VIDA, PROCESO Y MUERTE DE SÒCRATES


VIDA, PROCESO, Y MUERTE  DE SÓCRATES.
EL INTELECTUALISMO MORAL.

 
Busto de Sócrates (470-399 a-C-)

        

         Nació en 470 a.C.,  al final de las  guerras médicas (entre Grecia y Persia). Hijo de un escultor y de una comadrona, a quien debe el arte de la mayéutica. Es el  Siglo de Pericles: Edad de Oro de las artes y de la filosofía en Atenas así como del florecimiento de la democracia: se reconstruye la Acrópolis; Fidias, Mirón y Policleto crean sus esculturas; Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes escriben sus obras teatrales; Heródoto y Tucídides sus crónicas  históricas.

 

         Su mujer Jantipa aparece en los diálogos de Platón como mujer de mal carácter y despectiva con el filósofo.
 
 
Un libro de emblemas muestra una ilustración de Jantipa vaciando un orinal sobre Sócrates, de Emblemata Horatiana ilustrado por Otho Vaenius 1607 (wikipedia)

 

 

         En la guerra su comportamiento fue ejemplar: en Potidea (432 a.C.) salva a Alcibíades, que habría de convertirse en un protagonista de la guerra del Peloponeso y en un enemigo de la democracia. En la batalla de Delión (424 a.C.) a Jenofonte.

          

         Aunque en general se abstuvo de participar en política, sus escasas actuaciones fueron en contra del sentir de la mayoría: Así,  defendió a los generales que no recogieron los  cadáveres de los soldados en la batalla naval de Arginusas (406 a.C.) que fueron finalmente condenados a muerte aunque vencieron, y se negó a colaborar con el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos, lo que pudo costarle la vida si no hubiese caído este gobierno.

        

         Las fuentes - el comediógrafo Aristóteles, el historiador Jenofonte y el filósofo Platón (ya que Sócrates no escribió nada)- lo describen como persona con gran capacidad de autocontrol, resistencia física, vestir modesto o desaliñado, rechoncho, de ojos saltones y aspecto de sátiro.

 

Sátiros o silenos a los que según Platón se parecía Sócrates

 

         Sócrates se habría dedicado a deambular por las plazas y mercados de Atenas dialogando con los ciudadanos comunes y cuestionando sus convicciones y su forma de vida. Estas conversaciones públicas solían girar en torno a temas morales: si la virtud es enseñable, qué es la justicia, qué es la valentía o la verdadera piedad. Como el lema de Sócrates era "Solo sé que no sé nada",  no presumía de ser un maestro sino un tábano (un insecto incordiante).

 

         Esta práctica mayéutica -es decir, destinada a que el interlocutor dé a luz por sí mismo la verdad ya presente en su interior gracias a la asistencia al parto del preguntón Sócrates- fue motivada -según recoge Platón en su Apología de Sócrates- por la respuesta de la pitonisa en el  óraculo de Delfos ante la consulta de Querofonte, su amigo.  La adivina declaró que no había nadie más sabio que Sócrates lo que llevó a éste a realizar una encuesta entre los que consideraba personas con mayor conocimiento: los políticos, los poetas  y los artesanos. El resultado de esta indagación fue el siguiente: Los políticos en realidad tampoco sabían pero se lo tenían creído de manera que eran más ignorantes que él, pues al menos Sócrates era consciente de su ignorancia; los poetas cuando eran arrebatados por las musas, poseían un conocimiento superior pero no el resto del tiempo; los artesanos dominaban un cierto arte y en él eran doctos pero eso no significaba que fuesen sabios  en otras cosas. De modo que el más sabio debía ser Sócrates ya que sabía que no sabía o no ignoraba su propia ignorancia. Lo que Apolo, el dios, a través de la pythia debía haber querido decir con el oráculo, es que la sabiduría humana poco o nada valía pero que el más sabio era aquél que se da cuenta de su ignorancia e intenta remediarla mediante la investigación.

