SEMBLANZAS VII. JOSÉ MANUEL
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La decisión de tomar a una persona real y conocida no solo a través de sus libros o de sus enseñanzas, desafía abiertamente el criterio de la Inspección Educativa de mi zona que considera punible el hecho de que un profesor "aloje apuntes en un blog privado". En clara rebeldía contra semejante criterio considero que tengo derecho a publicar lo que se me antoje y donde se me antoje ya que a nadie se le obliga a leerme. La mezcla de lo escolar y de lo autobiográfico, de información y de opiniones, de contenidos "objetivos" o científicos y de experiencias y tomas de postura personales me parece necesaria y la mejor base para que la enseñanza no sea aburrida ni dogmática. No creo que en ningún documento legal de ninguna normativa autonómica o nacional se prohíba a los docentes expresar sus opiniones de palabra o por escrito. Lo que debe estar prohibido es manipular de cualquier modo a los alumnos.
Considero a José Manuel uno de mis amigos más valiosos. No digo "uno de mis mejores amigos", puesto que no lo sé ni pienso detenerme a componer una jerarquía entre los amigos y amigas que han marcado mi vida. ¿De qué sirve clasificar a los amigos en categorías? -Y además,... ya ni siquiera creo en la amistad. Al menos no espero tanto ni la idealizo como hacía en mi adolescencia. Sí, precisamente esa edad que José Manuel recién ha abandonado (aunque desde los 17 parecía ya tener 37).
(...)
SEMBLANZAS VII .
JOSÉ MANUEL
NOTA ACLARATORIA
Con la presente
semblanza, la séptima, pasamos de los libros a la vida y de los héroes a los
humanos de carne y hueso. - Es decir, este es el primer retrato de alguien a
quien conozco personalmente que incluyo en esta sección y bajo esta etiqueta. Y
tras haber recibido no solo el consentimiento sino hasta el ánimo del mismo
retratado.
La decisión de tomar a una persona real y conocida no solo a través de sus libros o de sus enseñanzas, desafía abiertamente el criterio de la Inspección Educativa de mi zona que considera punible el hecho de que un profesor "aloje apuntes en un blog privado". En clara rebeldía contra semejante criterio considero que tengo derecho a publicar lo que se me antoje y donde se me antoje ya que a nadie se le obliga a leerme. La mezcla de lo escolar y de lo autobiográfico, de información y de opiniones, de contenidos "objetivos" o científicos y de experiencias y tomas de postura personales me parece necesaria y la mejor base para que la enseñanza no sea aburrida ni dogmática. No creo que en ningún documento legal de ninguna normativa autonómica o nacional se prohíba a los docentes expresar sus opiniones de palabra o por escrito. Lo que debe estar prohibido es manipular de cualquier modo a los alumnos.
Considero a José Manuel uno de mis amigos más valiosos. No digo "uno de mis mejores amigos", puesto que no lo sé ni pienso detenerme a componer una jerarquía entre los amigos y amigas que han marcado mi vida. ¿De qué sirve clasificar a los amigos en categorías? -Y además,... ya ni siquiera creo en la amistad. Al menos no espero tanto ni la idealizo como hacía en mi adolescencia. Sí, precisamente esa edad que José Manuel recién ha abandonado (aunque desde los 17 parecía ya tener 37).
Una vez hice
una lista, hace no muchos años, y llegué a la conclusión de que tenía solo dos
o tres amigos, como mucho, incluyendo a mi gato Blue (que al final se marchó).
Lo que sí puedo
asegurar es que valoro mucho y me siento orgulloso de mantener alguna relación
de confianza con este Hércules judeo-manchego. En el momento en que escribí
este boceto insuficiente, todavía no me había dado cuenta de hasta qué punto
este joven insólito ejercía una virtud poco frecuente: Me refiero a la
paciencia.
Llevado a
extremos inhumanos por el abajo firmante, agredido con un coche que se saltaba
los semáforos en rojo en su epopeya etílica, arrastrado a las cloacas de la
críptica Mainake, sobresaltado por los continuos incidentes y amagos de
violencia, finalmente abandonado en una ciudad extraña,... José Manuel tuvo más
paciencia que el santo Job para no mandarme a la mierda al día siguiente.- Está
escrito que el Reino de los Cielos es para los pacientes y para los humildes.
Por estas cosas
admiro y quiero a José Manuel y le dedico esta semblanza esperando que le guste.
