido", comentó mamá cuando oímos que tras la
concesión del Premio Nobel de Literatura de 2016, Dylan
no había dado señales de vida y ni se sabía si lo había aceptado.- Y mientras
dylanólogos, dylanitas y dylanófobos especulaban en los periódicos sobre la
posibilidad de que lo rechazara, mamá y yo adivinamos lo que terminó
sucediendo: que recogería el dinero pero no iría a Estocolmo.
También
comprendimos la razón de su silencio, que no era otra que su timidez o -como él
mismo confesó después- que "se había
quedado sin palabras". No nos costaba comprender que no se trataba de
arrogancia sino de todo lo contrario. -Y así seguimos amando a Dylan, admirándole por hacer siempre lo que menos
se esperaba de él.
Comprendíamos que no tuviese
la soberbia de los que se consideran por encima del máximo premio mundial y lo
desprecian. Como Sartre y otros. -La soberbia de los que se consideran por encima
del dinero y de la prosa de la vida.- Yo también admiraba a Dylan por haberse hecho multimillonario. Dylan no solo era un hombre de negocios avezado
sino una industria, una marca, una
multinacional con más presupuesto que algunos países de África. Dylan ahora podía comprar todo Mozambique porque
su fortuna era veinte veces mayor que el PIB dese país sobre el que hizo rimas
tontas sin la menor relación con el Mozambique real.
De acuerdo con Howard SOUNES
las royalties y las propiedades de
Mr. Dylan
-inteligentemente diversificadas en campos muy alejados entre sí- se
aproximarían al Producto Interior Neto ya no de una Nación-Estado del tercer
mundo como la citada, sino al de un país super-desarrollado como Francia. Es
decir, se calcula la fortuna de Dylan en
unos 10 billones de dólares de 2017. Cantidad que no deja de aumentar año a
año.
A nosotros los fans, a
nosotros los incondicionales, los dylanitas nos parece perfecto que el oro
líquido bañe los bucles de nuestro Dios hecho Hombre.- Al fin y al cabo si Cristo volviera a la Tierra y fuese
reconocido, le entregaríamos todos nuestros bienes y, por seguirle,
renunciaríamos a todas nuestras propiedades. ¿Qué hay de malo entonces en que
el verdadero representante de Jesús en la tierra, el hombre más crístico,
amase una fortuna equivalente a la de una gran potencia? - Tal vez la próxima
guerra mundial no se libre entre dos Estados regulares como Francia y Alemania
sino entre la Industria Dylan y Corea del
Norte, por ejemplo. -Me imagino
perfectamente a mi héroe con su perfil inconfundible y el sombrero que ya
parece parte de su cabeza egregia, imagino a Dylan como Saúl Rey de los
Ejércitos, liderando a sus 120 años una cruzada contra Pionyang.
Sí: Si en este sucio mundo
alguien debe poseer un capital
exorbitante, que sea ese niño judío vagabundo que se escapaba de casa,
presumía de su miseria y gustaba de vivir
peligrosamente.
-Si alguien debe liderar la escena, si solo puede haber
un Rey de la industria discográfica, que sea Dylan.
-Al fin y al cabo es el mejor hombre que conozco (aunque solo lo conozca a
través de sus canciones).
-Con ese dinero puede hacer
mucho bien o mucho mal; yo confío plenamente
en su criterio. Y aunque con mi pequeña contribución a su inmensa fortuna, él
hiciera algo que a mí me pareciese inmoral, si dedicase ese dinero a algo
repugnante como follarse a veinteañeras que solo buscan su fama y su cartera, a
mí, me parece aceptable si el sr. Dylan
así lo ha decidido. - Y no le condenaré de ninguna manera.-Al revés me parece
que es el Don Juan eterno que tras pasar por las encarnaciones de Paje de
Corazones y de Maldito Enamorado, de Padre-tumbado-en-la-duna y del Dulce
Pretendiente de Melinda, yace ahora centrado en el mago viejo que ha vencido al
tiempo y a la edad, que aún es bello a sus 70 y aún sigue con una sola sílaba,
con una inflexión imprevista en su voz de violoncello,
derritiéndonos el corazón.- A un hombre así, de Tristeza Constante, humano
hasta más que humano, se le debería entregar todo el dinero del mundo.- Puesto
que es imposible que le importe.
