INTERDISCIPLINAR III. CLASES AL AIRE LIBRE Y CON GUITARRA GUITARRA
INTERDISCIPLINAR III
SOBRE LA CONVENIENCIA DE DAR CLASE FUERA DEL AULA Y DE TOCAR LA GUITARRA
SOBRE LA CONVENIENCIA DE DAR CLASE FUERA DEL AULA Y DE TOCAR LA GUITARRA
La forma Sonata de Beethoven se ha visto como una expresión de la tensión dialéctica de su contemporáneo el idealista Hegel. Se trataría de que a través de la escucha e interpretación de El Claro de Luna de Beethoven el alumno re-viva el espíritu del Sturm und Drang y del Idealismo. -Y así, a través de la música vivenciada, sugerir el Zeitgeist de otros momentos culturales de la Historia de la Filosofía.
A Habiendo preguntado al Inspector de zona adjudicado a mi Instituto si estaba prohibido dar clase en el patio, me respondió prudentemente que no estaba prohibido mientras la actividad estuviese incluida en la Programación de la materia y justificada y no interfiriese con otras actividades como por ejemplo las deportivas. - Viniendo de un hombre como el Inspector Luis-Javier que parece la estampa del funcionario impecable, cumplidor de la Ley hasta subrayarla con rotuladores de tres colores, me pareció una contestación aceptable y me marché a mis labores en el aula pues de momento me estoy absteniendo de trabajar al aire libre.
Antes de nada, me gustaría contar que llevo más de 30 años dando clase, ejerciendo de profesor en diferentes espacios al aire libre: patios, canchas, bancos, gradas, jardines, escaleras, hospitales abandonados y aún sitios más extraños que no merece la pena mencionar.
Cualquier cosa que uno entienda por "dar una clase de Filosofía" lo he venido haciendo: por ejemplo, sentado en el enorme y benéfico algarrobo que había cerca del IES Monterroso de Estepona. En un yate en Ibiza. En arroyos de Ruidera. Y muchas veces en las canchas de deportes cuando venía el buen tiempo. Y una vez -que fue un fracaso- a la manera peripatética: caminando. -Nunca me pareció demasiado conflictivo o subversivo dar la clase en el patio puesto que recordaba de mis estudios de griego que la palabra aula, -en griego aulé o avlí-, significa "patio" pues las clases en la antigüedad se daban en patios y no en habitaciones cerradas.- Jamás me arrepentí de hacer actividades al aire libre con los alumnos. Parecía a veces que como yo en esas situaciones tenía más miedo a la desorganización, a la falta de seriedad, me ponía más serio, y terminábamos trabajando más que en el aula, y con más formalidad.
Dar clase en la calle, en la terraza de un bar de un barrio obrero de Málaga es exponerse naturalmente a la invasión de la vida, a que la vida en torno interfiera en la clase ya que el grupo escolar no permanece aislado de su barrio, de la temperatura de su medio-ambiente social. La madre puede ver lo que el profe hace en clase con su hijo. La clase no es un sancta sanctorum. Un lugar privado y casi secreto. Los centros escolares son centros de aislamiento y hasta de detención obligatoria. Pero no deberían serlo.
-Como experiencia de libertad recuerdo a profesores que en primavera nos sacaban a dar clase al jardín. Don Buenaventura, nuestro encantador maestro de Música, de Religión y de otras cosas: En mayo, con mucho calor y abejorros zumbando bajo el olor dulzón de la higuera nos llevaba a que despertásemos nuestros sentidos entre el aullido desquiciante de 40 flautas.- Es decir, esto de "dar clase fuera" no es tan innovador si ya lo hacía un profesor de primaria de la Sociedad Marianista en un colegio de los años 70 católico y nada innovador.
