Rafael SANZIO, La Escuela de Atenas (1509-1512)
UN CUADRO FILOSÓFICO: LA ESCUELA DE ATENAS
Santiago
Fernández (*)
1.
RAFAEL Y LAS ESTANCIAS VATICANAS
"El
placer es el principio y el fin de la vida feliz"
Epicuro
Cuando Julio II (1443-1513) (1) fue elegido Papa puso en
marcha un proyecto integral de renovación, que incluía la mejora de sus propias
estancias personales. Ansioso por sustituir los frescos que Pinturicchio había
decorado tan erudita y suntuosamente, para el Papa Alejandro VI, encargó al
arquitecto d’Angelo Bramante (Urbino,1444-1514) la búsqueda de artistas capaces
de acometer con éxito un proyecto de tal envergadura. Bramante, casi sin
pensarlo, le presentó a un famoso vecino suyo y, que ya era reconocido como
gran pintor y dibujante, nos referimos a Rafael Sanzio. Sin perder tiempo el Papa
le ordenó decorar cuatro estancias, escogidas por él mismo, y que a la postre
utilizaría como sus aposentos personales. Para realizar tal trabajo Rafael y
sus discípulos tuvieron que raspar unas pinturas del Quattrocento con que se decoraban dichas estancias y poder así ejecutar el encargo
papal. El trabajo le tuvo ocupado a Rafael unos doce años, desde 1508 hasta
1520, año de su muerte. Las cuatro estancias, llamadas de Rafael, eran parte de
los aposentos situados en el segundo piso del Palacio Pontificio.
LA ESCUELA DE ATENAS
"Se
trata de un homenaje a los saberes de la Antigüedad y del Renacimiento, el
pintor de Urbino
estaba
creando, quizá sin saberlo, todo un manifiesto sobre el Clasicismo". (Alicia Cámara).
Me
enseñaron ese fabuloso dibujo cuando yo tenía quince años. No conocía ni a su
autor
ni las
dimensiones del cuadro, pero era consciente, de alguna manera, que tenía ante
mis
ojos una
obra de gran valor, me impresionó. En un primer acercamiento se podía ver una
bella
composición de personajes vestidos con túnicas y situados bajo una aparente
simetría.
Desconocía
el sentido del cuadro y a los personajes que allí se representaban. Más tarde
me
enteré que
el pintor era del divino Rafael (2).
La
Escuela de Atenas es uno de los conjuntos
más grandiosos de la pintura renacentista. Para la
perspectiva(3) se inspira en el gran
Leonardo, pero la admirable composición de las figuras es
el arte
propio de Rafael. Es un fresco de una gran simetría, los arcos de medio punto
situados
en el
centro, los 58 personajes dispuestos en el cuadro como si quisieran
equilibrarlo, etc. Se
puede
apreciar un sólo punto de fuga que coincide con el centro del arco central.
Además, del
fondo del
cuadro proviene una luz diáfana que en parte ilumina toda la composición.
La
arquitectura renacentista del fresco es un homenaje a su gran amigo Bramante.
Este arquitecto había proyectado una basílica compuesta por amplios salones,
blancos mármoles y una luminosa cúpula con arcadas abiertas al cielo. Los
frescos de Rafael y los proyectos romanos de Bramante celebraban el momento de
mayor esplendor del Renacimiento.
Unos
gruesos muros reciben la enorme bóveda que enmarca las figuras de filósofos y
sabios de la Grecia clásica. En nichos, a los lados del primer arco, están las
estatuas de Apolo y Minerva, referidas a los modelos clásicos. El significado
de las dos figuras se aclara en los bajorrelieves situados debajo: una lucha de
desnudos y Tritón que rapta a una vida, simbolizan la violencia y los deseos
sensuales que dominan la parte inferior del alma humana y deben ser dominados y
guiados por la autoridad de la razón, representada por Apolo; menos
descifrables son las alegorías bajo Minerva, que parecen simbolizar la
actividad de la inteligencia, gobernada por la divinidad. Otras estatuas y
bajorrelieves se entrevén en escorzo en las paredes de la nave. Los medallones
en las pechinas de la cúpula representan a un hombre que alza los ojos y a una
mujer que posa un brazo sobre el globo terrestre.