Puedo
especular que el día menos pensado Dylan estrangula en el baño de su suite del hotel Saint-James a una de sus ninfas ocasionales y acaba
sus días en una prisión-psiquiátrico.- (¿Por fin se darán cuenta las
autoridades de lo loco que estaba cuando ya no tenga remedio y la pandemia de
dylanitas que escriben su propio libro sobre Dylan soñando
que su ídolo lo lee y lo aprueba, sea imparable?).-

- Pero incluso si Dylan hiciera con el
dinero en lingotes que tiene algo todavía más inmoral, más sucio como envenenar
las aguas públicas de Babilonia o fantasear que nuestro planeta es destruido
por una Shooting Star ... Incluso en
el caso de que Dylan hiciese algo realmente
grave como asesinar a todas sus ex-esposas, ex-amantes, ex-novias, ex-ligues y
ex-amigas, o violar a Roman Polanski en
su fiesta de reencuentro con Holywood. - Incluso si me dijeran que Dylan se había puesto enfermo de "comer demasiada carne humana" o que
"ordeñaba la leche de mil vacas"
(haciendo referencia a los dos mil tetas que se calcula que Dylan ha tocado; - en abierta competencia con
Mussolinni -cuyo rendimiento sexual se estima en 3.555 amantes con cópulas
completas; sin embargo el desempeño de Dylan
como Don Juan o Depredador Sexual ha podido durar mucho más tiempo y parece
seguir su curso según las fotos galantes de sus más recientes discos).
-Sí, aunque Dylan se
prostituyera de pequeño o le pusiera los cuernos a su mujer de manera más que
abierta de mayor , con una crueldad y una mala saña propias de un psicópata o
al menos de una Personalidad Anti-Social. - Aunque el Judío errante sea arisco
e intratable, un fanático intolerante procedente de la Guerra de Secesión y del
espíritu de los Abolicionistas,
yo le amaba.
Y amaba cualquier cosa que
hiciese por desconcertante que pareciera. - Especialmente había que tener fe
-eso había aprendido yo, no sé ya dónde- con aquellas cosas que contradicen
nuestro sentido común, nuestra razón y nuestras creencias. Había que tener fe y
respeto hacia aquello mágico que nos parece del todo irracional en el Maestro y
en la Revelación.- Por eso si lo que Dylan hacía
me parecía chocante -aunque casi nada llegase realmente a asombrarme después de casi
40 años en su universo, -(salvo su música: olas de otro planeta)-, el que tenía que
cambiar de idea era yo.
- Puesto que él era el
Maestro, el Superior Espiritual y tenía mucho que enseñarme. Mientras que yo
solo era un seguidor, un imitador, un adorador, un parásito del aura de Dylan y nada hubiese podido él aprender de mí.
- Y todo lo que dijera, cualquier gesto que esbozara, cualquier
declaración, cualquier anécdota o rumor sobre su extraña vida, volvían a
arrancarme la risa y la alegría por saber que vivo al mismo tiempo y en el mismo planeta que un
poeta y músico tan grande. -Y deseaba con intensidad que mucho más viviese.
Al fin y al cabo mi supervivencia
depende de la de Dylan... - Pero, ahora que
lo pienso, la supervivencia de la copia no depende de la supervivencia del
modelo original: -Sobrevive el cuadro,
la representación cuando la modelo, la representada murió hace ya mucho tiempo.