 

SU PROCESO

         A causa de su actividad pública y tras la derrota ateniense en la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.)  Meleto (poeta), Anito (curtidor) y  Licón (orador) abrieron un proceso contra el filósofo con las siguientes acusaciones: 1º) Irreligiosidad o impiedad, 2º) introducción de  nuevos dioses, 3º) corromper a la juventud.

     Probablemente no solo influyó la encuesta de  los supuestos sabios sino el ambiente de denuncias que reinaba en la ciudad tras la guerra:  Critias y Alcibíades -tiranos-  fueron discípulos de Sócrates  quien siempre fue  crítico con la democracia (decía que no escogería por votos o por sorteo  a un carpintero o a su médico).

 

         En su defensa renunció a recibir los servicios de un orador judicial (Lisias) así como a despertar la compasión del tribunal. Decide defenderse él mismo y  expresarse en su lenguaje habitual. Cuenta su vida y se defiende de las  acusaciones: A la primera -habitual denuncia contra los filósofos, ya Anaxágoras había sido condenado al exilio por impiedad por decir que el sol era una esfera de metal incandescente- responde que siempre ha respetado la religión de la ciudad. En cuanto a la introducción de nuevos dioses, se trata de un malentendido pues Sócrates solía repetir que una especie de "genio tutelar" (dáimon) le indicaba de qué acciones debía abstenerse, qué debía evitar hacer; lo que puede interpretarse como que escuchaba la voz de su conciencia. Por último, no podía corromper a los jóvenes ya que él no enseñaba nada y ni siquiera tenía discípulos sino solo amigos junto a los cuales buscaba la verdad.


         En la primera votación es condenado por un escaso margen de votos (281: 220) pero, tras descartar la alternativa del exilio u ostracismo (si no le han aguantado en su patria por qué va a irle mejor en el extranjero), su contrapropuesta - que le alimenten a costa del Estado  en el Pritaneo como a los ganadores de los Juegos Olímpicos- desencadena su condena a muerte por un margen mayor de votos (300:201).

 

         En su discurso final considera  por qué le han sentenciado y se pregunta  quién va a un mejor lugar: si el condenado a muerte o los acusadores que quedan vivos.

 

         Sus amigos le ofrecen sobornar a los carceleros y escapar pero prefiere ser fiel a las leyes de la ciudad aunque le sean adversas y morir como había vivido: en compañía de sus amigos dialogando sobre la inmortalidad y bebiendo la cicuta a la hora indicada como cuenta el diálogo platónico Fedón: La ciudad más justa (Atenas) condenó a muerte al hombre más justo.

 

Jacques-Louis DAVID, La Muerte de Sócrates  (1787)

 

 

 

ACTIVIDADES

1. Haz un esquema de los  principales acontecimientos de la vida de Sócrates.

2. Busca alguna información sobre la Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso.

3. ¿Qué crees que quiso decir Sócrates con su frase "solo sé que no sé nada"?

4. Resume lo que te parezca más importante del proceso de Sócrates.

5. Compara el final de Sócrates con el de Jesús de Nazaret. Expresa tu opinión sobre el final y las actividades del filósofo griego.




EL INTELECTUALISMO MORAL

 

 

   SÓCRATES CONTRA LOS SOFISTAS

 

          De acuerdo con lo que sabemos por su discípulo PLATÓN (427-347 a.C.) el rechazo al relativismo de los sofistas llevó a SÓCRATES (470-399 a.C.)  a la búsqueda de la definición universal que pretendía alcanzar mediante el razonamiento inductivo.

 

          Los sofistas eran pensadores y educadores asociados a la democracia que enseñaban a tener éxito en la vida pública. Así PROTÁGORAS (486/490- 420 a.C.) declaró que "el hombre es la medida de todas las cosas". Es decir, que nuestros conocimientos y valores son relativos. "Pues lo que a cada ciudad (pólis) le parece justo y bello, efectivamente lo es para ella mientras tenga el poder de legislar". Lo que viene a significar que no hay nada bueno, justo o bello en sí mismo sino solo en relación a los gustos y opiniones que establece una comunidad. Lo que viene a ser equivalente a que todas nuestras normas y creencias son producto de una convención o acuerdo.

