T8. OCKHAM Y EL NOMINALISMO


T8. GUILLERMO DE OCKHAM (1280/88-1349) Y EL NOMINALISMO. LA CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA.

 
Imagen de Guillermo de Ockham de un vitraux de un templo en Surrey

SINOPSIS: Ockham y el nominalismo representan la ruptura de la síntesis entre fe cristiana y filosofía griega. -No es un pensador sistemático sino crítico-. Parte del franciscano Juan DUNS ESCOTO (1266-1308). Su crítica conduce a la autonomía de la filosofía y a una cosmología no aristotélica.

 

1. EL AUTOR Y SU MOMENTO HISTÓRICO.

            

       El siglo XIV es el epílogo de la edad media. La época de la peste negra que se llevó la vida de un tercio de la población europea. El comienzo de la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.  El fin de las Cruzadas y de la presencia cristiana en Tierra Santa. La disolución y el martirio de los caballeros del Temple (lo mismo que en el siglo anterior se destruyó a los cátaros gnósticos, asociados a los trovadores y al amor cortés). Se producen asimismo movimientos de revolución popular, como la Jacquerie, contra el poder de los nobles.

 

        En el  XIII había prevalecido la teocracia -el Estado como siervo de la Iglesia y el emperador bajo la vigilancia del Papa- así como la síntesis de Tomás de Aquino entre fe cristiana y filosofía griega. Hacia 1300 se inicia una serie de conflictos entre   el Papa Bonifacio VIII, que  declaró «Dios nos ha situado sobre los reyes y los reinos» (la postura de san Agustín y la de santo Tomás) y   Felipe IV, rey de Francia que le responde : «Su venerable estupidez puede que sepa que no somos el vasallo de nadie en cuestiones temporales» (la posición de Ockham). En septiembre de 1303 el mismo Papa terminará siendo atacado, detenido y abofeteado por orden del rey y muriendo a las pocas semanas de lo que se conoció como Ultraje de Anagni. Debido a estos conflictos la sede papal se trasladará a Aviñón (Francia) desde 1309 a 1377. Luis IV de Baviera -el protector de Ockham- no recibirá la corona imperial, como era costumbre, de manos del Sumo Pontífice.
Sciarra Colonna abofetea al Papa el 7 de septiembre de 1303 en Anagni
 

       En resumen, los protagonistas de la Historia empiezan a ser los grandes Estados nacionales. La autoridad del Emperador y del Papa -la teocracia secular y la espiritual- se hallan en declive. De forma análoga, crece la separación entre filosofía y teología, se rompe la unidad de la edad media y surge el embrión de la edad moderna (individualismo, pluralismo y reforma). A todo este proceso contribuirán los escritos del austero pero combativo fraile que nos ocupa:

 
 Dibujo etiquetado frater Occham iste (Éste es el hermano Occham), de un manuscrito de la Summa Logicae, 1341.

       "Guillermo de Ockham, también Occam, Ockam, o varias otras grafías (en inglés: William of Ockham) (ca. 1280/1288-1349) fue un fraile franciscano y filósofo escolástico inglés, oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, cerca de East Horsley. Como franciscano, Guillermo estuvo dedicado a una vida de pobreza extrema. Ockham murió a causa de la peste negra. Ockham se unió a la Orden Franciscana siendo aún muy joven y fue educado primero en la casa franciscana de Londres y luego en Oxford. No completó sus estudios en Oxford, pero fue durante este periodo y los años inmediatamente siguientes cuando escribió la mayoría de las obras filosóficas y teológicas sobre las que descansa primordialmente su reputación.