La Escuela de Atenas(4) trata de reflejar una
idea: el renacer de la Antigüedad y la grandeza
de un
presente triunfante en la Roma de Julio II. En la Escuela de Atenas los grandes
genios
del
Renacimiento encarnan a los sabios de la Antigüedad. Rafael los presenta
escribiendo,
dialogando,
dibujando, filosofando... A la derecha del cuadro podemos distinguir al
sabio
geómetra Euclides, reencarnado en el arquitecto Bramante; está con un compás en
la mano y agachado, como si quisiera comprobar algunas mediciones o quizás
realizar una demostración geométrica, dibuja sobre una tablilla en el suelo. Cerca
de Euclides se encuentran, dialogando, dos grandes personajes: Zoroastro y
Ptolomeo. El primero de ellos es el nombre de un personaje histórico (tal vez
mítico) del que se sabe poco o nada de forma directa, y las pocas referencias a
él están rodeadas de misterio y leyenda, si bien algunas fuentes afirman que
fue un filósofo persa, Zoroastro (Zaratustra), que sostiene en sus manos la esfera
del Universo. Ptolomeo, el matemático y filósofo alejandrino es el segundo
personaje, que tiene en sus manos la esfera terrestre. Cerca de ellos y parece
que mirándonos está el propio Rafael.
Esta mirada
de Rafael es el nexo de unión entre el espacio figurativo y el espectador.
En el
centro de la composición se encuentra Platón, con el Timeo en su mano
izquierda, señalando el cielo con su dedo índice(5). A su lado, Aristóteles,
con la Ética en su mano izquierda. El punto de fuga de la perspectiva está
en la mano de Platón, representado por la figura de Leonardo da Vinci. A la
izquierda se encuentra Sócrates conversando con Alejandro Magno, armado, y
entre ellos se encuentra el historiador, militar y filósofo griego Jenofonte,
junto a ellos, con la mano alzada, se encuentra Esquines, considerado uno de
los discípulos más fieles de Sócrates.
En el
ángulo izquierdo podemos ver a Pitágoras, recostado y escribiendo algo sobre un
pequeño
cuaderno, parece como si copiara del libro que Parménides, coronado de
pámpanos,
tiene
abierto sobre sus rodillas; les observa el filósofo y médico andalusí Averroes.
Situados
a la
izquierda y escribiendo sobre una pequeña columna se encuentran el filósofo
hedonista
Epicuro y
el fundador del estoicismo, Zenón de Citio. Rafael incluye no sólo personajes
antiguos
sino
también se preocupa por mostrarnos algunos de su época. Así el muchacho a
espaldas de
Epicuro es Federico Gonzaga, el joven vestido de blanco tras el grupo de
Pitágoras
es Francesco Maria della Rovere, Zoroastro es tal vez Pietro Bembo, Giovanni Antonio
Bazzi, conocido como El Sodoma, está representado junto a Rafael.
Recostado
en los peldaños, con la escudilla, se encuentra el sabio cínico más cautivante,
Diógenes;
mientras que apoyado en un bloque de mármol, ensimismado en
escribir en
una hoja, se halla el filósofo pesimista Heráclito, que se parece a Miguel
Ángel,
quien estaba pintando por aquellos años la contigua Capilla Sixtina. Heráclito
es una de
las figuras centrales del cuadro, quizás quiera representar la importancia de
Miguel Ángel
al ponerle en una posición tan privilegiada. Es difícil saber la razón
por la que
Rafael identifica a Miguel Ángel con Heráclito, pudiera ser que el sabio
renacentista
desarrolla unos planteamientos en correspondencia con el principio de Heráclito
que
"...la más bella armonía es la que
nace de lo que se encuentra en lucha. Todo se hace
por discordia".