 

          Además afirmaba que "sobre cualquier tema se pueden mantener con igual valor dos tesis contrarias entre sí". Por ejemplo se podría sostener que la justicia es buena apoyándolo en determinados argumentos como que da a cada uno lo suyo y repara daños; pero también podría decirse que la justicia es mala puesto que siempre perjudica a alguien y no es natural ya que entre los animales el fuerte somete al débil. En conclusión, cualquier idea puede ser defendida si se posee habilidad para escoger un punto de vista favorable y persuadir a los demás.

 

          Esta habilidad es la que tienen los oradores, los políticos y los abogados. Los que triunfan con sus discursos en las asambleas y en los tribunales y pueden hacer del peor argumento el mejor. El sofista GORGIAS (500/497-392/389 a.C.) llegó a demostrar tres tesis que en principio parecen indefendibles y mutuamente contradictorias: 1) Nada existe; 2) si algo existiera sería incognoscible; 3) si algo existiera y fuera cognoscible, sería incomunicable. - Es una muestra del eslogan sofista de hacer fuerte el argumento débil.

 

          De modo que para estos filósofos -cuyo pensamiento Platón opone al de Sócrates- no hay verdad o no podemos conocerla. Ni tampoco nada objetivamente bueno, bello o justo sino lo que cada sociedad o pólis establece gracias a un acuerdo o pacto. Esto explica que las leyes y valores cambien de una época a otra y de un país a otro. Lo que ayer era justo, hoy ya no lo es. Lo que es un mérito en Grecia, puede ser un defecto en Persia.

 

          Sócrates -al menos el personaje de los Diálogos de Platón ya que el Sócrates histórico no escribió nada- criticó este relativismo señalando que si llamamos "buenas" a diversas acciones, cualidades o personas concretas es porque tienen algo en común. Es decir, porque de alguna manera poseemos una noción de lo que significa "bueno". Si careciéramos de ella ni siquiera podríamos aplicarla. Lo mismo ocurre en el caso de la justicia, la belleza o de cualquier otra virtud. Para los sofistas estos conceptos no son susceptibles de recibir una definición universal ya que son fruto de una convención: lo que hace que una cosa sea bella y saludable en una comunidad, puede no serlo en otra. Por el contrario, Sócrates está convencido de que lo justo, lo bello y lo bueno -todas las ideas morales- han de ser las mismas para todos los seres humanos y en todas partes y que su definición debe valer de forma universal.  Es contrario al relativismo y partidario de una razón única (o sentido común) presente en cualquier hombre.
 
 

             Mosaico de los Filósofos de Torre Annunziata (Roma) s.I d.C.
   Símbolo y emblema del proceso dialéctico: un círculo de pensadores alejados    de la ciudad tratan de hacerse mejores
personas mediante el diálogo y la investigación

 

          LA DIALÉCTICA

 

          ¿Cómo proceder a esa búsqueda de definiciones universales? Sócrates desarrolló un método basado en el diálogo o confrontación de opiniones a través de una conversación racional. Es la dialéctica. Este método constaba de dos fases: la ironía que supone el reconocimiento de nuestra ignorancia y también  un cierto matiz de burla pues, en la práctica, el irónico Sócrates desenmascaraba a los falsos sabios mediante su implacable lógica y les obligaba a confesar que no sabían lo que creían saber. La ironía es una falsa modestia gracias a la cual el que interroga pide con ingenuidad que le instruyan hasta que al final se revela que el supuesto maestro tampoco sabe nada de estos temas morales o relacionados con la vida feliz y libre.

 

          El segundo paso es el examen de casos concretos para llegar a una generalización (razonamiento inductivo). Así, si el tema es por ejemplo la amistad, los participantes en la discusión traerán a colación ejemplos de personas que evidentemente encarnan esta virtud o dirán qué rasgos creen que manifiestan los verdaderos amigos. Si el tema es la belleza, se examinará qué tienen en común un rostro bello, un cuerpo bello, un bello gesto o una bella acción. Como cada una de las determinaciones se somete a crítica,  la búsqueda de una razón común se parece a una carrera de obstáculos: los que superen más vallas, serán los mejores. A cada una de las definiciones se les va poniendo pegas de manera que vayan mejorando y afinándose. El proceso dialéctico irá progresando desde definiciones más incompletas o más inadecuadas a definiciones más completas o adecuadas.-El tránsito desde los casos particulares o ejemplos concretos hasta la definición o ley general es lo que se conoce como inducción.