 

       "Sus ideas se convirtieron muy pronto en objeto de controversia. Tradicionalmente se ha considerado que fue convocado a Aviñón en 1324 por el Papa Juan XXII acusado de herejía, y pasó cuatro años allí bajo arresto domiciliario mientras sus enseñanzas y escritos eran investigados, si bien esto ha sido recientemente cuestionado. De hecho, pudo haber sido enviado a Aviñón en 1324 para enseñar filosofía en la prestigiosa escuela franciscana, y ganarse así enemigos entre sus competidores académicos, especialmente los seguidores de Tomás de Aquino (que había sido canonizado por Juan XXII un año antes de la llegada de Ockham), alguno de los cuales habría acusado a Ockham de enseñar herejías. Pero hay evidencias de que no fue hasta 1327 cuando fue realmente convocado ante el Papa para responder por los cargos presentados antes por una comisión de expertos (sin representación franciscana), pero ningún arresto domiciliario siguió a este ejercicio, no emitiendo juicio alguno el Papa. Algún tiempo después del 9 de abril de 1328, ante el ruego de Miguel de Cesena, dirigente de la Orden franciscana, Ockham estudió la controversia entre los franciscanos y el Papado sobre la doctrina de la pobreza apostólica, que se había convertido en principal para la doctrina franciscana, pero que era considerada dudosa y posiblemente herética tanto por el Papado como por los dominicos. Ockham concluyó que el Papa Juan XXII era un hereje, posición que defendió más tarde en su obra.

 Avignon pont Saint-Bénezet août 2013.jpg
Puente  de Aviñón (Francia) en su estado actual, es decir,  fuera de uso. Este puente (célebre por su mención en una famosa canción popular) comunicaba la zona dominada por el Papa y la dominada por los reyes de Francia. Su destrucción presenta un simbolismo evidente si se toma en cuenta que el Papa recibe el nombre de Sumo Pontífice (hacedor de puentes) y que Aviñón fue la sede del papado durante el llamado Cisma de Occidente (1378-1417), época en que varios obispos se disputaron la autoridad de la Iglesia católica. En parte tales disputas se debieron a los escritos y al pensamiento de Ockham. 

"Antes de esperar al dictamen sobre la herejía u ortodoxia de su filosofía, Guillermo huyó de Aviñón el 26 de mayo de 1328 dirigiéndose a Pisa con Miguel de Cesena y otros frailes. Finalmente conseguirían la protección del emperador Luis IV de Baviera. [A quien le habría dicho: "O imperator, defende me gladio, et ego defendam te verbo": "Oh, Emperador, Defiéndeme con la espada, que yo te defenderé con la palabra"; habitualmente citado como "Defiéndeme con la espada que yo te defenderé con la pluma"].  Tras su huida de la corte papal, Ockham fue excomulgado, pero su filosofía nunca fue oficialmente condenada. Guillermo pasó gran parte del resto de su vida escribiendo sobre asuntos políticos, incluyendo la autoridad y derechos de los poderes temporal y espiritual. Se convirtió en el líder de un pequeño grupo de disidentes franciscanos en la corte de Luis en 1342, tras la muerte de Miguel de Cesena.

 

 

"Murió el 9 de abril de 1349 en el convento franciscano de Munich, a causa de la peste negra. Fue rehabilitado póstumamente por la Iglesia oficial en 1359".(wikipedia)

 

2. NAVAJA DE OCKHAM o Principio de Economía-:  Ockham parte de un principio de simplificación: "Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem": "No se deben multiplicar los entes innecesariamente" (Cfr. GALILEO: "La naturaleza no hace con muchas cosas lo que puede hacer con pocas"). Con esto rechaza el uso de conceptos superfluos para explicar las cosas. Entre dos explicaciones posibles, siempre será preferible la explicación más sencilla. Por ello Ockham rechazará el concepto de substancia de la escolástica (solo conocemos las propiedades o accidentes de las cosas; no sus esencias) igual que la  diferencia entre entendimiento activo y pasivo de Tomás de Aquino (ya hemos visto que no es fácil de comprender este desdoblamiento de la inteligencia humana establecido en último término por Aristóteles). Para Ockham son nociones artificiales que deben "podarse" tal como eliminamos con una navaja el ramaje inútil de una planta.