La experiencia liberadora de dar clase fuera del lugar cerrado de siempre, de salir al campo o al menos al aire libre, justifica por sí sola el hábito inveterado desde los griegos de platicar y de filosofar en círculo en cualquier lugar ameno, rico en fuentes y en verduras. -No recuerdo haberme arrepentido nunca de ceder al impulso natural de los alumnos de querer escapar del espacio llamado "aula" y que en español presenta un triste parecido con la palabra "jaula". Ni siquiera en aquellas ocasiones donde el objetivo didáctico programado no fue alcanzado. Salir al aire libre no es des-estructurarse.
Tiziano, Concierto Campestre.- Laúdes y música al aire libre
B
Tampoco lo es usar la guitarra como herramienta didáctica en la clase de Filosofía: No solo como instrumento de concierto para que los jóvenes estudiantes se vayan familiarizando con los Grandes de la Música que muchas veces desconocen en absoluto, sino que presenta una gran cantidad de posibilidades y transforma por completo la atmósfera o clima de una clase. - Llevo casi 20 años llevando a clase mi guitarra para ofrecer conciertos o prestarla a los alumnos que quieren aprender, que están aprendiendo, o que ya saben bastante. -Normalmente no soy el único en tocar.- Este curso por ejemplo, el flamenco Christian de 4ºC me pide la guitarra del centro cada vez que me ve y con Álvaro se larga a rumbear pachangas, cosas de Estopa y así. -A mí me parece muy bien y siempre les animo a que hagan ruido organizado. Me parece una forma excelente de canalizar la agresividad y las emociones destructivas. No acierto a justificar ni a explicar la importancia de la música en la educación o formación de los escolares de todas las edades. -Hay cosas que son tan obvias que lo chocante es que alguien pida explicaciones.
Del mismo modo que no me pueden prohibir salir al patio con mi grupo escolar si no molesto a nadie, tampoco pueden prohibirme que toque el Romance Anónimo de Narciso Yepes, la Gimnopédie I de Érik Satie, La Lección para dos Laúdes y una gran cantidad de dúos de Fernando Sor así como otras piezas de música de la llamada clásica. Obras que, al menos para mí, no son fáciles de interpretar y que sin duda me han llevado más de 10.000 horas de ensayos. El provecho de llevar a clase la guitarra, tocarla o acompañar canciones, es incalculable y se extiende a todas mis asignaturas y niveles desde los Valores Éticos de 1º de ESO D (donde he cantado con acompañamiento de guitarra alguna balada larga de Bob Dylan), Filosofía de 1º de Bachillerato e Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato donde contextualizo a los autores mediante piezas musicales: Una Cantiga a Santa María de Alfonso X el Sabio sirve para "ambientar" el momento histórico de santo Tomás o de Guillermo de Ockham. El Renacimiento puede venir expresado por óperas de Monteverdi. La dialéctica de Hegel se ve encarnada en la forma Sonata de su contemporáneo Beethoven y con Nietzsche y Marx entramos en la música de los himnos ya sea Wagner o La Internacional. En Wittgenstein podemos meditar oyendo en silencio la Noche Transfigurada de Arnold Schönberg. -La superficialidad de la filosofía existencialista de Sartre se puede mostrar oyendo el jazz de Django Reinhardt,, Grapelli y Boris Vian que les gustaba. Ortega y Gasset se explica bajo acordes de Albéniz, Falla y Granados. Y en todos estos casos la guitarra -que tiene la virtud de hacernos felices a mí, a Christian, a Álvaro y a la mayoría de los alumnos- así como un buen reproductor de música, resu8ltan indispensables.