-...Tal vez con este tipo de consideraciones pueda alcanzar una cierta
distancia moral respecto a fenómeno llamado Dylan : mi obsesión:- Pensar que podré vivir cuando
mi querido Dylan ya no esté, es algo que me pone
muy triste.- Como pensar en la muerte de mi madre.- Y decir que su música no morirá, me disgusta
profundamente: Yo quemaría todas sus canciones tan solo por darle cinco minutos
más de vida. Pues, como él nos enseñó, al
lado de la vida, el arte carece de importancia:- Es más interesante el ser humano apodado Bob Dylan que su titánica obra de composición y de
interpretación. Dylan es más que música.
Creo
sinceramente que poco más puedo añadir en relación a mi parecer o semblanza del
Rey de los Poetas del siglo XX, sin duda el más popular de todos los tiempos en
cualquier sentido que se entienda la palabra "popular".- Homero, Petrarca, Shakespeare, Cavalcanti, Ronsard, Henri
Murguet, Baudelaire, Rimbaud y Robert Frost descendían del Olimpo del
Parnaso para ponerse en manos del pueblo iletrado y programas de gran audiencia
como los Cuarenta Principales. -Dylan era un
Poeta Maldito como Poe, Woody Gurthrie o Verlaine pero con la pequeña diferencia de que Dylan no murió joven en aquel accidente ni le
asesinaron como a John Lennon ni había
terminado mal: Ni loco ni muerto ni alcohólico. Era fácil reconocerle como la
reencarnación de Arthur Rimbaud en las primeras
instantáneas adolescentes de Robert Allen Zimmerman:
La reencarnación ha aprendido mucho de sus calamidades pasadas en Bruselas, en
Londres y en Abisinia: Robert como reencarnación
de Rimbaud es diez veces más práctico que el
poeta francés. - Zimmerman ha seguido las huellas de Rimbaud. Pero esta vez sin
pasar tantas penalidades, sin sufrir tantas privaciones sexuales, tantas
locuras crueles al lado de Loyola, tanta
soledad, tanto abandono, tanta sequedad en los sentidos, tanto desierto, y en
seguida, joven y envejecido, la gangrena, la amputación, el delirio y la
muerte.
- No iba a ser ese en el siglo XX y XXI el maldito destino del Hijo de la
Bohemia. - Tantos Ángeles Buenos y Entidades Protectoras Venidas de Otros
Mundos protegen, cuidan y custodian al super-humano Dylan
como ángeles negros, maldiciones y toda suerte de conflictos,
perturbaciones y energías negras gravitaban y condenaban al genio adolescente
de Une Saison en
Enfer.
-¿Cómo se las había
arreglado Dylan para ser más bohemio, más extrema izquierda que los hippies y que los trotskistas veganos de
Joan Baez y no terminar prematuramente muerto
como Rimbaud, ni loco como Van Gogh o Strindberg,
ni aislado como Nietzsche, ni proscrito como
Oscar Wilde, ni arruinado como Pessoa?

Joan Báez activista política, cantante folk y compañera y promotora de Dylan en los primeros 60
- Su éxito inconcebible (era
más famoso no ya que Jesucristo sino que el mismo Dios -Padre) solo se podía
explicar gracias a alguna clase de intervención paranormal como la varita
mágica que concede a su poseedor todos los deseos. ¿ Por qué precisamente eso
se ha producido en el caso del cuerpo creatural -(y lamento usar este giro de
lenguaje tan raro-) del ente o individuo humano que apodamos Bob Dylan y no en ningún otro caso, es una cuestión
imposible de resolver. - Y para los que creemos en el carácter sagrado de sus
canciones, en el carácter profético de sus visiones, en el corazón sabio de su
música, Dylan es simplemente El Elegido. - Como
Silvio Rodríguez es el mayor trovador en castellano de acá y de América.
-
En suma, Dylan
ha tenido tanta suerte porque es el Elegido de Dios, simplemente.- Ni sus
mujeres ni sus hijos hablan mal de él. Protegen su privacidad. Quizás le temen
como a un viejo gángster del Sur de los Estados Unidos, un tipo de fino
alambre, fino bigotito y agudo sombrero de alas plegadas.