 

3. TODO LO QUE EXISTE ES SINGULAR-: Los universales (las esencias o Ideas platónicas) no tienen una existencia real y separada de los individuos singulares. "No hay nada externo al alma (...) que sea universal; porque la imposibilidad de que una cosa externa al alma sea universal  de cualquier modo, es tan grande como la imposibilidad de que el hombre, por cualquier tipo de consideración o bajo cualquier aspecto, sea un asno".  Esto lleva a un énfasis en la observación empírica, es decir, en la atención a los hechos concretos.

 

4. PRIORIDAD DE LA EXPERIENCIA-: El singular solo puede ser conocido por experiencia, es decir: por conocimiento directo o  intuitivo. El verdadero conocimiento consiste en saber si las realidades particulares existen o no existen. La abstracción de conceptos universales (que son solo símbolos creados por nosotros) relaciona ideas pero no nos asegura que estas ideas correspondan a hechos reales. Con esto queda rechazada la concepción del conocimiento de Aristóteles, santo Tomás y la Escolástica. - Es importante destacar que, debido a esta valoración de lo observable, seguidores de Ockham como Juan BURIDÁN (1290-1358)  y Nicolás de ORESME (†1382) plantearon críticas a la cosmología y a la Física aristotélicas en relación al movimiento de proyectiles (teoría del impetus que presagia la ley de la inercia) y al posible movimiento de rotación de la Tierra. Sobre estas desgarraduras del modelo aristotélico-medieval, se construirá cien años más tarde la revolución copernicana (COPÉRNICO 1473-1543). La intención de Ockham y de los nominalistas no era fundar la ciencia moderna sino subrayar la omnipotencia de Dios que no tiene por qué sujetarse a reglas racionales. Es decir su objetivo era teológico. Sin embargo, de forma indirecta contribuyeron a poner las vías hacia el Renacimiento al minar las bases aristotélicas de la Escolástica.

 

5. NOMINALISMO-: Lo universal existe sólo en el alma (en contra del realismo, que afirmaba que las Ideas o esencias existen de forma objetiva). Los conceptos generales son nada más que nombres.  No hay Ideas ejemplares en Dios (universales ante re : antes de la cosa) ni en las cosas (in re) sino sólo post rem (a partir de las cosas): es un acto mental mediante el cual el entendimiento se dirige (intendit ) a una pluralidad de individuos que presentan alguna semejanza, un término que sustituye (supponit, "hace las veces de ") un conjunto. Así, por ejemplo, no existe "La Humanidad" como una naturaleza, o una esencia sino que se trata de un mero nombre común, un signo que expresa el parecido o las semejanzas que vemos entre los individuos humanos, verdaderos objetos del conocimiento.

 

6. VOLUNTARISMO-: Preeminencia de la voluntad sobre la inteligencia,  en Dios y en el hombre. Es más importante el querer que el entender. Así se rompe con el concepto aristotélico del Motor Inmóvil (Dios) como Pensamiento del Pensamiento. Dios no es solo Inteligencia Suprema sino Voluntad, Creación. Por ello las Ideas, las leyes racionales, no limitan su poder: Dios podría ordenar que se le odiase o disponer que dos y dos no fueran igual a cuatro. De ahí, la contingencia absoluta del mundo -su carácter accidental, no-necesario. El mundo, los hechos de la naturaleza no pueden ser deducidos a priori por la razón -tal como hacía santo Tomás-  sino solo comprobados por intuición, por conocimiento experimental (GALILEO más tarde dirá: Dios quiere que leamos el gran libro del mundo). Ninguno de los mandamientos es de ley natural; son producto de una convención divina. Es decir, Dios no los ha querido porque sean buenos y racionales sino que son buenos y racionales porque Dios lo ha querido. Ockham defiende la libertad y el poder absolutos de Dios: la creación no es algo eterno y necesario y el creador no está obligado a seguir un plan racional en la ordenación de la naturaleza. Un Dios que tuviese que seguir unas reglas lógicas no sería omnipotente.