Considero como profesor -veterano y clásico a la vez que joven y bien predispuesto al cambio y a la innovación- , que la llamada lección magistral en el aula con pizarra y alumnos sentados en fila -un modelo de enseñanza que hunde sus raíces en la lectio medieval- copiando lo que el profesor apunta o declama, la ulterior memorización de estos materiales y el examen, constituyen un modelo pedagógico nefasto: Tú te callas, copias y te examinas,- resume todo el objetivo y proyecto didáctico de un alumno obediente y dócil que calla, copia y va pasando exámenes.- En este modelo el aula es imprescindible porque en ella se pueden dar clases de alto contenido intelectual con la ayuda del encerado: así por ejemplo, sería inconveniente salir al patio o tocar la guitarra si deseo en una sola sesión de una hora explicar los valores de verdad de las cinco operaciones conectivas de Lógica de Primer Orden. - Por haber dado clases de Lógica en terrazas de un ático sé que ahí es más fácil distraerse que en el aula donde en cambio la posición de sentados-en-los-pupitres y el profe o los compañeros resuelven ejercicios en la pizarra, favorece el aprendizaje-
Pero no siempre clase de pizarra con mucho contenido. Porque si un día tras otro les ametrallo con estándares de Historia de la Filosofía o de Filosofia y Ciudadanía, de Educación Ético-Cívica o incluso de Valores Éticos tal y como figuran en los siniestros Programas Oficiales que nunca me atrevo a enseñarles como si me diera vergüenza transmitirles el lenguaje sumamente vulgar y repugnante de tales documentos...- Si día a día de perfil bajo escribo y escribo pizarras sin apenas mirarles ni hacer una digresión, debate o broma, entonces sí, avanzo -cuando estoy de mal humor es lo que suelo hacer-, pero ellos se cansan de tanto contenido a la media hora y al fin es como si el profesor fuera un actor que se ha quedado solo en el teatro soltando su rollo.
- De ahí la necesidad de salir de la tristeza y del insoportable encierro del aula. Comprendo perfectamente a los chicos que sueñan mirando por la ventana, llenos de añoranza. Cuando nevó en el 2009 recuerdo que detuvimos la clase para admirar el fenómeno. De vez en cuando hay que estar encerrados, lo entiendo. Pero por lo general yo prefiero el ancho campo y vivir al aire libre. De ahí mi necesidad también no como niño-salvaje sino como adulto todavía bastante salvaje, de dormir de vez en cuando en el interior de un bosque donde no llegue ya el ruido de los motores. -O simplemente de jugar al fútbol alguna mañana soleada con mis alumnos en el patio. Considero que jugar al fútbol o hacer el ejercicio de auto-conocimiento de La Balsa , en general: emprender actividades corporales, puede formar parte de los objetivos de la asignatura de Filosofía tanto o más que enseñar escueta y enteca la diferencia entre juicios sintéticos a priori y todos los demás y cosas así. -Pues no se puede enseñar Filosofía sino solo enseñar a filosofar, como dijo Kant. - La Filosofía, -la búsqueda y el amor a la sabiduría- es la maestra de la vida, y no debe permanecer siempre en el compartimento-estanco de las aulas y los aularios sino salir al patio.
No debe siempre ni todos los días adormecerse con el sonsonete monótono de un viejo maestro calvo haciendo en voz alta un análisis sintáctico sino que a veces leerá cantando un poema o les explicará la oposición tesis-antítesis atreviéndome a tocar el primer movimiento en La menor del Claro de Luna y a la vez explicarlo.
- Un día o de vez en cuando una clase-conferencia con pizarra en el aula. Vale. Pero mayormente las clases darlas fuera, sobre todo ahora que viene el buen tiempo y los jóvenes están deseando que les dé el sol en la piel y la música en los oídos y en el alma.
Por eso, y voy concluyendo, quiero reivindicar y defender mi derecho a salir del aula para ejercer mi trabajo de profesor de Filosofía. Reivindico y defiendo como a mi propia vida el uso de la guitarra y de otros instrumentos musicales en clase.