Una persona de impulsos tan
violentos como debe ser el autor de A Hard Rain´s a-gonna fall (de ningún modo un
gorrión pacifista de Woodstock), alguien tan exageradamente iracundo como un
Juez del Antiguo Testamento, alguien tan moralista que se cree en su paranoia
que gobierna El Viento y precipita a voluntad las tormentas, alguien como Dylan debe dar mucho miedo si es tu
padre ausente que a la vez que está completamente loco dispone de poder
ilimitado gracias a sus ganancias billonarias, su reputación y sus influencias.
Dylan
padece no solo un Trastorno de
Personalidad Múltiple sino por lo menos siete desórdenes o psicopatologías más, incluyendo las más graves como la
Esquizofrenia, el Autismo, los Delirios Paranoides, la TLP y la Psicopatía del
Sádico.
Dos de las personalidades múltiples interpretadas por el actor James MacAvoy en el thriller de M. Night Shyamalan, Múltiple
(Véanse las
tablas valorativas y con códicos de evaluación del DSM- V donde BD cumpliría
todos los criterios nosológicos más dos
bonificaciones;- el dylanólogo Eythor Orlasson
de las Islas Feroe ha llegado a contar en la producción de Dylan "no menos de 18.000 personalidades
independientes y distintas!" - Si esto fuese verdad, el ente llamado Dylan habría de ser considerado como
una especie de lugar de encuentro, o cruce de vientos, un vacío, una antena
para-rayos, o un sensor sin cuerpo propio que se ve arrebatado
ahora por este, ahora por el otro espíritu o personalidad disociada.
Pero al ser tantísimos los
personajes en los que el artista Dylan se ha
volcado - the watch-tower, Madonna,
Joey, Quinn el Esquimal, la "chica
que le ofreció el arco iris", "la mujer cuyo cuerpo estaba
ardiendo" -, y así en una algarabía de pintorescos nombres como George
Louis, Charles Darwin, Henry Ford, Sophia Loren, Anita Ekberg, Ezra Pound, T.
S. Elliot, Allen Gingsberg, Jack Kerouac, Bertha Mason, Johanna, etc- no se
podía afirmar ya quién era entre todos ellos Dylan.
- No se veía claro si el Poeta
pudiera poseer todavía una identidad propia, un crisol para tantos metales de
tantos temperamentos, un rostro real y no anónimo detrás de tanta máscara. -Sino
que más bien era una amalgama de seres arrojados a la arena de un teatro que
hablaban como si narrasen la historia de un idiota, lleno de ruido y de furia;
y eran tantos, que se quitaban la palabra.
En conclusión, y por no
seguir con tecnicismos sino en términos vulgares: Sostengo que Bob Dylan es un enfermo mental grave con tendencia a auto-lesionarse y a lesionar
a otros y con signos innegables de diversos trastornos que pueden observarse en
el descuido y falta de aseo de su ropa (su desaliño era proverbial) desde los años 60 hasta el siglo XXI: -
No se sabe por qué así como
empezó el 2000, Dylan empezó a aparecer más
arreglado en las televisiones, en el cine y en las portadas de sus discos. -Bien
afeitadito, con un sombrero no obscuro sino claro de antiguo ranchero del Sur,
un sombrero que recordaba a Tara y al land
of cotton. -También su cutis se había vuelto más liso y perfecto. A veces parecía tener las mejillas de látex y
los ojos de zafiro: Como en la ceremonia
de los Óscar donde dio las gracias por el premio a Things have changed a través de una videoconferencia de plasma desde
algún lugar del mundo donde aguardaba la noticia, indiferente, escoltado por
sus músicos de siempre, sus buenos y fieles escuderos, resignadamente
secundarios pero recibiendo un magisterio de Dylan
que les parece una bendición y un tema de investigación interminable.- El
sesentón Bob ahora era el hombre más elegante
del mundo, pero no por la ropa ni por el
corte de pelo ni por destello de las guitarras americanas que cuelgan de su
hombro como bajo las piernas del cow-boy
hay siempre un caballo. - Es extremadamente elegante este superviviente de
miles y miles de batallas. Parece mentira que se le vea tan sano: -Tiroteado en los pantanos, cazado y
perseguido como un cocodrilo, con una corona de espinas, había venido de la
obscuridad salvaje, de las Tierras del Norte. Era una criatura vacía de forma...