 

          Sin embargo lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón ningún caballo llega a la meta, o sea: nunca se alcanza una definición universal. Esto es coherente con el "solo sé que no sé nada". Como el saber humano -a diferencia del de los dioses- es limitado, no podemos llegar a una verdad última y absoluta sino solamente acercarnos.  -Esta falta de resultados puede parecer desconcertante: ¿Para qué tanto esfuerzo dialéctico si no conseguimos lo que nos habíamos propuesto?

 

          La respuesta de Sócrates es que al menos nos habremos acercado, no seremos sabios del todo (como los dioses) pero sí menos ignorantes ya que a través de la discusión y del razonamiento nos habremos liberado de conceptos erróneos y de la presunción de tener las cosas claras. Es mejor indagar que engañarse a uno mismo.

 

 

          EL INTELECTUALISMO MORAL

 

          Pero toda esta búsqueda no presenta solo un carácter teórico sino práctico. De hecho las cuestiones que aborda el filósofo no son temas de la naturaleza como "qué es el mar" o "en qué consiste el fuego". Ni tampoco de tipo técnico como "de qué manera se fabrica un buen arco". Sino que siempre trata de problemas morales, de problemas relacionados con el comportamiento humano y la mejor forma de vivir: Así, en qué consiste la valentía, la amistad, el amor verdadero, qué hace a los hombres virtuosos o sabios, qué es la piedad o cómo sería una sociedad justa.

 

          Sócrates buscaba definiciones porque estaba convencido de que nos ayudaban a ser mejores. El conocimiento, incompleto y relativo, que proporciona el diálogo nos ayuda a dirigir mejor nuestra vida.  Quien piensa correctamente, actúa correctamente. O dicho de otra manera: La virtud consiste en saber y el mal es ignorancia. Del mismo modo que en la técnicas artesanales o productivas para ser un buen zapatero es necesario saber qué es un buen zapato o para ser un sastre excelente es preciso tener una noción previa de lo que define a un buen traje, para llevar bien la propia vida -saber práctico- hace falta investigar el bien. No será un amigo verdadero el que no se haya planteado la naturaleza de la amistad ni podrá impartir justicia el que no haya reflexionado sobre ella. Hasta para ser valiente será conveniente comprender el concepto de valentía. De lo contrario, alguien acertará por casualidad, alguna vez,  pero no de forma sistemática.

 

          Sócrates, como era habitual en la cultura griega, no cree que uno sea bueno y útil a los demás simplemente por poseer "buen corazón", por ajustarse a unas normas o mandamientos o  por estar tocado por un don del cielo. Es necesario razonar, reflexionar o comprender. Por ello a su teoría ética se la ha etiquetado como intelectualismo o racionalismo moral en contraposición a otras doctrinas que ponen el peso de la acción correcta en las emociones más que en la inteligencia.

 

          Se le ha reprochado un exceso de fe en la razón pues sostiene que nadie hace el mal a conciencia, que nadie hace el mal por puro amor al mal. Sócrates cree en algo parecido a lo que dice Jesucristo: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen". Solo hace el mal el que ignora el bien. Es imposible ver el bien y no ser arrastrado por él. No hay malvados sino ignorantes. Esto sin embargo hay que saber entenderlo:

 

          La virtud consiste en resistir los impulsos particulares, que son egoístas, para seguir los mandamientos universales de la razón. Hacer el mal es seguir un bien particular y aparente en contra de un bien real y universal. De hecho, el que llamamos criminal o malvado busca un fin deseable o un bien para sí mismo. Pero a largo plazo las consecuencias de su acción se vuelven contra él y le dañan. Si pudiera contemplar todas las implicaciones emocionales y sociales de su conducta, no querría reincidir. A menos que estuviese loco o enfermo. Y la pasión o la locura son formas de ceguera moral o ignorancia.