A día de hoy, después de esa noche en blanco de sábado con la que le obsequié
-con el objetivo de presentarle un calidoscopio breve pero significativo de
todas las posibilidades infernales que presenta la ciudad milenaria de Málaga-,
solo le he visto por casualidad un día en Ciudad Real: Yo entraba por la calle
de la Mata en coche y él iba andando; terminamos tomándonos un café en el
Torreón. -Otra vez pude comprobar que me hallaba ante un verdadero caballero o
tal vez una especie de santo, en todo caso una persona que aún no está
endurecida y puede tolerarle a un amigo una "noche toledana" -o noche
plagada de sucesos, encuentros, conmociones y peligros; noche orientada al
objetivo didáctico de presentar en breves trazos una panorámica diabólica de la
ciudad.
- Por eso te quiero y creo en ti. Y ojalá te vengas
p´al Sur.
... Pero
de Gonzalo y de querido Fran
ya he escrito semblanzas,
hijitos. Mientras que de José Manuel, que la solicita desde hace tiempo,
no. De hecho, es lo que vengo de redactar ahora mismo, una especie de
poema-relato sobre Fran, una especie de semblanza bastante
angustiosa... (-La gente cree que los novelistas, los personajes de papel, los
hombres de letras llevamos una vida apasionante sin darse cuenta de que el día a día del escritor consiste en largas
horas sentado a su mesa de estudio, en la posición del escriba, hecho un 4,
fumando lo indecible y echando humo por las orejas. ¿Qué es lo que tiene de
bueno?-)
Recuerdo
que nuestro "primer encuentro real" -es decir, a solas- se desarrolló
un 21 de diciembre de 2009: Hacía mucho frío y ningún membrillo había venido a
la cinta transportadora aquella mañana ya casi navideña. Copos de nieve cubrían
el pueblo de un silencio y de una inactividad conmovedores. No se oía un motor
en muchos kilómetros a la redonda. Y aunque yo pasaba por una de las épocas
peores de mi vida, casi era imposible no creer en Dios si en el fondo de tu
corazón sentías un poco la Navidad, la nobleza del gran álamo blanco, el
heroísmo sin causa de las gatas, los dones del invierno, y todo eso.
No había venido nadie salvo el
membrillo llamado José Manuel. Era ese tipo de membrillo obstinado,
obsesivo, voluntarioso, casi anal, cabezón o tenaz según se prefiera, en cualquier
caso con la testuz de un toro. Era esa clase de candidato a los exámenes
finales de membrillos superiores y saporizados, uno de esos que no se pierde un
examen ni una fase, que no falta nunca, ni siquiera cuando hay permiso para
faltar.
Admirando su aplicación y
preguntándome qué hacer con aquel novillo descarriado de los membrillos, le
propuse tomar un café fuera de la Fábrica.- Debo decir que muchos destos
jóvenes dulces de membrillo son capaces de entrar a un bar y tomar café a sus
17 años. José
Manuel lo hacía perfectamente.
Una vez sentados en los taburetes de
aquella sucia y obscura taberna, José Manuel tomó la palabra y ya no la
abandonó en una hora. Yo tenía sueño y frío y hambre y sensación de debilidad y
de ninguna manera la energía de aquel membrillo post-adolescente. -La verdad es
que me disgustaba hasta su nombre. No me caía nada bien. -Pero como estaba
deprimido, exaltado y a la vez exhausto, le escuché vagamente hablarme del
pueblo y de sus personales vivencias políticas. Al cabo de 15 minutos decidí que José Manuel me caía simpático y
que tal vez pudiésemos llegar a ser amigos. (- En mi profesión es natural que los modeladores se hagan amigos
de los membrillos y viceversa.-)
Aquel encuentro a las 8 y media de un
21 de diciembre con el espantoso gorgorito de fondo de los castratti de San Ildefonso cantando el Gordo, aquel primer vis à vis con José Manuel me dejó turulato
para el resto de las Navidades:
-No puedo presumir de haber bebido y
absorbido sus palabras una a una ni de
recordarlas con exactitud; a esa hora recién amanecida de los días más
cortos del año, la verdad es que yo estoy como para pocos esfuerzos mentales: Estoy
medio dormido, medio sonámbulo, y le escucho a medias -sindicatos, Iglesia, ayuntamiento, Foro Cívico, concejal del PP amigo
suyo, plenos municipales, orígenes
judíos de Gonz. De la Al. , Trastorno Afectivo Estacional, etc...- pero es
fácil reconocer que estoy ante un joven membrillo inteligente, bien informado y
bien estructurado: Me está dando una
soberana paliza mientras intento disimular que tiemblo de frío y de hambre: Me
está contando en esencia los intríngulis más obscuros del pueblo, su cara
oculta. No sé por qué cada vez que algún lugareño coge confianza conmigo, me
acaba confesando que el pueblo es muchísimo más infernal de lo que yo me había
imaginado.