Dylan recibe
el premio con una ligerísima sorpresa de hombre de mundo que ha dado ya varias
veces la vuelta al planeta y no se inmuta ni en presencia de un loco agitado
que invada el escenario. - Tiene los nervios de acero. Hay quien dice que en un
concierto en Lugano descendieron a ambos lados de Dylan
dos bellas extraterrerestres con medias y blusas transparentes de un material
extrañlo a nuestro planeta. Dicen que Dylan en éxtasis habló con
aquellos seres de éter en un idioma desconocido que más tarde el propio
visonario identificó como "venusino
mainstream o "standard averaged"

Dylan dando agradeciendo el Óscar por Things have changed a través de una videoconferencia
- Luego con ojos infinitamente azules y su voz,
su voz bien conocida desde hace siglos, desde siempre, su voz ahora meliflua y
sonoramente humilde, da las gracias y
realiza una vez más prodigios de memoria: Por estas cosas Dylan no se ha hecho solamente famoso o célebre sino que es una
leyenda viviente:
No
solo les agradece su colaboración a los productores y a dos o tres nombres sino
que Dylan el anciano sobrenatural recuerda y
repite decenas y hasta un centenar de nombres como si una vez más su memoria
fuese un almacén oriental o un teatro mágico donde se materializan como sin
querer y con nítidos perfiles las cosas tal como sucedieron, como sucederán o
como simplemente pudieron haber sucedido .
- Bueno. En mi documento de
Microsoft Word este artículo tiene ya 60 páginas, lo que podría con justicia
considerarse como un pequeño ensayo o librito en papel. En el soporte on-line del blog ethicayphilosophia (al que con
justicia pertenece puesto que merece la pena incluir en un blog escolar, algo
sobre el mayor Poeta de nuestro tiempo) parecerá mucho menos extenso.
De modo que al menos por mi
parte puedo adjudicarme el triste honor de haber obedecido una vez más en mi
vida al Maestro Bob Dylan: - Señor, Señor, a lo
tonto no he escrito un articulito repentizado sobre Vd. tal como se me venía a
las mientes y sin elaborar ni meditarlo lo he corregido y lo he publicado y ya está, no, sino que más bien ha constituido una
tarea de larga duración, iniciada hace
meses y amasada en la vigilia de las noches en blanco.- Sí, trabajé mucho mi
semblanza y al final he respondido a la provocación del Maestro escribiendo algo así como mi propio librillo sobre Dylan.
La verdad es que con mucha
frecuencia (tal vez una o dos veces cada hora o incluso más en ciertas
circunstancias) creo ver el fantasma de Bob Dylan
partiéndose de risa al enterarse de los detalles de mi vida:
Como un Dios Cínico -si esto
es concebible- se pitorrea absolutamente de todo lo que yo hago, pienso o digo.
- Mi sentimiento de inferioridad respecto al Gigante de
la Tierra de Gigantes es continuo e insuperable. -Por eso en madrugadas
completamente inmersas en los excesos de la psicosis y de la ideación
delirante, me angustiaba oír el pacíifico John Wesley Hardin y hasta me castañeteaban
los dientes cuando al fin comprendía como un cuento de niños el sentido de
aquel disco maldito, perversamente tranquilo y neo-rural.- Entonces con la
audacia y la diafanidad que se experimentan en los brazos de la locura, me digo
que Dylan ha firmado un Pacto con el Diablo. Lo
ha firmado con su sangre. Por eso le va también. - Si es que ser rico, famoso y
genial es lo mismo que ser feliz. ¿No cuentan que Robert
Johnson fue instruido en el manejo de la guitarra de noche en una
encrucijada de caminos por el mismo Lucifer músico?