 

7. SEPARACIÓN DE RAZÓN Y FE-: Los artículos de fe solo pueden ser conocidos por la Revelación ya que no pueden ser intuidos o experimentados. Así Ockham descarta los intentos de Agustín o de Aquino de hacer racional el dogma de la Santísima Trinidad: "Que una única esencia simplicísima sea tres personas realmente distintas, es cosa de la que no puede convencerse ninguna razón natural y solo afirma la fe católica, como algo que supera todo sentido, todo intelecto humano y casi toda razón". - No hay intersección entre razón y fe como decía Santo Tomás ni colaboración mutua. Ni siquiera las demostraciones de las 5 vías son más que probables dado que resultan problemáticas tanto la causalidad como la imposibilidad de una serie infinita de causas (Aristóteles creyó en la eternidad del mundo y negó que se pudiera llegar a una primera causa de las generaciones). Tales argumentos no lograrán excluir la duda.  - La fe se justifica por sí misma y no necesita de la razón, que nada puede aportarle. La razón humana debe abandonar la tendencia a demostrar, argumentar y explicar. Así el campo de la fe quedará ensanchado. La tarea del teólogo no consistirá en hacer pasar por razonables las verdades de fe sino en mostrar la insuficiencia de la razón. - Se podría decir que Ockham critica el racionalismo de la Escolástica para dar más espacio a la fe.

 

8. POLÍTICA-: Es partidario de la separación entre Iglesia y Estado,  Emperador y  Papa. Esta separación se fundamenta en el resto de su filosofía: su defensa del individuo como lo único real (todo lo que existe es singular) y en la distinción entre experiencia religiosa y saber racional (separación de razón y fe).  El Papa solo puede tener poder en el terreno espiritual. Por lo demás está al servicio de la comunidad que debe ser libre, pobre y espiritual (franciscanismo). No debe ser un dominator  sino un sirviente de la verdadera Iglesia, es decir de la libre comunidad de fieles, únicos depositarios de la infalibilidad. Por ello critica las riquezas, el autoritarismo, la teocracia y la aristocracia papales. El Papa, igual que el concilio, es falible, se puede equivocar.  Es necesario que la Iglesia se reforme y retorne a la pobreza evangélica.

 

Igual que en el orden moral, también en el político toda ley o regla está sometida a la voluntad omnipotente de Dios, pues de ella deriva y en ella se justifica. Ninguna ley es legítima y digna de ser obedecida si implica contradicción con la voluntad de Dios expresada en la revelación. La revelación -el Evangelio-  es pues el criterio que le guía en su pensamiento político. Si una norma política o las acciones de un gobernante son contrarias a la Biblia (revelación), no tienen por qué ser acatadas.

 

Su pensamiento responde a las disputas contemporáneas en que estuvo envuelta la Santa Sede y a su ruptura oficial con la misma. Esta circunstancia le hacía estar del lado del poder civil que le había amparado (recordemos que huye de la amenaza del Papa y muere en la corte de Luis de Baviera). No tiene necesidad de estar con ningún Papa en concreto, porque en la designación de ninguno consta que se trate de una elección de Dios. Es una cosa que realizan los hombres, que pueden equivocarse, como ha ocurrido -según Ockham- en la elección de Juan XXII y de sus sucesores.

 

El Papa Bonifacio VIII había decretado lo siguiente: "...Existen dos gobiernos, el espiritual y el temporal, y ambos pertenecen a la Iglesia. El uno está en la mano del Papa y el otro en la mano de los reyes; pero los reyes no pueden hacer uso de él más que por la Iglesia, según la orden y con el permiso del Papa. Si el poder temporal se tuerce, debe ser enderezado por el poder espiritual (...) Así pues, declaramos, decimos, decidimos y pronunciamos que es de absoluta necesidad para salvarse, que toda criatura humana esté sometida al pontífice romano". 1302 (bula Unam sanctam). Los escritos de Ockham  denuncian este absolutismo injustificado: "...Algunos consideran que el papa recibió de Cristo una plenitud de poderes que le da derecho a disponer de todas las cosas, tanto en el orden espiritual como en el temporal" (Breviloquium). Rechaza pues la soberanía papal universal defendida por todos los filósofos y teólogos medievales. El evangelio no dice nada sobre la sumisión del poder civil al religioso; la autoridad del Emperador no procede de Dios a través del Papa. Ni es sagrada ni forma parte de un plan providencial para el triunfo de la Iglesia: El imperio romano existió antes que la Iglesia y era legítimo. Hay que eliminar toda dependencia del imperio respecto al papado. Lo que propone Ockham es que el Papa se quede con sus poderes puramente espirituales  y sin poderlos ejercer de un modo absoluto sino solo como cabeza de la comunidad de cristianos.