Aprovecho la ocasión también para deshacer un equívoco que se ha difundido: Este blog ethicayphilosophia no contiene narraciones ni descripciones pornográficas ni contenidos "indecorosos" sino, como podrá comprobar cualquiera que quiera echarle un vistazo, materiales diversos tomados de diversas fuentes bibliográficas y de internet pero casi siempre reformulados y estructurados en una redacción original por mí a través de apuntes, resúmenes y anotaciones a lo largo de décadas. Si se compara con una obra de ebanistería, este blog sería una pieza fina cuyo modelado ha llevado años y el concurso de muchas personas.-No es justo que nadie tache de "indecorosos" u "obscenos" sus contenidos sin haber siquiera accedido a este enorme trabajo de investigación filosófica y de divulgación que he desarrollado desde 2013.
Conectando una cosa con otra diré que sueño ese momento hermoso donde tocamos la guitarra al aire libre profesores y alumnos juntos al aire libre en el patio de los olivos del Juan D´Opazo. Los marroquíes golpean la darbuka con acentos alegres de bárbaros norteafricanos. El gitano Gabarre canturrea, guitarrea bastante mal y hasta termina bailando emocionado. Aire libre. Guitarra. Aprendizaje. Libertad. Y no es una utopía: Es lo que hemos hecho a nuestra manera esta mañana feliz del jueves 17 de marzo de 2016, segundo día de la Semana Cultural, y víspera del Viernes de Dolores. Dejo constancia de que fui y fuimos felices porque no estábamos a la sombra, en el interior de las jaulas de los jaularios sino libres en el patio, jugando y mirando el fascinante y siempre deseado juego del fútbol, gritando, jaleando, aplaudiendo y chilloteando rumbas como "No estaba Muerto. Que estaba de Parranda" y similares. -Por eso hemos sido un poco más felices este día soleado tras estos largos 6 meses desde octubre. Por eso. Porque no estábamos encerrados y había música.
Obra de Antoine Watteau que puede ser otra Alegoría de la Música como la de Tiziano : No conozco el título de esta pintura pero parece que Pierrot,- ingenuo payaso de blanco, algo retrasado- , se acerca con su guitarra recolgada en el culo y se acerca con cierta torpeza mientras las señoras del banco comentan entre ellas..., y menean abanicos. Un cuarto personaje, aparte, observa sin intervenir. - Casi se vuelve necesario imaginar el instante siguiente: El momento en que este retrato de grupo deje paso a una nueva composición donde las posiciones y los cuerpos cambien de lugar y de actitud.- Guitarras al aire libre. En este caso en un bello parque antiguo como el Gianícolo de Roma, con grandes copones monumentales y obscuras enramadas moradas donde se insinúa el misterio deforme de los tritones.
A Habiendo preguntado al Inspector de zona adjudicado a mi Instituto si estaba prohibido dar clase en el patio, me respondió prudentemente que no estaba prohibido mientras la actividad estuviese incluida en la Programación de la materia y justificada y no interfiriese con otras actividades como por ejemplo las deportivas. - Viniendo de un hombre como el Inspector Luis-Javier que parece la estampa del funcionario impecable, cumplidor de la Ley hasta subrayarla con rotuladores de tres colores, me pareció una contestación aceptable y me marché a mis labores en el aula pues de momento me estoy absteniendo de trabajar al aire libre.
Antes de nada, me gustaría contar que llevo más de 30 años dando clase, ejerciendo de profesor en diferentes espacios al aire libre: patios, canchas, bancos, gradas, jardines, escaleras, hospitales abandonados y aún sitios más extraños que no merece la pena mencionar.
Cualquier cosa que uno entienda por "dar una clase de Filosofía" lo he venido haciendo: por ejemplo, sentado en el enorme y benéfico algarrobo que había cerca del IES Monterroso de Estepona. En un yate en Ibiza. En arroyos de Ruidera. Y muchas veces en las canchas de deportes cuando venía el buen tiempo. Y una vez -que fue un fracaso- a la manera peripatética: caminando. -Nunca me pareció demasiado conflictivo o subversivo dar la clase en el patio puesto que recordaba de mis estudios de griego que la palabra aula, -en griego aulé o avlí-, significa "patio" pues las clases en la antigüedad se daban en patios y no en habitaciones cerradas.- Jamás me arrepentí de hacer actividades al aire libre con los alumnos. Parecía a veces que como yo en esas situaciones tenía más miedo a la desorganización, a la falta de seriedad, me ponía más serio, y terminábamos trabajando más que en el aula, y con más formalidad.