Veo siempre a Dylan
levantando la cara sobre mi cabeza, poniéndose su sombrero con sonrisa de
borrachín jactancioso e indicándome de muchas maneras distintas que no soy
nadie, que solo soy un imitador, un producto de segunda mano, un seguidor, un
segundón, un sosias, un epítome, un mediocre, un nadie, un adorador, una sombra
en la multitud del auditorio.
Precisamente soy consciente
de lo más doloroso y tal vez por eso lo he ido posponiendo hacia el final,
hacia la puerta de salida deste ya muy largo y muy vivido retrato de mis entusiasmos
por Dylan.
- Lo más doloroso es que Dylan nos desprecia. Dylan no nos quiere. Nos conoce perfectamente, eso sí. -Se dice
que su mirada te atraviesa el alma y es como si la escanease. Nosotros los fans
de Dylan nos sentimos comprendidos hasta cuando nos insulta. - Pues siempre nos
insulta y nos riñe cuando se le ofrece la ocasión que suele ser una vez cada
doce años que concede una entrevista a un periodista que le cae bien, y por
motivos que nunca quedan claros para nadie, de este caprichoso evitador de
encuentros con la prensa y alérgico a publicar nada sobre su vida íntima (salvo...sus canciones, claro).
- Siempre que da una entrevista aprovecha para insultar a sus fans y
mostrarles su más absoluto desprecio diciéndonos cosas como que nos dediquemos
a leer a algún autor serio como Dostoyevsky
o TolstoÏ, que no perdiéramos el tiempo, que
no perdiéramos la vida obsesionándonos tanto con él, tratando de desnudarle y
de conocerle de forma enfermiza. - Nos avisaba de que si cruzábamos su zona de
seguridad -por ejemplo `por un exceso de adoración- tendríamos que vernos las
caras con él, el pequeño, casi enano y escuálido pero imponente gángster con rizos mefistofélicos y
aguamarinas en los ojos.
- Qué mal le caíamos a Bob
los fans. Escogía siempre las palabras más hirientes, las comparaciones más
humillantes para explicar la falta de simetría entre el público y el cantautor.
No era desde luego una relación de colegas, no era una relación entre iguales.
Aquí Dylan mantenía silencio; por puro sentido común, se deducía de lo anterior
que era una relación entre desiguales:
Claro: - El cantautor era superior al público y el público era inferior al
autor.- Y dentro de la anónima y masiva audiencia de miles de millones de
terrícolas y de extra-galácticos que escuchan y admiran a Bob, nosotros los
dylanitas éramos los peores.
De forma muy áspera Bob siempre nos echaba en cara nuestra manía de oírle
a todas horas y de analizar hasta la más insignificante palabra de sus
canciones. Nos despreciaba porque estábamos demasiado obstinados con él y él
andaba por ahí haciendo el loco en los supermercados, echándose por la cabeza
un litro de whisky, grabando discos
pésimos. -Le importaba una mierda ser una leyenda.- Quería volver a las raíces y cazar osos.- Nos repetía que era inútil
intentar armar el puzzle de sus 18.
000 personalidades múltiples.- Él hablaba con Dios a voluntad, siempre que
quería; y nosotros no hablábamos más que de Dylan.-
Como cuando era muy niño y las aventuras de mi hermano mayor Juan, - ya pubescente, con olor a chica,- me parecía un
nivel de existencia superior que yo solo vivía a través de relatos.
- Parece que Bob se enfada, se encoleriza como los Profetas de
las barbas y de la kippá con sus admiradores
incondicionales a los que tacha de carecer de personalidad, de creer en ídolos
y en definitiva de manipularle a él y a su música. -Dylan
nos odia por ello. - Es un extraño caballero que parece salido de las entidades
del Vudú y maldice con estilo pausado y tranquilo a cualquiera que se le
acerque a menos de dos metros.- Él nos odia por amarle demasiado y nos grita
con su personalidad más esquizotípica que tenemos
que servir a alguien, puede ser el Demonio o puede ser Dios pero tendrás que
servir a alguien.