 

Guillermo de Ockham fundamenta así la secularización del poder civil frente a la pretensión de supremacía de la Santa Sede. De alguna manera abre el camino a la concepción laica de la sociedad moderna.

 

Luis IV de Baviera, emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico entre 1328 y 1347
                                                          Juan XXII Papa 196  entre 1316 y 1334 

TEXTO

 

"Pero me parece que se ha de afirmar que de la potestad regular y ordinaria concedida y prometida a San Pedro y a cada uno de sus sucesores por las palabras de Cristo ya citadas ["lo que atareis en la tierra, quedará atado en el cielo"] se han de exceptuar los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles que de ninguna manera se oponen a las buenas costumbres, al honor de Dios y a la observancia de la ley evangélica [...] Tales derechos existieron antes de la institución explícita de la ley evangélica y pudieron usarse lícitamente. De forma que el Papa no puede en modo alguno alterarlos o disminuirlos de manera regular y ordinaria, sin causa y sin culpa, apoyado en el poder que le fue concedido inmediatamente por Cristo. Y si en la práctica el Papa intenta algo contra ellos [los derechos de los emperadores y reyes], es inmediatamente nulo de derecho. Y si en tal caso dicta sentencia, sería nula por el mismo derecho divino como dada por un juez no propio".

 

Guillermo de OCKHAM, Sobre el gobierno tiránico del Papa. [Trad. P.Rodríguez. Madrid, Tecnos, 2001, pp. 60-61].

 

 

El texto pertenece a la época final de Ockham: entre 1328 y 1349, cuando tras huir de Aviñón y refugiarse en Pisa junto a Luis IV, escribe numerosas obras polémicas de temas religiosos y políticos como el Compendium errorum papae Johannis XXII (Compendio de los errores del papa Juan XXII) .El tema o problema  es la separación de Iglesia y Estado. Las Ideas principales: Los "sucesores de san Pedro" son los Papas cuyos derechos no deben superponerse a los de la autoridad civil (reyes y demás hombres) y si lo hicieran serían ilegítimos ("nulos de derecho"). Se explica esta posición porque ya había poder político antes del Evangelio y porque el gobierno civil no se opone al "honor de Dios" ni al cristianismo. Vigencia: Hoy en día el Estado español -y la mayoría de las naciones modernas- son, según su Constitución, Estados no-confesionales o laicos pero solamente a nivel teórico puesto que, por poner un ejemplo, la asignatura de "Religión Católica" se mantiene en la enseñanza pública como parte del currículo de primaria y secundaria. Y sobre todo por la existencia de numerosas nuevas iglesias y nuevos papas (por ejemplo, lo que se ha dado en llamar "pensamiento políticamente correcto" o "pensamiento único" en Occidente) que pretenden imponer su "potestad regular y ordinaria" a los demás. Es decir, la laicidad -la no interferencia entre asuntos religiosos y civiles- es todavía una utopía. Por otra parte, en algunos países musulmanes y en otras teocracias, las autoridades religiosas son todavía las autoridades políticas. Y lo que ataren en la tierra, quedará atado en el Cielo. Para terminar cabe observar que el Papa actual lleva el nombre de Francisco en honor de san Francisco de Asís fundador de la orden mendicante a la que perteneció Ockham. En repetidas ocasiones el Sumo Pontífice ha manifestado -no solo mediante palabras sino también mediante gestos- su intención de que la Iglesia vuelva a sus orígenes y se convierta en una asociación para los pobres.

 

FUENTE principal: Giovanni REALE y Dario ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, tomo I: Antigüedad y Edad Media, ed. Herder, 1988 (19831)

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