 

          De ahí que los criminales no deban ser, según Sócrates, castigados sino reeducados. Las cárceles deben ser sustituidas por colegios donde se enseñe que la virtud es el máximo bien individual y social. Que aquello que nos hace buenos es también lo que nos hace felices, honrados y justos. Sin embargo este tipo de virtud no es enseñable como copia de unas normas o patrones externos al estilo de los Diez Mandamientos. Sino como una mayéutica que inicie a cada uno en la búsqueda. La virtud es útil para el individuo: le da paz consigo mismo y es provechosa para la sociedad porque es justicia y proporcionalidad y evita los conflictos sociales. "Jamás hay que hacer el mal ni siquiera para devolverlo pues no se peca contra el que te daña sino contra las leyes".

 

          Se puede afirmar que Sócrates -que pasa por ser el fundador de la Ética- cumplió con sus ideas hasta la muerte, que su vida fue coherente con su pensamiento. Para él la felicidad no estaba en los resultados sino en la misma acción. La esencia del hombre no era el cuerpo sino su alma. Y el cuidado del alma es la filosofía. El hombre no es cuerpo sino que se sirve del cuerpo como de un instrumento. La riqueza, la fama, el poder, los bienes exteriores no valen por sí mismos sino solo en función del alma y de su perfeccionamiento. El autodominio ( enkrateia),- el control de uno mismo cuando se está sometido a la presión de los impulsos y pasiones o de los estados de placer, dolor o cansancio, ese auto-control que el mismo Sócrates, según sus contemporáneos demostró a lo largo de su vida-  el dominio de la animalidad por la racionalidad, es la excelencia  o virtud propia del ser humano.

 

          Por ello, aunque pudo haber evitado fácilmente su condena a muerte renegando de lo que había sido su misión como filósofo, prefirió conservar su integridad moral y hacer caso de su conciencia. " No es a mí a quien condenáis sino a vosotros mismos" (Platón, Apología de Sócrates).

 

 

ACTIVIDADES

 

1. Resume las tesis relativistas de los sofistas en tus propios términos. ¿Estás de acuerdo con ellas? ¿Por qué?

 

2. ¿Cuál es la postura de Sócrates frente al relativismo? ¿Qué opinas tú? Razona la respuesta.

 

3. Desarrolla con tus compañeros un diálogo socrático sobre la definición de algún concepto moral (por ejemplo: la amistad, la lealtad, la templanza, la generosidad, el verdadero amor, la valentía, la justicia, etc.) y anota los diversos ejemplos de los que partís, la discusión u objeciones y las definiciones cada vez más adecuadas que alcanzáis.-¿Habéis agotado el tema? ¿Crees que ha servido de algo dialogar?

 

4. Pon ejemplos de oficios artesanales o saberes productivos donde sea necesario tener un concepto previo para hacer las cosas bien.

 

5. Haz una lista de comportamientos que te parezcan malvados y analiza si se deben o no la ignorancia o a la falta de conciencia.

 

6. ¿Estás más de acuerdo con la teoría del buen o del mal corazón o con el intelectualismo moral de Sócrates? Razona la respuesta.

 

7. Comenta las siguientes frases aclarándolas y expresando tu parecer: "Es imposible ver el bien y no ser arrastrado por él". "De hecho, el que llamamos criminal o malvado busca un fin deseable o un bien para sí mismo. Pero a largo plazo las consecuencias de su acción se vuelven contra él y le dañan. Si pudiera contemplar todas las implicaciones emocionales y sociales de su conducta, no querría reincidir".

 

8. ¿Estás de acuerdo en que la cárcel debe servir para rehabilitar a los presos? ¿Estás de acuerdo en que los malvados no deben ser castigados sino reeducados? Razona la respuesta.

 

         



e  

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA DE LAS IDEAS ÉTICAS: EL RENACIMIENTO

SEMBLANZAS III CASTANEDA

HFIL: TEMA 4. ARISTÓTELES