- Para Dylan está claro, que sus fieles veneradores no somos más que un
atajo de chiflados conformistas que colaboran con el Diablo y por tanto están
en guerra personal con el Poeta de Dios de la Era de la Riña, con el Poeta Dylan, el que "algún día ha de ver a su Rey".
- Somos de lo peor, tienes razón, Maestro, siempre serás más sabio. Haces
bien en insultarnos día y noche y que tu Musa de Ira haga retemblar los cielos
y sea tu voz el clamor espeluznante de la Sibila. Ódianos siempre y en cada
entrevista da muestras de que nos sigues rechazando. -Nosotros te admiraremos
tanto más cuanto que asumimos que tienes razón y que solo somos unos tristes
imitadores.- Y mientras seamos tus fans, no podremos ser otra cosa.
Así de pronto gracias a la
crueldad verbal del señor Dylan y a sus crípticos
mensajes en escritura cuneiforme escondidos
en las cuevas de sus estrofas, empecé a perder la razón y a odiarme a mí mismo
y a autodiagnosticarme tres o cuatro Trastornos de Personalidad, alguna
Neurosis Fóbica moderada (por ejemplo, a los Inspectores de Educación), un
poquito de Trastorno Afectivo-Estacional casi tan mecánico como el curso del
calendario de octubre a febrero (depresión) y de febrero al verano (pico
maniaco). También me descubrí un Inestable Histérico/Histriónico/Hirsuto con
Trastorno Límite de Personalidad (TLP). Algunos Desórdenes de la Conducta
Alimentaria y del Sueño. -Veinticinco o veintiséis Parafilias o Perversiones Sexuales que no voy
a mencionar. -Una pizca de Autismo casi totalmente superado. -Delirios
Acústicos y Alucinosis Paranoiforme recurrentes. Alucinaciones Auditivas,
Visuales y Cinestésicas. Despersonalización. Enfermedades Somatomorfas
Sensación de Pensamiento Inducido y de Pensamiento Mágico.- En fin, que creo
que Dylan es un peligrosísimo esquizofrénico con intenciones extremadamente
destructivas y al ver su insania, he visto también la mía.
Yo tal vez me había quedado tarado, in stagnation, pillado en la adoración de la música de Dylan. Tal vez había perdido mi vida como Swann la
perdió persiguiendo durante años a Odettte, de la que ni siquiera estaba
enamorado.
-Sí, por favor, siga
humillándonos con su desprecio Mr. Dylan, Genius Dylan,
siga despotricando contra sus fans y pagándonos los aplausos con escupitajos.-
Ya sabemos que le gusta dar el campanazo en las situaciones más embarazosas y
más formales.- Por eso es una leyenda.- Ya nos ha dicho de todo y ahora a nosotros ya nos
da igual que nos ofenda. Lleva por lo menos cincuenta años aconsejándonos que
abandonemos su música y el interés por su persona o que nos atrevamos cada uno
de sus millones de seguidores o dylanitas a escribir nuestra propia biografía
de Dylan. "Tal
vez te salga una obra maestra", ironiza el viejo zíngaro.
-En el fondo parece que insinúa que si escribes un libro sobre él solo
porque le has oído o le has visto en
alguna parte, o simplemente lo has conocido de algún modo, eres un imbécil de tomo y lomo; no le extraña
que caigas en el error de escribir el enésimo texto de interpretación sobre Dylan.- Soy un registro estadístico de los
presuntos admiradores de Dylan. Uno más, una
regularidad estadística y una mirad anónima que da vida a Dylan.- Él en cambio
es él. Y si no hubiese existido, alguien tendría que haberlo inventado.