Dar clase en la calle, en la terraza de un bar de un barrio obrero de Málaga es exponerse naturalmente a la invasión de la vida, a que la vida en torno interfiera en la clase ya que el grupo escolar no permanece aislado de su barrio, de la temperatura de su medio-ambiente social. La madre puede ver lo que el profe hace en clase con su hijo. La clase no es un sancta sanctorum. Un lugar privado y casi secreto. Los centros escolares son centros de aislamiento y hasta de detención obligatoria. Pero no deberían serlo.
-Como experiencia de libertad recuerdo a profesores que en primavera nos sacaban a dar clase al jardín. Don Buenaventura, nuestro encantador maestro de Música, de Religión y de otras cosas: En mayo, con mucho calor y abejorros zumbando bajo el olor dulzón de la higuera nos llevaba a que despertásemos nuestros sentidos entre el aullido desquiciante de 40 flautas.- Es decir, esto de "dar clase fuera" no es tan innovador si ya lo hacía un profesor de primaria de la Sociedad Marianista en un colegio de los años 70 católico y nada innovador.
La experiencia liberadora de dar clase fuera del lugar cerrado de siempre, de salir al campo o al menos al aire libre, justifica por sí sola el hábito inveterado desde los griegos de platicar y de filosofar en círculo en cualquier lugar ameno, rico en fuentes y en verduras. -No recuerdo haberme arrepentido nunca de ceder al impulso natural de los alumnos de querer escapar del espacio llamado "aula" y que en español presenta un triste parecido con la palabra "jaula". Ni siquiera en aquellas ocasiones donde el objetivo didáctico programado no fue alcanzado. Salir al aire libre no es des-estructurarse.
Tiziano, Concierto Campestre.- Laúdes y música al aire libre
B
Tampoco lo es usar la guitarra como herramienta didáctica en la clase de Filosofía: No solo como instrumento de concierto para que los jóvenes estudiantes se vayan familiarizando con los Grandes de la Música que muchas veces desconocen en absoluto, sino que presenta una gran cantidad de posibilidades y transforma por completo la atmósfera o clima de una clase. - Llevo casi 20 años llevando a clase mi guitarra para ofrecer conciertos o prestarla a los alumnos que quieren aprender, que están aprendiendo, o que ya saben bastante. -Normalmente no soy el único en tocar.- Este curso por ejemplo, el flamenco Christian de 4ºC me pide la guitarra del centro cada vez que me ve y con Álvaro se larga a rumbear pachangas, cosas de Estopa y así. -A mí me parece muy bien y siempre les animo a que hagan ruido organizado. Me parece una forma excelente de canalizar la agresividad y las emociones destructivas. No acierto a justificar ni a explicar la importancia de la música en la educación o formación de los escolares de todas las edades. -Hay cosas que son tan obvias que lo chocante es que alguien pida explicaciones.