En el
ángulo superior derecho se encuentran tres famosos filósofos de la Antigüedad:
Protágoras,
Parménides y el sofista Zenón de Elea, están observando la escena.
Los dos
grupos de filósofos, los situados a la derecha e izquierda de Platón y
Aristóteles representan, asimismo, la búsqueda de las causas en la filosofía
natural y moral, y éste es sin duda el tema de los grupos reunidos al pie de
Minerva, diosa de la Sabiduría, y Apolo, maestro de la Etica. Con el fresco
Rafael demuestra sus grandes dotes y conocimientos a la hora de concebir las estructuras
y espacios en la variedad de poses de los grupos de filósofos, matemáticos y
astrónomos.
La
arquitectura presente en el fresco ayuda a encuadrar las figuras centrales de
Platón y de
Aristóteles
que se supone que vienen de impartir clases en la Escuela de Atenas,
simbolizando que la búsqueda de las causas primeras y la moral son
complementarias en la existencia humana. Rafael expresa también en esta obra la
concepción propiamente renacentista de la obra artística entendida como
discurso mental, no sólo traducido de forma visible, sino también
como
búsqueda de la “idea”.
Se ha
querido ver en esta pintura una representación de las siete artes liberales. En
el primer plano, a la izquierda: Gramática, Aritmética y Música, a la derecha:
Geometría y Astronomía y en lo alto de la escalinata Retórica y Dialéctica. En definitiva
una continuidad entre el conjunto del saber antiguo y moderno teniendo como
protagonista
al hombre.
http://mv.vatican.va/4_ES/pages/SDR/SDR_00_Main.html
NOTAS
(1) Julio
II ha pasado a la historia como un gran mecenas de las artes. Protegió, entre
otros, a Miguel Ángel, Rafael y Bramante. La
reconstrucción
de la Basílica de San Pedro, se inicia en 1506, bajo su régimen, siendo
terminada en 1626 con el Papa Pablo V.
(2) Rafael
tenía veinticinco años cuando pintó este fresco. Al mismo tiempo, Miguel Angel
estaba decorando la Capilla Sixtina.
Estamos en
un momento crucial del arte del Renacimiento.
(3) La
perspectiva es una forma de representación que fue elaborada en el Quattrocento. Las figuras se van
haciendo escalonadamente
pequeñas en
función de la mirada de quien contempla la representación artística. Se tienen
en cuenta las distancias
relativas
de los personajes y objetos relacionadas con las lineas visuales de los
espectadores.
(4) En
palabras de Vasari: “Rafael fue en la
composición de las historias tan fácil y rápido que competía con la palabra
escrita”. Esta
referencia
aplicable a esta escena donde los gestos, las expresiones o los movimientos de
las figuras están interpretados con
sabiduría,
creando un conjunto dotado de gracia y vitalidad. Los colores son muy variados,
utilizando brillantes tonalidades con
los que
refuerza la personalidad de las figuras y la variedad y monumentalidad del
conjunto. Con esta imagen, Rafael demuestra
la
superación definitiva de los modelos florentinos iniciando su floreciente
periodo romano.
(5) Platón
está apuntando con su dedo índice el cielo, como si señalara lo sublime y lo
ideal de la Teoría de las ideas, mientras que
Aristóteles
señala con su mano lo terrenal, lo pragmático, lo concreto. Como señala el
profesor Pedro Miguel González Urbaneja:
“En los
gestos de ambos filósofos está sintetizada la esencia de sus doctrinas con una
capacidad casi milagrosa de concentrar
en imágenes
simples las más complejas ideas".
http://www.hezkuntza.ejgv.euskadi.net/r43-573/es/contenidos/informacion/dia6_sigma/es_sigma/adjuntos/sigma_29/11_escuela_atenas.pdf
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