" If the measure to greatness is to gladden
the heart of every human being in the face of the earth, then he truly was the greatest.
In every way he was the bravest, the kindest
and the most excellent of men"
(Bob Dylan on Muhammad Alí, Bob Dylan Official Site, june, 4, 2016).
Mecachis en la mar, qué erudito y autobiográfico te has vuelto. Parece que me estoy leyendo a mí mismo, pero mejor, porque yo no domino ese tema casi nada, al contrario que tú.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Veo que cumples tus promesas. Como los de ETA. Francamente no acabo de saber si te ha gustado o no. Supongo que no, puesto que el "mecachis en la mar" inicial hace que todo suene irónico. Esa exclamación de admiración irónica (?) se conecta con "erudito y autobiográfico", que son como dos patadas en la barriga, dos soberbias bofetadas. Pero la que más duele es la primera.- En la siguiente frase ("parece que me estoy leyendo a mí mismo...") se hace evidente que nos encontramos delante de un profesional de la manipulación, de un retórico avezado, de un artista del lenguaje:" Eres un pedante y un autobio-onanista como yo, mon semblable, mon frère; pero en este caso eres hasta más pedante o erudito que yo pues, la verdad, es que no domino el tema de Dylan y tú sí". El texto, pese a su mezquina brevedad, destila una astucia y un cinismo maquiavélicos. El encadenamiento paratáctico, a base de comas yuxtapuestas, con una adversativa en "pero", una causal y finalmente la mareante "al contrario que tú", somete al lector a un movimiento en zig-zag desasosegante, casi infernal. Es obvio que el autor, utilizando, las menos palabras posibles se está pitorreando a fondo y de manera nada simple.- Ángel Romera ha publicado un sinnúmero de libros de investigación sobre diversos temas, entre otros, sobre masones y protestantes manchegos (como el que presenta mañana a las 20h. en una librería-cafetería del final de la calle Toledo: lamento no recordar el nombre). También es el redactor de una excelente manual de retórica que puede descargarse on-line y el responsable de miles de artículos anónimos de Wikipedia, especialmente el de "fantasmas", mitología japonesa y casi todos sobre métrica. Así como de numerosos perfiles biográficos de la misma "enciclopedia libre" (aunque al parecer no es tan libre). Romera,-tan parco en su comentario, como si a Ronaldo vestido de paisano le dan un balón y él solo le da un toque tímido- es sobre todo el monstruo devorador llamado Endriago y seguramente sea como blogger como pase a la historia de las Letras: Desde hace por lo menos 15 años el profesor Romera desarrolla en este soporte informático igual que en otros blogs, una incesante actividad como publicista. Ethicayphilosophia al lado de El Diario del Endriago es como un niño pequeño al lado de un adulto: El blog de Ángel tiene cientos de veces más artículos y contenidos que el mío y sin duda está mejor escrito. En último lugar, pero no de menos importancia -por no abundar en sus reservas culturales como especialista en la novela negra, la ciencia-ficción, Quevedo, etc. etc.etc.- está la verdadera vocación u oficio de Ángel: Poeta. La poesía de Ángel es lo mejor de toda su enorme producción. No sé si él mismo la valora en lo que vale. Realizo esta larga aclaración para alertar al lector sobre las posibles intenciones de un monstruo que posee semejante bagaje. Es como si Usain Bolt diese un par de zancadas para decirnos que sí, que va a correr para que le veamos. O como si Cassius Clay amagase un crochet sin terminarlo.- En cualquier caso es un honor contar con el comentario exiguo de un escritor erudito, investigador y poeta como mi amigo Ángel. Así que muchas gracias.- Pero, joder, si no te interesa Dylan, ¿por qué lo lees y lo comentas? Mejor habrías comentado el artículo del atraso educativo en España. Dice Murakami que casi todos los escritores son envidiosos, individualistas y competitivos. Y yo lo leo y me da vergüenza que tenga razón. Pero yo creo que la grandeza está en no competir. Un abrazo
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