Y yo se lo agradezco y le admiro por
informarme. Se puede decir cualquier cosa de José
Manuel menos que sea un joven membrillo iluso que viva en los
mundos de Yupi. Todo lo contrario: Tiene 17 años pero parece que tuviera 37.
Parece un señor serio e hiper-responsable. Sus ideas y puntos de vista también
son los de un ciudadano sensato y conservador de 50 ó 60 años. Todas sus tomas
de postura coinciden sin variación con la llamada derecha sociológica o
"derecha demográfica". El hecho de que todavía a día de hoy se enfade
tanto si los amigos se lo recordamos -que es "un poco" de derechas- ,
no hace más que confirmar nuestra hipótesis. José Manuel es tan auténtico que
solo de pensar que le confunden con uno de derechas, se pone enfermo y lo pasa
realmente mal.
Creo que, en cuanto duerma unas horitas o me conforte un poco, hasta podría hacerme amigo de este José Manuel al que no había
hasta ahora tomado en cuenta y que, la verdad, me desagradaba un poco quizás porque como
membrillo escribe bastante mal, o tal vez por su innegable popularidad (ha sido
elegido Delegado de su clase de membrillos curso tras curso). Alguien tan
perfecto, tan concienciado, tan comprometido, tan auto-disciplinado, tan
idealista, me daba un poco de yu-yu. -Pero al final no tenía más remedio que
reconocerle sus méritos. Fue él quien me buscó a mí. No sé por qué. Era como
Pachón: que veía en mí no sé qué sabiduría milenaria y quería sacármela. Pues
muy bien. José
Manuel no tenía ni idea de los terrenos en los que se estaba
metiendo. - Al igual que Pachón
algunos años atrás en Vieja Ciudad Costera del Extremo Sur de Europa, José Manuel
a través del anhelado contacto conmigo empezaría a cambiar y degradarse como
víctima de una enfermedad crónica. -Al igual que las mujeres que insistían en
ser mis novias, adelgazaban y se convertían en sombras de lo que fueron.
En cuanto regresamos a nuestro centro
de trabajo (la Fábrica), me llama el Señor Director. El Señor Director no es
muy alto pero tiene el olfato de un zorro, vista de lince y oídos por todas
partes. Se entera de las cosas no solo en directo sino antes de que ocurran. A
las diez de la mañana mi Director, Maroto,
ya se ha enterado de que yo... (material auto-biográfico omitido)... 16 horas antes. Es inútil
negarlo porque Maroto presenta una avalancha, un verdadero ejército de
informantes: La última la más desconcertante: Su propia hija que vive en Berlín pero que se ha enterado de mi peripecia a través de twiter y se lo
reporta a su padre.- Comprendo que las redes están incendiadas y recorren desde
el pueblo el mundo y luego del mundo regresan las ondas al pueblo.
A las 9.35 ya se ha enterado de que he salido del centro con
un membrillo menor de edad desde las 8 y 36 (aprox.) hasta las 9.34 h., cosa
que no está autorizada y podría acarrearme una sanción. "Falta leve. O sea, bonito suspensión firme
de empleo y sueldo por tres meses. ¿Qué me dices ahora, bonito?", me
acosa el Jefe de Estudios Don Ramón.- "Joder,
tíos, no me jodáis ahora", les digo sabiendo que estoy ante mis jefes
pero que también son un poco mis amigos: "Que me vais a detraer el sueldo por tan poca cosa... Mirad que yo y mi
mujer nos quedamos con una mano delante y otra atrás".- Sabía que esta
última expresión les iba a tocar la fibra, pero en un rapto de inspiración hice
un gesto danzante bastante soez que les obligó a reírse:
Maroto
esbozó un gesto indefinible que significaba "yo hago la vista gorda si es por eso" pero también era algo
más profundo, algo así como un gesto de olvido, de perdón y de dejar pasar el
instante. Como veterano delantero-centro, saeta rubia, Maroto conservaba a sus años
una agilidad facial sorprendente: fue capaz de unir en una sola mímica esos
cuatro gestos.-Respiré aliviado: Papi Maroto solía amenazar pero luego había
que tocarle mucho las pelotas para que te pusiera una sanción económica; papi
Maroto solía perdonármelas.