Del mismo modo que no me pueden prohibir salir al patio con mi grupo escolar si no molesto a nadie, tampoco pueden prohibirme que toque el Romance Anónimo de Narciso Yepes, la Gimnopédie I de Érik Satie, La Lección para dos Laúdes y una gran cantidad de dúos de Fernando Sor así como otras piezas de música de la llamada clásica. Obras que, al menos para mí, no son fáciles de interpretar y que sin duda me han llevado más de 10.000 horas de ensayos. El provecho de llevar a clase la guitarra, tocarla o acompañar canciones, es incalculable y se extiende a todas mis asignaturas y niveles desde los Valores Éticos de 1º de ESO D (donde he cantado con acompañamiento de guitarra alguna balada larga de Bob Dylan), Filosofía de 1º de Bachillerato e Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato donde contextualizo a los autores mediante piezas musicales: Una Cantiga a Santa María de Alfonso X el Sabio sirve para "ambientar" el momento histórico de santo Tomás o de Guillermo de Ockham. El Renacimiento puede venir expresado por óperas de Monteverdi. La dialéctica de Hegel se ve encarnada en la forma Sonata de su contemporáneo Beethoven y con Nietzsche y Marx entramos en la música de los himnos ya sea Wagner o La Internacional. En Wittgenstein podemos meditar oyendo en silencio la Noche Transfigurada de Arnold Schönberg. -La superficialidad de la filosofía existencialista de Sartre se puede mostrar oyendo el jazz de Django Reinhardt,, Grapelli y Boris Vian que les gustaba. Ortega y Gasset se explica bajo acordes de Albéniz, Falla y Granados. Y en todos estos casos la guitarra -que tiene la virtud de hacernos felices a mí, a Christian, a Álvaro y a la mayoría de los alumnos- así como un buen reproductor de música, resu8ltan indispensables.
Considero como profesor -veterano y clásico a la vez que joven y bien predispuesto al cambio y a la innovación- , que la llamada lección magistral en el aula con pizarra y alumnos sentados en fila -un modelo de enseñanza que hunde sus raíces en la lectio medieval- copiando lo que el profesor apunta o declama, la ulterior memorización de estos materiales y el examen, constituyen un modelo pedagógico nefasto: Tú te callas, copias y te examinas,- resume todo el objetivo y proyecto didáctico de un alumno obediente y dócil que calla, copia y va pasando exámenes.- En este modelo el aula es imprescindible porque en ella se pueden dar clases de alto contenido intelectual con la ayuda del encerado: así por ejemplo, sería inconveniente salir al patio o tocar la guitarra si deseo en una sola sesión de una hora explicar los valores de verdad de las cinco operaciones conectivas de Lógica de Primer Orden. - Por haber dado clases de Lógica en terrazas de un ático sé que ahí es más fácil distraerse que en el aula donde en cambio la posición de sentados-en-los-pupitres y el profe o los compañeros resuelven ejercicios en la pizarra, favorece el aprendizaje-
Pero no siempre clase de pizarra con mucho contenido. Porque si un día tras otro les ametrallo con estándares de Historia de la Filosofía o de Filosofia y Ciudadanía, de Educación Ético-Cívica o incluso de Valores Éticos tal y como figuran en los siniestros Programas Oficiales que nunca me atrevo a enseñarles como si me diera vergüenza transmitirles el lenguaje sumamente vulgar y repugnante de tales documentos...- Si día a día de perfil bajo escribo y escribo pizarras sin apenas mirarles ni hacer una digresión, debate o broma, entonces sí, avanzo -cuando estoy de mal humor es lo que suelo hacer-, pero ellos se cansan de tanto contenido a la media hora y al fin es como si el profesor fuera un actor que se ha quedado solo en el teatro soltando su rollo.
- De ahí la necesidad de salir de la tristeza y del insoportable encierro del aula. Comprendo perfectamente a los chicos que sueñan mirando por la ventana, llenos de añoranza. Cuando nevó en el 2009 recuerdo que detuvimos la clase para admirar el fenómeno. De vez en cuando hay que estar encerrados, lo entiendo. Pero por lo general yo prefiero el ancho campo y vivir al aire libre. De ahí mi necesidad también no como niño-salvaje sino como adulto todavía bastante salvaje, de dormir de vez en cuando en el interior de un bosque donde no llegue ya el ruido de los motores. -O simplemente de jugar al fútbol alguna mañana soleada con mis alumnos en el patio. Considero que jugar al fútbol o hacer el ejercicio de auto-conocimiento de La Balsa , en general: emprender actividades corporales, puede formar parte de los objetivos de la asignatura de Filosofía tanto o más que enseñar escueta y enteca la diferencia entre juicios sintéticos a priori y todos los demás y cosas así. -Pues no se puede enseñar Filosofía sino solo enseñar a filosofar, como dijo Kant. - La Filosofía, -la búsqueda y el amor a la sabiduría- es la maestra de la vida, y no debe permanecer siempre en el compartimento-estanco de las aulas y los aularios sino salir al patio.
No debe siempre ni todos los días adormecerse con el sonsonete monótono de un viejo maestro calvo haciendo en voz alta un análisis sintáctico sino que a veces leerá cantando un poema o les explicará la oposición tesis-antítesis atreviéndome a tocar el primer movimiento en La menor del Claro de Luna y a la vez explicarlo.
- Un día o de vez en cuando una clase-conferencia con pizarra en el aula. Vale. Pero mayormente las clases darlas fuera, sobre todo ahora que viene el buen tiempo y los jóvenes están deseando que les dé el sol en la piel y la música en los oídos y en el alma.
Por eso, y voy concluyendo, quiero reivindicar y defender mi derecho a salir del aula para ejercer mi trabajo de profesor de Filosofía. Reivindico y defiendo como a mi propia vida el uso de la guitarra y de otros instrumentos musicales en clase.
Aprovecho la ocasión también para deshacer un equívoco que se ha difundido: Este blog ethicayphilosophia no contiene narraciones ni descripciones pornográficas ni contenidos "indecorosos" sino, como podrá comprobar cualquiera que quiera echarle un vistazo, materiales diversos tomados de diversas fuentes bibliográficas y de internet pero casi siempre reformulados y estructurados en una redacción original por mí a través de apuntes, resúmenes y anotaciones a lo largo de décadas. Si se compara con una obra de ebanistería, este blog sería una pieza fina cuyo modelado ha llevado años y el concurso de muchas personas.-No es justo que nadie tache de "indecorosos" u "obscenos" sus contenidos sin haber siquiera accedido a este enorme trabajo de investigación filosófica y de divulgación que he desarrollado desde 2013.
Conectando una cosa con otra diré que sueño ese momento hermoso donde tocamos la guitarra al aire libre profesores y alumnos juntos al aire libre en el patio de los olivos del Juan D´Opazo. Los marroquíes golpean la darbuka con acentos alegres de bárbaros norteafricanos. El gitano Gabarre canturrea, guitarrea bastante mal y hasta termina bailando emocionado. Aire libre. Guitarra. Aprendizaje. Libertad. Y no es una utopía: Es lo que hemos hecho a nuestra manera esta mañana feliz del jueves 17 de marzo de 2016, segundo día de la Semana Cultural, y víspera del Viernes de Dolores. Dejo constancia de que fui y fuimos felices porque no estábamos a la sombra, en el interior de las jaulas de los jaularios sino libres en el patio, jugando y mirando el fascinante y siempre deseado juego del fútbol, gritando, jaleando, aplaudiendo y chilloteando rumbas como "No estaba Muerto. Que estaba de Parranda" y similares. -Por eso hemos sido un poco más felices este día soleado tras estos largos 6 meses desde octubre. Por eso. Porque no estábamos encerrados y había música.
Obra de Antoine Watteau que puede ser otra Alegoría de la Música como la de Tiziano : No conozco el título de esta pintura pero parece que Pierrot,- ingenuo payaso de blanco, algo retrasado- , se acerca con su guitarra recolgada en el culo y se acerca con cierta torpeza mientras las señoras del banco comentan entre ellas..., y menean abanicos. Un cuarto personaje, aparte, observa sin intervenir. - Casi se vuelve necesario imaginar el instante siguiente: El momento en que este retrato de grupo deje paso a una nueva composición donde las posiciones y los cuerpos cambien de lugar y de actitud.- Guitarras al aire libre. En este caso en un bello parque antiguo como el Gianícolo de Roma, con grandes copones monumentales y obscuras enramadas moradas donde se insinúa el misterio deforme de los tritones.
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