"Porque somos buenos, bonito, porque hemos sido demasiado buenos... Que
si no, te metíamos un informe de
Directiva y luego un Expediente Equis que te cagas y no vuelves a entrar en la
Función Pública en la puta vida. Como lo oyes", me acosaba Don Ramón
amariconadísimo y en exceso pegado a mis pantalones. Yo le sonreía como si
fuese la Reina del Marabú y me escurría por la puerta del Despacho del
Director, - el despacho donde el intento de humillaciones memorables que no
consiguieron su objetivo , despacho del Señor Director donde el lenguaje de la
sanción y el horrendo zumbido del silencio con ordenador interpuesto, el
despacho de las acusaciones y los choques, con su platito de caramelos para la
garganta y su horrenda pintura castellano-manchega a todo color. Bendito
despacho.
Bendita Fábrica. -Tuvo que ser un
movimiento de vanagloria el que precipitó mi caída cuando en apariencia todo
funcionaba bien y me sonreía a mí y a los míos la Fortuna. Un descuido en la
minuciosa contabilidad del karma y te descarrías. Estoy seguro de que mi error
fue aquel instante en la terraza al empezar la primavera del 2011, cuando me
dije que llevaba más de 20 años cantando el mamtram,
recordando a Krishna y que aunque era un devoto pésimo e inconstante, al menos
era pertinaz en mi bhakti. Fue pensar
eso -que estaba bendecido, que era un favorito de Krishna- y todo empezar a precipitarse...
Hubo un encadenamiento de episodios de
violencia física:
(material auto-biográfico omitido)
8º) Quedaba
con José
Manuel, el Bueno, el Noble, el Honrado, el Perfeto. Me ponía de los nervios. Pero no podía evitar quedar con
él de vez en cuando. Su contumacia, su nobleza, se lo merecían. -Debo sumarle
como otro número en el cómputo de incidentes de violencia pues en cierta manera
era violento no dejar esta vez que José Manuel se adueñase de la palabra sino
como en un hechizo ágil, desde el primer momento tomarle por sorpresa y a lo
largo de un paseo largo irle hipnotizando con palabras y razones al verbal y
razonable José Manuel, todavía me caía un poco mal, todavía me quedaba una
cierta tendencia a faltarle el respeto. Y eso es violencia: Al final terminaba
desafiándole en El Pande a una partida de ajedrez donde le arrollaba con tanta
rapidez y contundencia como si hubiese jugado con un niño de 7 años. El candor
de José Manuel asustado al jugar al ajedrez conmigo -su Modelador- me conmovió.
Pobre membrillo.-Más adelante, ya era 2015, estábamos José Manuel y yo solos
bajo las estrellas, en la penumbra cómoda de la terraza de San Isidro, la
terraza es casi mayor que el resto de la casa. En nuestra terraza tenemos 17
variedades distintas de adelfos, un naranjo, un olivo, aloe, potos, claveles, rosales, geranios,
lavanda, romero, jazmines, cactus y otros vegetales. - La Luna, Seleni de vario
nombre, surca la bóveda del cielo directamente sobre nuestras cabezas, Es
evidente que gracias a este baño de Luna nos volvemos 20 veces más sabios, más
silenciosos, más afectuosos,... más sabios.-
-(José Manuel a aquellas horas de la noche de julio
consideraba necesario o pertinente confesarme las zonas obscuras de su corazón,
zonas obscuras, cavernas e intimidades que no desvelaré aquí.- Para mí era
evidente que estaba enamorado.- Pero él no se daba cuenta.- Durante al menos
otras tres ó cuatro horas José Manuel el Honrado, el Racional, el Perfecto
estuvo deambulando en un monólogo obsesivo sobre una tal M., joven mujer por
la que yo empecé a concebir una enorme animadversión sin haberla visto nunca,
tan solo por lo que me contaba de ella José Manuel: era una pija estúpida que
humillaba y menospreciaba a mi Noble Amigo. No me hacía falta más para
detestarla sin conocerla. Estaba seguro, al mismo tiempo, de que la tal M.
sería atractiva; hasta su nombre sonaba bien. Tal vez la M. de José Manuel
oliera bien...
Extraído de la novela-memorias inédita LA MUERTE DEL POETA : Javier Lumbreras Herrero
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